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“La tecnología iguala oportunidades”: los capitales de riesgo abren el camino del campo hacia la “descomoditización”

Fuente: Infocampo 14/07/2025 10:28:38 hs

Infocampo dialogó con el empresario Juan Cabrera, líder de la firma Xperiment. Críticas al “juego de suma cero” y ponderación de la tecnología en el sector: “Iguala oportunidades”.

Para Juan Cabrera, empresario argentino que se formó en Estados Unidos y cultivó su perfil de emprendedor ligado al mundo agropecuario, encontrar un lugar en el mundo tecnológico no se trata de algo económico, únicamente.

La tecnología, per se, iguala oportunidades. No tiene un costo prohibitivo para poder empezar. Si querés la barrera que hay es cuántas ganas tenés de hacerlo. Básicamente es coraje y conocimiento”, planteó en una charla con Infocampo.

Cabrera fue parte de uno de los paneles de la última edición de Argentina Visión 2040. Allí brindó un panorama de lo que observa alguien desde el mundo del capital de riesgo vinculado a la tecnología aplicada a la agroindustria.

Su empresa Xperiment, nacida en el país luego de su regreso en 2015 luego de haber vivido 4 años en Silicon Valley, es el paraguas que contempla en su cobertura a unas 15 firmas más: 14 de ellas son argentinas y la restante es brasileña.

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“Yo me dediqué toda la vida a tecnología. Emprendí en una compañía de servicios en desarrollo de software, que hoy en Argentina se llama Global Logic, la cual arranqué en el año 2010. Básicamente mi rol era sentarme con CEO’s de compañías, o de líderes que buscaban transformarlas hacia algo más digital en aquella primera ola de transformación digital en corporaciones y en startups, sobre todo a nivel global”, recordó.

EL ALCANCE REAL DE LA TECNOLOGÍA

-¿Cómo se hace para acercar al mundo tecnológico a productores a los que tal vez “no les da la escala” para invertir en tecnología?
-Podés ser un productor pequeño, pero incorporar tecnología para desarrollar tu negocio. Obviamente el impacto de la tecnología a una escala de tierras grandes será a la vez más grande, pero porcentualmente es lo mismo. Entonces, la tecnología es una herramienta que permite tener en claro que lo que tenemos que tratar de hacer es sacar máximo provecho de ello.

-¿Cómo se consigue eso?
-Más allá del optimismo, tenemos un 33% de retenciones en cultivos como la soja, donde más del 60% de lo que se recauda son impuestos. Por eso, en el ciclo en el que estamos hoy en Argentina la pregunta es “¿cómo se la se ingenia productor?” Sobre todo el más pequeño. La tecnología es una gran aliada para eso, como por ejemplo en la reducción de costos. Las de aplicación variables de fertilizantes o herbicidas te permiten lograr ahorros significativos del orden superior al 70%.

-¿Existe una brecha de conocimiento en la aplicación y expansión tecnológica?
-Totalmente. La gran fricción en la adopción de tecnología es la inercia, seguir haciendo las cosas como las hacíamos antes. Y en un sector donde la vida activa de un productor tiene unas 50 campañas en promedio, ese productor tampoco puede arriesgar demasiado. Porque necesita el resultado y sobre todo con los márgenes estrechos que tiene hoy este negocio, por lo cual muchas veces entiendo la dicotomía de innovar o no. Si yo innovo, tal vez pierda en vez de ganar, ¿no?. Por eso buscamos ponernos en los zapatos de esos productores.

-¿Cómo sería eso?
-Les decimos “vayan al barro” a las startups que trabajan con nosotros. Recomendamos eso y en lo personal estoy rodeado de productores y busco escucharlos todo el tiempo. Pero del otro lado, la otra cara de esa moneda es que también puede haber muchos mejores resultados aunque no necesariamente lleguen de la noche a la mañana.

-¿Hay cosas como empresario que te atemoricen de la Argentina?
-Nada. Creo que no tenemos que tener miedo. Me considero un maximalista de la tecnología y creo que la herramienta y nosotros somos uno, con lo cual el dominio de la tecnología para aplicar a un problema es casi nuestra forma de ser. Así concibo la vida y el miedo no entra en esa ecuación.

-¿Y los productores con los que te relacionás?
-Creo que tampoco. A veces podemos preguntarnos por qué un productor vuelve a hacer una campaña cuando probablemente su ecuación “no le dé”. Pero trata de salir adelante. ¿Qué otra cosa va a hacer? Es lo que hace, es quien es. Entonces es muy difícil a veces separar eso al mismo tiempo que uno que tiene que tener el interés y la capacidad de entrenarse en estas herramientas, de adoptarlas, de ver con quiénes las producen para mejorarlas, porque hay una gran deuda ahí también ya que la tecnología no es perfecta. Pero sí está en condiciones hoy de poder ser adoptada y de generar un beneficio en el negocio.

