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Estabilidad, crédito y dolarización: el equilibrio que definirá el rumbo del agro

Fuente: Infocampo 13/10/2025 07:41:58 hs

¿Es posible sembrar confianza en una economía que aún no resuelve cómo financiar al que produce? En un país donde casi todo se piensa en dólares pero se produce en pesos, el agro vuelve a ser el termómetro de la política económica.

Por Lisandro Pacioni – Economista y CEO de Malevo

En la Argentina, hablar de estabilidad económica es casi una rareza. Después de años de desorden fiscal, emisión descontrolada y desconfianza acumulada, el nuevo Gobierno eligió el camino más difícil: poner la casa en orden antes de pensar en crecer.

La tarea que encabeza el ministro de Economía, Luis Caputo, no es menor. En pocos meses logró estabilizar el tipo de cambio, reducir la inflación mensual y recuperar cierta previsibilidad. En un país acostumbrado al caos, eso ya es una señal potente.

Sin embargo, toda estabilización tiene un costo, y hoy ese costo se siente en el sistema financiero. El Gobierno optó por utilizar al crédito como ancla cambiaria, aplicando una combinación de herramientas que, en los hechos, actúan como un freno sobre la circulación del dinero.

LA POLÍTICA DE CONTROL MONETARIO DISFRAZADA DE PRUDENCIA

Cuando se aumentan las tasas pasivas, los bancos absorben más depósitos y retienen pesos que, de otro modo, irían al dólar o al consumo. Al mismo tiempo, al subir los encajes bancarios, se reduce la cantidad de dinero disponible para prestar.

Y si, además, se limita la expansión del crédito, se corta la transmisión del multiplicador monetario. En conjunto, estas medidas frenan la demanda de divisas y moderan la presión sobre el tipo de cambio.

Es un esquema de control cambiario indirecto, más elegante y técnico que las viejas restricciones, pero con el mismo efecto inmediato: menos pesos circulando, menos demanda de dólares. En el corto plazo, el resultado es estabilidad.

Pero si se prolonga demasiado, el riesgo es otro: asfixiar la economía real, especialmente al agro, que vive del financiamiento de campaña.

EL CRÉDITO, MÁS QUE UN INSTRUMENTO FINANCIERO

Pero en el campo, el crédito no es una opción: es el oxígeno del sistema. Desde la siembra hasta la cosecha, cada etapa depende de financiamiento. Cuando el crédito se corta o se encarece, sobre todo en un escenario con los márgenes históricos por el suelo, la producción cae. Es inevitable, es matemático.

El equilibrio que busca el Gobierno es delicado: estabilizar sin paralizar. Y en ese sentido, el desafío de los próximos meses será reencender el crédito productivo sin perder el orden fiscal ni la confianza cambiaria.

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EL ATAJO TENTADOR: LA DOLARIZACIÓN

En este contexto, vuelve a aparecer una idea que divide opiniones pero que refleja una aspiración común: dolarizar la economía.

Para muchos, sería el atajo más rápido hacia la estabilidad definitiva. En el agro, la lógica es clara: casi todos los contratos, desde arrendamientos hasta insumos, ya se piensan en dólares. Una dolarización formal eliminaría la volatilidad del peso y permitiría proyectar flujos en una moneda estable.

Además, podría abrir el acceso a crédito internacional en mejores condiciones, con tasas más bajas y plazos más largos. Para los productores, significaría planificar con reglas previsibles y costos claros.

Claro que no hay soluciones sin costos: la transición sería compleja. Dolarizar implica redefinir pasivos, contratos y depósitos. Pero lo cierto es que la demanda de estabilidad ya está dolarizada, aun sin decreto.

El desafío es institucionalizar esa tendencia sin desarticular el sistema financiero ni perder herramientas de política económica.

ESTABILIDAD, CRÉDITO Y CONFIANZA

La estrategia del equipo económico tiene un orden lógico: primero estabilizar, después desregular y finalmente permitir que el crédito vuelva a fluir.

En ese sentido, la disciplina monetaria no es el enemigo del crecimiento, sino su condición previa. Pero el crédito -bien diseñado- no amenaza la estabilidad: la potencia.

El campo, una vez más, será el termómetro. Si logra acceder a financiamiento competitivo y sostener la inversión, la estabilidad podrá transformarse en crecimiento real. Si el crédito sigue ausente, la calma será pasajera.

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La Argentina ya dio el primer paso: recuperar el orden. El segundo, igual de importante, será convertir la estabilidad en confianza y la confianza en crédito.

La clave es cómo: desde el gobierno devolviéndole las herramientas al sistema bancario para reactivar el crédito productivo a tasas competitivas. Y para el productor, aprendiendo a buscar la rentabilidad en producir mejor (y no en ventajas cambiarias en forma de compra de insumos).

O sea, ajustarnos a trabajar en un escenario de estabilidad, entre el Estado, el sistema bancario y el sector productivo en conjunto.

Solo así la economía podrá salir del círculo vicioso del corto plazo y empezar a construir, sobre bases firmes, una etapa de desarrollo sostenido.

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