Rumbo a la final de Palermo: los secretos de Indiana, la joven veterinaria que cuida caballos de polo
Indiana Trejo Ferrer es una veterinaria que trabaja con "deportistas" de elite: los caballos que juegan en la Triple Corona de polo. En la previa de una nueva final del Abierto Argentino de Palermo, relata los cuidados y alimentación especiales que tienen estos animales.
Al igual que los futbolistas estrellas mundiales como Lionel Messi, Kylian Mbappé o el joven Lamine Yamal, cuyas cotizaciones superan las cinco cifras, en el polo a los caballos hay que cuidarlos como deportistas de elite, porque también valen lo suyo: un animal de los que este fin de semana jugará la final del tradicional Abierto Argentino de Palermo puede costar entre 90.000 y 130.000 euros.
Por eso, del inmenso mundo que hoy rodea a las estrellas de este deporte, el binomio polistas-equinos, los veterinarios son una pieza clave del engranaje. De su trabajo depende, por ejemplo, que un caballo pueda jugar o no el próximo partido.
¿Llega a superar esa lesión? ¿Hay que cambiarle el paquete nutricional post partido? ¿A qué maniobras hay que estar atentos para evitar o reducir lesiones? De todo esto hablamos, a horas de jugarse la final del 132 Abierto Argentino de Polo en Palermo, con Indiana Trejo Ferrer, una joven fueguina de 33 años que hace 5 está inmersa en el mundo de alto hándicap del polo.
LA “DOCTORA” DE LOS CABALLOS DE POLO
“Elegí veterinaria por los caballos”, se confiesa.
Su día arranca generalmente entre 5.30 y 6 AM. Media hora después ya está en la caballeriza, hoy la de Teodoro “Teo” Lacau (del team “Los Machitos”, equipo que jugó el Abierto palermitano), revisa los caballos que haya que revisar, se evalúa su estado de acuerdo a si juegan o jugaron, se hacen vendajes y de ahí parte para otra caballeriza.
Si hay práctica a la tarde seguro pasa de nuevo por el primer campo y en medio están las urgencias. “Sabés cuándo empieza tu día pero no sabés cómo ni dónde termina, porque en una caballeriza podés ver 2 o 10 caballos, capaz pueden ser las 10 de la noche y seguís dando vueltas”, cuenta a Indiana a Infocampo.
-¿Cuál es tu historia vinculada al campo y la ruralidad?
-Soy de Río Grande, Tierra del Fuego. Mi papá tenía oficina de despachante de aduana, mi mamá trabajaba con mi padre. Hasta ahí, cero campo. Pero sí mi abuelo por parte de mamá, Alberto Vicente, tenía vínculo con la ruralidad. A él le gustaban mucho los caballos, de hecho, fue él quien me enseñó a andar a montar. Por otro lado, el papá de una amiga del colegio tenía una estancia y los fines de semana largo me iba a andar a caballo, a trabajar con vacas y hacer esas cosas. Estuve en Tierra del Fuego hasta los 17, cuando me vine a estudiar a Buenos Aires.
Indiana de niña
-¿Identificás algún momento en el que comenzó tu vínculo con los caballos y sentiste, “yo quiero trabajar con ellos”?
-Yo empecé a estudiar veterinaria por los caballos. Mucho me enseñó mi tío, Alberto González, que es maestro de equitación en Campo de Mayo. También fui a una escuela de equitación de campo en Tierra del Fuego y, cuando podía, ayudaba en lo que hubiera que hacer. Recuerdo que cada vez que le pasaba algo a un caballo no podía hacer nada y eso me desesperaba. Por eso siento que empecé la carrera para ayudar a los caballos. Las vacas también me gustan, de hecho, estuve en la cátedra de bovinos de concurrente, pero siempre supe que lo mío iban a ser los caballos.
-¿Sentís con los caballos esa conexión especial que dicen hay con ellos?
-Yo creo que hay una conexión especial con los caballos y sí creo que el caballo es sanador, no sé por qué, pero a mí, acercarme a un caballo cuando estás estresado me tranquiliza, no sé por qué.
–¿Cómo es tu dinámica laboral hoy en plena temporada de alto hándicap?
-Yo empecé con los caballos en “El Overo”, de Lucas Monteverde, y estuve cono cinco años ahí. El año pasado decidí empezar a trabajar independiente. Mientras trabajaba ahí hacía urgencias por Cañuelas y me fueron conociendo. También empecé a atender a Teodoro Lacau, que hoy mi cliente del abierto de polo es él. También tengo otros clientes, uno que hacen salto, otros que hacen cría, y así.
¿CÓMO SE CRÍA Y CUIDA UN CABALLO DE POLO?
-¿Cuáles son los principales desafíos veterinarios que enfrenta al cuidar caballos de polo?
-El principal reto o desafío es que el caballo que es crónico, porque como todo deportista tienen lesiones. Es difícil que un caballo que es jugador sea sano totalmente. A esos que tienen una patología el reto es mantenerlo en su mejor estado atlético posible. Y que no empeore la lesión. Que esté toda la temporada con ese estado. Y también ir tratando las lesiones nuevas. Algo difícil es, para cada partido, decidir si llega o no llega.
-¿Y cómo decidís si juega o no? Porque en medicina, a un paciente le preguntás si le duele, cuándo esfuerzo hizo, cómo se siente.