MERCADOS DE CARBONO

-A menudo, productores y entidades deslizan y critican que los avances en la descarbonización de las economías y producciones agropecuarias es una imposición que llega desde el Exterior. ¿Cómo ves esa dinámica?
-Sacando lo que por ahí pueden ser barreras paraarancelarias, nuestra mirada es que el futuro de la agricultura está en la producción diferenciada. Muchos mercados compradores van a empezar a diferenciar dentro de no mucho más no qué se produce, sino cómo se produce. Y ese cómo uno lo puede demostrar si digitaliza su producción: dejar registro para uno mismo y para quien consume qué productos aplicó. Y básicamente todo eso permite una conexión entre el productor y el consumidor que hoy está desconectado. Una de las cosas de las que tenemos que recuperarnos es esta idea de que el siguiente eslabón de la cadena trabaja en “contra mío” en vez de “conmigo”. Hay mucho más para hacer en este modelo asociativo de trabajar en conjunto para dar un mejor resultado al cliente final. Te quedás afuera de la góndola sino.

-¿Y cuál es el camino? ¿Cuál es el método?
-Nosotros no queremos ponernos la discusión de si eso está bien o está mal. Es lo que existe, es la realidad que hay hoy en día. Tenemos una de startup que está haciendo la medición de huella, una medición de punta a punta, donde el productor tiene sus datos cargados en su sistema de gestión. Obviamente estos son productores masificados, son productores de gran escala que tienen su sistema de gestión y allí vuelcan toda la dinámica de producción. Nosotros, vía autorización de ellos, tomamos esa información y hacemos todo el cálculo y le permitimos acceder a una prima. Entonces, básicamente por lo que ya hizo, está recibiendo una prima. Y a partir de ahí empieza en un proceso de aprendizaje donde empieza a decir, ¿dónde soy más efectivo? Porque ese producto que yo estoy sacando hoy básicamente es un “pasa, no pasa”. Pero mañana ya va a ser “cuánto”, o “cuán eficiente” soy en el impacto en mi en mi producción. Ese acuerdo va a ser entre el consumidor y el productor a través de la tecnología.

-¿Y cuánto de toda esta explicación en detalle que me acabas de dar, ¿cuánto te cuesta trasladársela al productor?
-Hay un desafío enorme.

-Porque más allá de lo que describís como un mecanismo, se trata de una producción a cielo abierto.
-Totalmente. Pero la manera de bajarlo al productor ese que vos decís, el que opera su negocio casi de manera personal, es simplificar el mensaje. Nuestro programa escaló desde medio millón de hectáreas a, si Dios quiere, tres millones de hectáreas para este año. Es el programa de huella más grande del mundo.

-Así como podemos decir que todo lo que es mercados de carbono y monetización es una realidad, ya no tanto algo únicamente del futuro…
-(interrumpe) Totalmente. Es el hoy.

-¿Entonces, qué es lo que viene?
-¿Qué es lo que viene? Puede ser en varios aspectos. En lo que tiene que ver con la comercialización del producido vemos una dinámica de mercados que llamamos la “descomoditización” del commodity. Hoy producimos a nivel extensivo soja, maíz, trigo, girasol. Y eso se procesa muchas veces en Argentina, pero otras veces no tanto, la mayoría de las veces se usa para producir harina o aceite. De hecho Argentina es un gran exportador de eso y básicamente todo el complejo de exportación agroindustrial se apoya en eso. Yo creo que vamos hacia el hecho de hacer productos que conecten con quienes los consumen, ya sea un productor de cerdos en Polonia o alguien que hace pasta en Italia y te va a pedir un producto más más personalizado. Por ejemplo el italiano puede querer más proteína en su harina. Se puede establecer una asociación donde, básicamente, lo que hay es un acuerdo de compra y de cómo se va a producir o de ciertas reglas de producción. Y una prima.

-¿Qué efectos traería eso?
-Que yo ya no estaré sembrando un commodity que tiene un precio en una pizarra, sino que estoy produciendo algo que alguien ya de antemano contrató, y que va que va a consumir, con lo cual bajás el riesgo comercial de esa comercialización y al precio indicado, con una prima.

-A los periodistas a veces nos toca usar un poco la cuña: no sé si a los dirigentes de las Bolsas donde se establecen los precios de referencia eso les guste mucho.
-¿Por qué no? Yo creo que el mercado de los commodities seguirá siendo el factor dominante. Acá de lo que estamos hablando es de esa concepción que probablemente sea la más errónea en el agro: la del juego de “suma cero”. No ha sido nunca un juego de suma cero. Desde que ponés la semilla en la tierra, no solo va para arriba, sino genera cientos de semillas. Es el secreto no contado de la agricultura, ¿no? Es la verdad oculta, a simple vista. Vos ponés una semilla y esa semilla se multiplica. O sea, yo creo que en esto va a ser lo mismo. El mercado de commodities básico se puede seguir expandiendo y van a ser estos nuevos mercados que son mercados diferenciados. Obviamente la competencia va a estar por la tierra, pero todavía hay métodos de producción y expansión territorial con los que se puede lograr para producir estos cultivos o específicamente nuevas variedades que hoy no conocemos.

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