Las experiencias de recuperación de suelos salinos con gramíneas subtropicales en la llanura deprimida de Tucumán
Prácticas demostraron la mejora sustancial de las propiedades físicas–químicas del suelo en función del aumento de la permeabilidad y el drenaje interno, reducción de la compactación superficial por el pisoteo animal e impacto de lluvias, disminución del escurrimiento superficial y de presencia de áreas inundables, reducción en el contenido de sales solubles y el pH e incremento en contenido de materia orgánica en el horizonte superficial.
Durante el VI Congreso de la Red Argentina de Salinidad (VI RAS) que se llevará a cabo en el próximo mes de julio, el Ing. Agr. Dr. Jorge R. Toll Vera, profesor adjunto de la Cátedra de Forrajicultura y Cerealicultura de la Facultad de Agronomía y Zootecnia en la UNT de Tucumán, efectuará una presentación acerca del manejo de la salinidad de suelos en la Llanura Deprimida Salina de Tucumán y Oeste de Santiago del Estero.
Esta región presenta suelos salinos, salinos-sódicos y capa freática salina fluctuante con períodos de anegamiento temporario y/o saturación del perfil durante meses estivo-otoñales que limitan marcadamente la capacidad productiva. La desaparición de la cobertura boscosa trajo implícito un aumento en la escorrentía, ascenso de napas freáticas muchas veces salinas y el afloramiento salino.
Trabajos sobre la cuenca del Río Salí hicieron un ordenamiento de las subcuencas más vulnerables en función de la densidad de drenaje y la pendiente de las mismas. Se desprende que las subcuencas del arroyo Mista, Río Huacra y San Javier son las que mayor vulnerabilidad presentan ante eventos de lluvias intensas. Las dos primeras se caracterizan por tener relieve con poca o nula pendiente, lo que agudiza el proceso de inundación. No existen sistemas de drenajes a nivel de subcuenca para solucionar el problema de los escurrimientos superficiales. También, el libre drenaje de la subcuenca del arroyo Mista es dificultado por la influencia de algunas obras de tipo vial y el infradimensionamiento en el número de alcantarillas sobre rutas. El anegamiento en las áreas planas o deprimidas se produce por simple influencia pluvial y/o elevación de las napas subterráneas.
En Finca La Celina, Depto. Río Hondo, Santiago del Estero, se procedió al análisis de limitantes productivas y al desarrollo de alternativas factibles a nivel predio. El relevamiento fotográfico satelital zonal muestra que los lotes con destino a la recuperación de suelos son los más bajos del establecimiento y conforman un cuello de embudo al paso de escorrentías de aguas provenientes de la cuenca Mista-Viclos (Depto. Leales, Tucumán). Se realizó el relevamiento planialtimétrico, sistematización del movimiento de aguas superficiales (terrazas de base anchas con bordo canal; canales de guardia; canales de drenaje de capa freática) e implantaron pasturas cultivadas (grama Rhodes (Chloris gayana); pasto estrella (Cynodon plectostachyus), trébol blanco de olor (Melilotus alba); como naturales pasto crespo (Trichloris pluriflora) junto al manejo impuesto de alto remanente y diferido (35% del total) permitieron mantener un adecuado nivel de deposición de hojarasca/paja que favoreció la retención de humedad, cobertura de suelo, acumulación de materia orgánica superficial y el rebrote temprano en primavera de los lotes diferidos de las distintas pasturas. Se implementaron sistemas de pastoreo rotativo bovino de alto remanente y diferido otoñal. Se optó por la velocidad de rotación y bajo tiempo de permanencia para maximizar la capacidad productiva. Los sectores más bajos del campo, que originalmente se convertían en un lodazal antes de las obras, se encuentran en plena recuperación con acceso y circulación vehicular a la totalidad de los lotes, aún en la época más húmeda. Estos lotes se destinaron a pastoreo otoñal y primaveral hasta llegada de las lluvias de importancia en el verano. De esta manera, en la época de mayor déficit forrajero contribuyeron a “agrandar la oferta”.
En los sectores agrícolas se implementaron técnicas conservacionistas (siembra directa; rotaciones gramíneas/leguminosas; prácticas de fertilización; cobertura de suelos con cultivos invernales en siembras compactas) tendientes a potenciar la capacidad productiva.
Los suelos evolucionaron favorablemente y al cabo de 15 años mostraron disminución CE de 23 a 7 dS.m-1, aumento del contenido de materia orgánica 2,9 a 3,91% y fijar 100 tn C ha-1 en los primeros 60 cm del perfil. El pasto estrella; los distintos cultivares de grama Rhodes; pasto crespo grande y trébol de olor blanco bajo el manejo impuesto aumentaron en forma progresiva y sostenida la producción de forraje (Kg MS ha-1 año-1), en el tiempo demostrando capacidad para mejorar el ambiente productivo.
El cultivar Callide (4n) fue el de mayor capacidad productiva (11.674 Kg MS ha-1 año-1); los cultivares Top Cut, Fine Cut y Katambora conforman un interesante grupo de comportamiento similar (9.833 a 10.487 Kg MS ha-1 año-1).
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