-Depende las lesiones, porque algunas no acusan dolor hasta que suceden. Por ahí el caballo se siente bien, pero de un día para otro se lesiona. Otras te vienen avisando por dolor o porque el jugador no lo siente bien en algunas maniobras. Muchas veces pasa por el lomo, que por ahí te dice el jugador que se afirma en la boca, o no quiere meter una pata, o empezó a hacer algo con la cabeza. El jugador te va avisando que algo anda mal.
-¿Qué tipo de lesiones son las más frecuentes en los caballos de polo y cómo las previene?
-Las más comunes son de tendones y ligamentos. Y las articulaciones, pero estas últimas no son las más difíciles de tratar. Ligamentos y tendones son los más difíciles de tratar. Trabajan más, son los que sostienen. Esos están en manos -miembro anterior- y pastas- atrás.
-¿Qué cuidados especiales requieren estos caballos en cuanto a alimentación y entrenamiento?
-Nosotros, a partir del año pasado, empezamos a suplementar más en el alimento con micro minerales. Hay un balanceado que tiene de todo, vitamina, minerales y nutrientes, que necesitas sí o sí, pero damos otros minerales que los usan para la contracción muscular y el metabolismo del músculo. Y pre y post partido intento suplementar un poco más porque favorece la recuperación.
-¿Cómo es la recuperación después de un partido?
– Al día siguiente a la mañana los largan a piquetes y caminan. Y a la tarde ya trotan un poco. El tema es que no se pueden sacar mucho de ritmo, no se pueden dejar todo el día de ritmo, porque tampoco es bueno.
-¿Qué avances tecnológicos o tratamientos innovadores se están utilizando actualmente en el ámbito veterinario para caballos de polo?
-En tratamiento y prevención se usa la fisioterapia, radiofrecuencia, shockwave, una onda de choque que es fantástica. Sí es verdad que de los aparatos que hay en Argentina pocos tienen la potencia para el caballo, hay mucho de humanos, pero hay unos de afuera que son muy buenos. También se hace magneto terapia, eso ayuda, dependiendo la lesión, para desinflamar y reducir el dolor. También se trabaja en piletas, que alivianan la carga y les ayuda a sacar masa muscular, porque hacen mucha fuerza. También mejora su capacidad aeróbica.
-¿Tuviste experiencia en otros países? ¿Cómo estamos en Argentina respecto de otros en este tema, salud equina en polo?
-Argentina está muy bien, tiene muy buenos profesionales veterinarios. De hecho, muchos viajan afuera a trabajar y son reconocidos.
-Hoy está todo bastante más deconstruido, de hecho, el polo femenino y mixto recorre el mundo. Pero, ¿cómo te ha ido siendo mujer en un mundo, a priori, bastante masculino?
-A mí me ha ido bien, pero es difícil. Me fue bien porque siempre me gustó el campo, siempre me gustaron las cosas de hombres, por así decirlo, y estuve rodeada de hombres de chica. Y eso me “entrenó” para saber manejarme bastante bien. Por suerte siempre tuve esa herramienta, pero a veces es difícil porque te encontrás con compañeros de trabajo que siguen tirando comentarios que no van o que no respetan tu decisión porque sos mujer. Me ha pasado que si estoy yo y un veterinario, incluso con menos experiencia que yo, les hablan a los veterinarios en vez de a mí.
-¿Se necesita ser fuerte para ser veterinaria de animales grandes como caballos?
-No. Podés trabajar igual, pero a medida que pasan los años el cuerpo te pasa factura, mientras estés más fuerte y entrenada, mejor. Porque no es que hacés fuerza, es más maña que fuerza. Hacés fuerza a veces, pero no es lo más importante del laburo. Es un trabajo que demanda atención y se cansan cuerpo y mente, sobre todo cuando estás en una organización. Pero siempre hay que buscar un lugar para mantenerse activo, ejercitado y poder despejar la cabeza.
-¿Qué es lo que te despeja tu cabeza?
-Hoy, mi ejercicio lo tomo como hobbie, voy al gimnasio, salgo a correr, y eso me despeja.
-¿Qué consejos darías a jóvenes veterinarios/as que quieren especializarse en equinos deportivos?
-Primero que tengan voluntad. Si es algo que les gusta, que lo hagan. Hay mucha gente que por ser mujer te van a decir que no. Que no les importe, que se metan igual si es lo que desean porque se puede. Hoy hay bastante información porque con las redes se pueden hacer más conexiones sin venir del rubro. Donde haya un caballo tiene que haber un veterinario y no tengan miedo o vergüenza de comunicarse con otro veterinario y preguntar todo lo que quieran.
-¿Qué importancia tiene en tu trabajo, la comunicación con los entrenadores y los polistas? ¿Cómo se da esa dinámica?
-Generalmente depende de la organización de donde trabajes, pero cuando más te comuniques con ellos, mejor va a ser. Hay muchas lesiones que se pueden prevenir hablando. Y muchas veces vos tenés que suplementar o sacar algo de la alimentación, y es fundamental comunicarse con el piloto, que es el que ayuda al jugador a decidir los frenos que le ponen o la montada, qué es mejor para esa yegua, es más entrenador, con el jugador y hasta con el petisero. Vas recolectando información que te sirve después cuando vas a atender al caballo.
-¿Cómo te imaginás en 10-20 años? ¿Qué desafíos te propones?
-Mientras me dé el cuero voy a seguir trabajando con caballos de alto hándicap, pero me gustaría viajar a trabajar afuera y en un futuro, una vez que me canse, me gustaría estar en un campo de cría.











