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El centeno, al servicio de proteger el suelo: en el semiárido puntano, redujo hasta 88% la erosión

Fuente: Infocampo 02/12/2025 15:55:14 hs

Un estudio de INTA y la Universidad Nacional de San Luis demostró el potencial del centeno para proteger el suelo en ambientes semiáridos: redujo hasta un 75% la erosión hídrica y un 88% la eólica. Claves de manejo, resultados y desafíos para su adopción.

El centeno dejó de ser una curiosidad en los sistemas productivos semiáridos para convertirse en una herramienta estratégica.

Investigadores del INTA y la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) evaluaron su desempeño como cultivo de servicio entre 2021 y 2023, en un establecimiento cercano a Villa Mercedes, bajo siembra directa y con soja como cultivo antecesor.

El resultado fue contundente: donde hubo centeno, la erosión se redujo drásticamente, aun en lotes con pendiente y bajo condiciones de lluvia y viento propias del semiárido.

“Los cultivos de servicio son una herramienta eficaz para complementar la siembra directa y controlar la erosión en ambientes semiáridos”, aseguró Pablo Peralta, becario doctoral Conicet-INTA, uno de los responsables del trabajo.

EL CENTENO, AL SERVICIO DEL SUELO

Los ensayos compararon parcelas con y sin cultivos de servicio para medir el impacto de las lluvias y el viento sobre la pérdida de suelo.

Los datos mostraron que el centeno fue capaz de reducir hasta un 75% la erosión hídrica y un 88% la eólica. Además, generó niveles de cobertura que superaron el umbral recomendado para evitar procesos erosivos: 62,5% en 2021 y hasta 78% en 2023.

“Además de reducir la erosión, actúa como trampa de sedimentos y ancla el rastrojo, independientemente de la pendiente del terreno”, explicó Juan Cruz Colazo, investigador del INTA San Luis.

La biomasa aportada fue otra pieza clave: 3.200 kilos de materia seca por hectárea en 2021 y 946 kilos en 2023, cifras que permitieron proteger el suelo incluso en campañas con menor productividad.

LAS CLAVES PARA EL MANEJO DEL CENTENO 

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio fue la importancia del momento de implantación y secado.

“Una siembra temprana permite acumular mayor biomasa aérea y radicular, lo que se traduce en una mejor protección frente a los procesos erosivos”, subrayó Peralta.

Respecto del secado, la fecha óptima se ubicó entre septiembre y octubre, antes de la encañazón, para evitar excesivo consumo de agua y asegurar disponibilidad para el cultivo sucesor.

Los especialistas recomendaron no superar una pérdida de 30 milímetros respecto de un lote sin cobertura y monitorear el contenido hídrico del primer metro del suelo.

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Si bien no se registraron mejoras significativas en la infiltración del agua, el centeno cumplió un rol decisivo como protección física: fijó el rastrojo, capturó sedimentos y atenuó el impacto de la escorrentía.

EL CENTENO, UNA INVERSIÓN SUSTENTABLE

El componente económico, en tanto, presenta matices. Según los investigadores, los beneficios directos son difíciles de cuantificar en el corto plazo, pero la mejora en la calidad del suelo y la estabilidad de los rendimientos lo convierten en una apuesta estratégica.

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El trabajo concluye que la inclusión de cultivos de servicio —y en especial del centeno— constituye una herramienta tecnológica clave para lograr sistemas más sostenibles y resilientes frente a procesos erosivos en regiones semiáridas.

En un contexto donde la degradación avanza y los márgenes son cada vez más ajustados, el centeno gana protagonismo como socio silencioso, pero eficiente, de la producción.

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