Cría Bovina Intensiva, una práctica que genera hasta U$S 1.400 por hectárea en la zona núcleo
En una jornada a campo realizada por el IPCVA en Venado Tuerto, se explicaron detalles de esta forma de producción que no solo es rentable sino también sustentable por el aporte de nutrientes al suelo.
Por Florencia Lucero Heguy
En el Establecimiento “Colegio Salesiano” de Venado Tuerto, se realizó una nueva jornada a campo organizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), donde el eje fueron los beneficios de la Cría Bovina Intensiva (CBI), una práctica que se realiza hace más de 20 años con mucho éxito en la zona núcleo.
El Médico Veterinario Martín Correa Luna es uno de los padres de este sistema y explicó a Infocampo cuáles son las ventajas de hacer CBI.
De movida, señaló que es posible pensar en un planteo mixto en la zona más productiva del país, debido a que en estos suelos no solo se logran altos rindes de soja y maíz, sino que también se pueden hacer pasturas de alfalfa de muy alta producción, con una capacidad de soportar una carga de cinco vacas por hectárea, que también aprovechan los rastrojos de la cosecha gruesa.
CRÍA INTENSIVA EN SUELOS AGRÍCOLAS
Para el experto, el concepto que resume todo es “hacer mucho pasto y comerlo todo”. Es decir, un sistema de producción a base de alfalfa y buen manejo de pasto, con muy altas cargas.
El proceso comienza en primavera y verano, cuando la oferta de forraje es alta y se pueden elevar las cargas, en el momento que las vacas justo necesitan más comida para tener buena lactancia y altos indicadores de preñez en los servicios.
Luego, en el caso de las que se destetan llegando el otoño, y se secan hasta que vuelvan a parir, sus necesidades de alimentación se reducen, en el momento en que también baja la producción de pasto.
No obstante, la disponibilidad de forraje se reduce aún por debajo de lo que necesita el bovino, y ese déficit se puede suplementar agregando maíz, rollos o silajes, pero también una herramienta sencilla en zonas agrícolas: los rastrojos.
“No tienen costo y, si están disponibles, es un residuo que aprovechamos en forma gratuita. Es poca comida, pero en el momento justo y gratis, y se puede agregarle avena, que es un gasto pero no excesivo. De esa forma conseguimos mantener peso en una época que la vaca está seca y aumentar peso cuando la vaca está en plena lactancia y servicio”, continuó Correa Luna.
BUENOS MÁRGENES
Según el especialista, el margen bruto que se puede lograr con CBI es de entre 1.000 y 1.500 dólares por hectárea. Y es una práctica que además de ser sostenible económicamente, también lo es ambientalmente, por la devolución de nutrientes a los suelos.
A través del bosteo y la orina de las vacas, los animales devuelven el 80% de los nutrientes que comen, mientras que con las raíces de las alfalfas y las gramíneas se logra la estructuración -la parte física del suelo-, a la vez que con la fijación biológica del nitrógeno de la alfalfa se repone ese nutriente.
En conclusión: hacer Cría Bovina Intensiva en la zona núcleo es una buena complementación de la actividad agrícola porque es rentable, con preñeces del 95%, destetes de alrededor del 90%, y logrando producir alrededor de 1.000 kilos por hectárea, con un margen bruto de U$S 1.400.
CASOS TESTIGO
En la jornada del IPCVA, se mostraron algunos ejemplos de productores que llevan adelante CBI.
Guillermo Delgado, ganadero de Chovet (Santa Fe), relató: “Lo que busco es eficiencia en campos agrícolas. Trabajamos con una carga animal de 3,93 vacas por hectárea. La producción de carne es de 864 kilos de carne por hectárea, tenemos una eficiencia de stock de 35%, todo esto es los kilos existentes sobre los producidos. Tenemos un margen bruto de 1.500 dólares por hectárea”.
En tanto, en el Establecimiento Don Atilio, de Néstor y Olga Tivelli, en un campo de 113 hectáreas, hay unas 25 hectáreas de pastura en base alfalfa, con festuca y cebadillas. El resto de la superficie es agrícola, principalmente hacen soja y maíz.
En este caso, es un modelo que está en transición al CBI, donde solo usa rastrojos en la temporada de otoño/ invierno y el resto pastura a base de alfalfa. Tiene una carga animal de 2,7 vacas por hectárea de pastura de alfalfa y en rastrojo, solo una vaca por hectárea. Realiza un destete tardío en mayo, con terneros de entre 280 y 300 kilos.
Así logra una producción por hectárea de pastura de 861 kilos de carne y, debido a ese alto peso de destete, tiene una eficiencia del 42%. El costo del kilo producido por hectárea es 82 pesos y tiene un margen de 903 dólares por hectárea.
Lo novedoso de estos ambientes agrícolas es que en estos sistemas de cría bovina con pasturas de alta producción y con excelentes recursos en los ciclos completos se pueden cerrar los ciclos en 12 o 13 meses con altas producciones. La etapa de corral es de 60 días y se logran producciones de 400 kilos de ternero producido en un plazo muy corto.
Por último, Carlos Barbich, veterinario y productor en Cafferata y Maggiolo, contó que comenzó con la CBI porque en su zona predominaban trigo y maíz, y tener vacas era un buen complemento.
“Lo hago porque es un sistema mixto con una complementación muy importante con la agricultura. Es importante tener ganadería para tener personal en el campo y tener una actividad diaria. Empecé a comprobar que con este sistema podía mejorar mucho, mantenía el personal en el campo, vi todo lo que la vaca le aporta a la agricultura, los cultivos que salen después de una pastura de cinco años, ese mejoramiento del suelo hace que repercuta en los mejoramientos agrícolas”, indicó.
En el total de su establecimiento, el 15% tiene pasturas, con 300 vacas de cría, que logran un porcentaje de preñez del 92% y de destete del 87%. El margen bruto es de 1.000 dólares la hectárea, según el año.