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“No podemos prescindir del veterinario”

Fuente: Periódico MOTIVAR – Industria Veterinaria – Sanidad Animal 27/09/2019 19:59:25 hs

Con un costo que asciende hasta el 12% de la facturación, para Enrique Smith Estrada, presidente de ACHA, el rol del asesor a campo es fundamental para alcanzar un resultado satisfactorio en los tambos. La entrada “No podemos prescindir del veterinario” se publicó primero en Periódico MOTIVAR - Industria Veterinaria - Sanidad Animal.

Enrique Smith Estrada. “Sale mucho más caro no producir leche, que pagarle a los profesionales”.

Con un costo que asciende hasta el 12% de la facturación, para Enrique Smith Estrada, presidente de ACHA, el rol del asesor a campo es fundamental para alcanzar un resultado satisfactorio en los tambos.

Facundo Sonatti
facundo@motivar.com.ar

En la Argentina de los últimos 10 años hay menos tambos, pero más grandes. Menos vacas, pero más eficientes y una única constante: el estancamiento en la producción de leche. Los 10.000 millones de litros se repiten año a año en el medio de turbulencias locales y externas.
Sin embargo, en el medio de las sucesivas crisis, el desarrollo de la raza Holando Argentino no detuvo su mejoramiento genético de la mano de la Asociación de Criadores Holando Argentino.
En el marco de una sucesión de entrevistas a los principales referentes de las asociaciones de criadores de las principales razas bovinas del país, MOTIVAR visitó al productor agropecuario Enrique Smith Estrada, quien hasta octubre de este año es presidente de ACHA.
“Argentina sigue siendo uno de los primeros cuatro países en materia de tecnología de genética vacuna y en especial en tambo”, dispara Smith Estrada, pero inmediatamente después, advierte: “Todavía hay margen de mejora”.
Para el también productor lechero, en los tambos es más fácil detectar cualquier falla o hacer un seguimiento ante la introducción de una mejora porque al animal se lo visita dos o tres veces por día, en cada ordeñe, a diferencia de las vacas de cría que las ves con suerte una vez cada 15 días.
“Ese seguimiento sumado al genotipo y la cantidad de cromosomas que, en la raza Holando tenemos individualizados -son cerca de 58 versus 10 o 15 de las razas de carne- llevamos más de 10 años de ventaja”, asegura nuestro entrevistado. Y amplía: “En terneros recién nacidos, aquel que tiene sus TPI más altos tiene un valor mayor en pesos”, gráfica Smith Estrada en diálogo con MOTIVAR desde la Recoleta (CABA), donde también evalúa el futuro de las unidades productivas, las actividades de la Asociación y el rol de los asesores en los resultados de la empresa lechera.

Motivar: ¿La lechería local continuará concentrándose en menos manos?

Enrique Smith Estrada: Hay una tendencia mundial de menos tambos cada vez más grandes. Argentina tiene la particularidad de tener las pampas y si bien tenemos un sistema pastoril, nuestro régimen de lluvias impide ir hacia el modelo neozelandés, por lo cual, iremos hacia un sistema semi estabulado pastoril. ¿Por qué no totalmente estabulado? Porque la inversión necesaria es realmente alta.
Además, no tenemos la infraestructura de caminos para el transporte de la mercadería y los alimentos. A su vez, nosotros podemos producir muy buen pasto a un costo menor que el maíz.

¿Cómo está el sector?

La lechería a nivel mundial y la Argentina en particular viene sufriendo sucesivas crisis, algo que se traduce en una producción lineal en cantidad de litros en la última década a pesar que hubo variación de precios de los productos al público y aumentamos la población del país. Cerraron muchísimos tambos a razón de 1.200 por año e incluso cayó el número de vacas. En resumen, hoy tenemos menos tambos, pero más grandes, y con un nivel de producción individual superior a hace solo 10 años, es decir, somos más eficientes.
Se pasó de un promedio de 12 a 24 litros, a partir de una mejora en la genética, la cual marca el potencial productivo de la vaca, pero el mismo está condicionado por factores tales como la nutrición; el bienestar; la sanidad, en especial de la ubre; condiciones climáticas, entre otros.

¿Qué papel juega la sanidad en el esquema productivo?

El costo en materia de sanidad ronda hasta el 12% de la facturación de un establecimiento si se tiene en cuenta los honorarios del profesional. Este último es el que más pesa y su accionar repercute de forma inmediata en el tambo. Por eso no se puede prescindir del veterinario, porque hay que estar siempre cerca del animal.
De lo contrario, ante cualquier síntoma de enfermedad o aplicativo de producto ese animal sale de la ronda de producción y esa leche no se puede poner en el tanque del camión: lo que repercute de inmediato en la facturación diaria de tu negocio.
La solución de los veterinarios debe ser urgente porque sale mucho más caro no producir que pagarle a un profesional.
Siempre conviene llamar al veterinario.

