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Los hermanos Chiaramelo transformaron un problema en una oportunidad y se consolidaron como matarifes abastecedores de carne Holando

Fuente: Bichos de Campo 01/11/2024 23:18:51 hs

Cuando una década atrás el margen del negocio agrícola en campo arrendado comenzó a disminuir, los hermanos Chiaramelo incrementaron la escala del feedlot presente en el establecimiento familiar para engordar machos comprados a los tambos presentes en la zona. Durante un buen tiempo el corral funcionó bien. Pero los números de negocio luego comenzaron a

Cuando una década atrás el margen del negocio agrícola en campo arrendado comenzó a disminuir, los hermanos Chiaramelo incrementaron la escala del feedlot presente en el establecimiento familiar para engordar machos comprados a los tambos presentes en la zona. Durante un buen tiempo el corral funcionó bien. Pero los números de negocio luego comenzaron a naufragar debido al incremento sustancial de los costos de alimentación combinados con un planchazo del valor de la hacienda como producto de las intervenciones oficiales.

Cuando surgió la posibilidad de comprar un camión térmico con un pequeño circuito de reparto establecido, los Chiaramelo evaluaron la posibilidad de dar un paso más en la cadena de valor. Fue así como decidieron asociarse con un carnicero para comenzar a operar juntos como matarife faenador y distribuidor de carne proveniente de la hacienda engordada en el feedlot.

“Faenamos en un frigorífico que se encuentra cerca del feedlot y distribuimos medias reses en los pueblos aledaños”, apunta Mariano, quien integra junto a su hermanos Ariel y Martín el CREA Centro Oeste Santafesino (región Santa Fe Centro). “Nuestro socio se dedica a la comercialización del producto, mientras que nosotros nos encargamos de la administración de la SRL”, añade.

Los terneros overos ingresan al feedlot –que tiene una capacidad total de 3000 cabezas– con un peso del orden de 180 kilogramos para salir con 370 a 380 kilos. Se engordan en un plazo de cinco a seis meses –incluyendo un período de adaptación de 20 a 30 días– con una dieta que se compone de grano de soja, picado fino de maíz –ambos de propia producción–, grano de maíz –adquirido mayormente en la zona–, suplemento vitamínico y urea.

Parte de lo producido se comercializa en la empresa propia y otro tanto se distribuye a otros matarifes. También realizan ventas a frigoríficos exportadores. “Los frigoríficos exportadores están comprando animales más livianos y, sin modificar el sistema productivo, esa alternativa comercial se emplea cuando los valores resultan atractivos”, señala en un artículo publicado por Contenidos CREA.

“Entre nuestros clientes, algunos carniceros conocen que se trata de carne Holando y otros no, pero todos pueden apreciar que ofrecemos una calidad homogénea y constante durante todo el año. La calidad de la carne Holando se destaca por un excelente marmoreado y terneza”, añade.

Mariano explica que la clave del sistema consiste en realizar una producción acorde a las particularidades de la genética Holando, lo que implica diseñar una dieta apropiada e implementar un protocolo sanitario estricto. “El Holando suele tener mayores complicaciones respiratorias respecto de otras razas, para lo cual es fundamental estar atentos y hacer un monitoreo constante del rodeo”.

Cuentan con un protocolo sanitario diseñado por Carlos Margineda, especialista del INTA Marcos Juárez, por medio del cual, a partir de una recorrida diaria, es factible detectar animales enfermos con anticipación suficiente. El índice de mortandad se ubica en el 2,4%.

Con el crecimiento de la escala y la diversificación de actividades productivas –también cuentan con una planta de acopio pequeña que funciona como patio de comida para integrar las raciones– surgió la necesidad de implementar un programa de gestión contable y una plataforma, desarrollada por la empresa argentina Hook, para relevar de manera sistemática y en línea registros en el feedlot.

“La gestión de la información es tan importante como estar presentes todos los días para verificar la formulación y distribución de las raciones, hacer lectura de comederos y evaluar del estado sanitario de la hacienda; contamos con un equipo muy preparado y los hermanos trabajamos activamente en la diaria”, explica Mariano.

Tanto en campo propio como arrendado hacer maíz sobre maíz fertilizado con los residuos del feedlot, los cuales se distribuyen tal cual a razón de 30 toneladas por hectárea. “Contamos con niveles de materia orgánica y fósforo muy elevados en función de los estándares presentes en la zona y los rendimientos logrados en maíz son espectaculares”.

¿Y la chicharrita? En la última campaña el maíz temprano no resultó afectado en la zona por el achaparramiento del maíz, mientras que, en lo que respecta al tardío, al usar un híbrido con genética tropical pudieron lograr buenos rendimientos.

El consumo de carne descendió fuerte en diciembre y estuvo planchado hasta mediados de año para posteriormente comenzar a recuperarse de manera paulatina en el segundo semestre del año. Si bien el volumen comercializado es inferior al registrado el año pasado, el negocio, medido en moneda dura, es mucho más atractivo debido a la apreciación del peso argentino.

“La integración es posible y necesaria para medianas escalas. Cuando se avanza en la cadena de valor, el precio recibido se establece en el mercado en función de la calidad del producto ofrecido, dado que el contacto con el eslabón final, el consumidor, es mucho más directo”, comenta el empresario santafesino.

Mariano señala que el hecho de avanzar en la cadena de valor permite generar un aprendizaje único al detectar qué características de lo producido en el campo (manejo + alimentación) son las más valoradas por los consumidores, logrando así un círculo virtuoso de conocimiento que se retroalimenta de manera constante.

“Se aprende mucho en la comercialización, de manera que se está mejor formado e informado para defender el precio de lo que se produce, para aprovechar el movimiento de los precios relativos y para mejorar e integrar el manejo de todo el negocio”, comenta.

“Al comercializar la carne se consigue capturar renta en alguna de las etapas, independientemente del momento del ciclo ganadero en que se encuentre, pero siempre es aconsejable avanzar asociándose con alguien que aporte parte de lo que no se tiene y no se sabe”, agrega.

Así como es conveniente para el empresario ganadero, también lo es para el matarife abastecedor, porque quienes están sólo en el comercio suelen tener dificultades para proveerse de un producto de calidad diferenciada de manera permanente, dado que la variabilidad en la compra de hacienda es inevitable. “En cambio, por medio de una integración, quienes producen lo que venden pueden ofrecer una producto de calidad homogénea, lo que proporciona un valor comercial diferencial”.

Mariano comenta que para emprender una iniciativa orientada a integrarse en la cadena de valor es necesario tener la capacidad de aprender rápido y dedicarse a tiempo completo durante el período inicial. Estar muy motivado –asegura– es el factor clave.

“Es relativamente fácil empezar: se requiere poco capital y es sencillo vender la res entera”, apunta Mariano.“El principal activo que marca la diferencia de las empresas no es la tierra ni el capital, sino el conocimiento en un entorno de cambio permanente. Las oportunidades están disponibles si estamos abiertas a conectarnos, formar redes y aprender”, asegura.

“Al estar integrados en la cadena de valor, podemos contar con mayor información sobre las tendencias y oportunidades de mercado para así poder hacer frente de la mejor manera posible a los cambios de escenarios”, concluye.

La elevada faena de octubre sostuvo el consumo de carne vacuna en 50 kilos anuales por habitante, a pesar del incremento de las exportaciones

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