La “Primavera” que tuvimos hasta las PASO se acabó y volveremos a precios de mantenimiento mínimo.

¿Cómo influye el precio en el negocio?

Argentina siempre tuvo dos grandes referentes que marcaban el precio: La Serenísima y SanCor. No había cartelización, pero marcaban una referencia para todas las demás. En los últimos años, a partir de la muerte de Pascual Mastellone y la crisis de SanCor cambiaron los actores, pero el precio de referencia para los tamberos sigue sigue formando de la misma manera.
Quizás antes eran dos grandes jugadores y hoy se divide entre cuatro o cinco, pero del otro lado seguimos atomizados entre 10.000 productores.

¿Cómo impactó la devaluación en el resultado de la actividad?

Ante la coyuntura crítica de las últimas semanas que volvió a deprimir el precio en dólares por litro que cobra el productor en el tambo. Sucede al igual que un gran barco, no se pueden hacer maniobras bruscas porque corres el riesgo de hundimiento.
Hay que tener en cuenta siempre que se cobra a 45 días y estimamos que habrá un precio base para que siga siendo viable el negocio logrando sustentar la compra del alimento que es el principal insumo de los tambos. La “Primavera” que tuvimos hasta las PASO se acabó y volveremos a precios de mantenimiento mínimo.

Tras muchos años de precios de subsistencia, ¿cómo explica que aún haya 10.000 productores?

La actividad lechera no es una actividad donde se puede entrar y salir fácilmente, actúa como un tren que una vez que salió y tomó velocidad no podés andar frenando y acelerando porque las barreras de entrada y salida del negocio son muy altas. Aquel que se fue y quiere volver le resulta muy, pero muy difícil, tanto por la mejora genética de años que se pierde al irte, así como la inversión en infraestructura.

¿Cuántos miembros tiene la Asociación y cuáles son sus principales actividades?

Hay alrededor de 300 socios activos que participan de las funciones de la Asociación, delegando a un centro de directores regionales que conforman el comité ejecutivo.
El tamaño es muy variable y amplio, hay socios con tambos de 150 a 200 vacas y otros con más de un tambo y que pueden sumar hasta 5.000 vacas. La Asociación en cuanto a actividades se centra en el mejoramiento genético de la raza y promover e incentivar su mejora a partir de distintos planes. Un caso puede ser el control lechero oficial para llevar una medición individual del rodeo, un registro de cría, el programa de evaluación de la utilidad del animal a partir de las visitas a tambo y programas de genética a partir del desarrollo de la genómica. A su vez, tenemos un rol activo en remates y ferias de todo el país a lo largo del año.

Argentina sigue siendo un referente en genética, ¿el productor en estos años prescindió de otras inversiones en pos de lograr una mejora en ese aspecto?

La crisis que vivió (y vive) el sector desde años no impactó en la mejora genética de la raza sino más bien el productor retrasó otro tipo de inversiones. Eso explica que la Argentina siga a la vanguardia en mejoramiento genético en todo el mundo a pesar de las sucesivas crisis y lo mal que le ha ido a los productores en materia de rentabilidad.
Las inversiones necesarias para llevar adelante un rodeo a la hora de pensar en mejorarlo genéticamente requiere de una moderada inversión, con una buena estrategia y asesoramiento se puede lograr una gran mejora en producción. Algo que si lo llevamos al plano agrícola veríamos que, para producir más y mejor maíz, la inversión es mucho mayor.

¿En la escala está la eficiencia?

Para Enrique Smith Estrada, presidente de la Asociación de Criadores Holando Argentino (ACHA), la escala no garantiza eficiencia. Sin embargo, asegura que el costo fijo de mantener 250 vacas es similar al que se requiere con solo 100 animales en ordeño, “razón suficiente para intentar alcanzar ese número”.
A la hora de evaluar el futuro del tambero más pequeño en cuanto a su escala, Smith Estrada explica: “Aquellos que incrementan el tamaño de su tambo o lo llevan a la mecanización si bien aporta una mayor facturación también representa mayores costos que muchas veces no dependen tanto del productor, como son los proveedores externos”, señala el presidente de ACHA.
Y cierra: “La subsistencia o desaparición de los tamberos más chicos tiene que ver más con el manejo de sus ingresos y sobre todo sus costos. Más allá de esto, es clave decir y reconocer que hay muchos tambos chicos que son muy eficientes”.

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