De la mano del INTA e Ipesa, la Argentina intenta exportar la tecnología de ?silobolsas? a Brasil, donde crecen las cosechas y la necesidad de almacenarla
Aunque la utilización de coberturas plásticas para resguardar los granos o el forraje es un invento que no puede arrogarse la Argentina, sí es cierto que aquí -básicamente por la falta de estructuras fijas y un tipo de explotación agropecuaria donde predominan los arriendos- el uso de silobolsas se ha masificado y se han desarrollado
Aunque la utilización de coberturas plásticas para resguardar los granos o el forraje es un invento que no puede arrogarse la Argentina, sí es cierto que aquí -básicamente por la falta de estructuras fijas y un tipo de explotación agropecuaria donde predominan los arriendos- el uso de silobolsas se ha masificado y se han desarrollado múltiples tecnologías asociadas. Ahora, de la mano del INTA y la firma Ipesa, la idea parece ser llevar ese paquete a Brasil, país que desborda en la producción agrícola.
Un informe del INTA dice que “por el continuo crecimiento en la producción de granos, Brasil se perfila como el mayor productor de alimentos del mundo. De hecho, en los últimos 20 años la producción brasileña de granos creció un 210% mientras que, en el mundo, ese crecimiento fue del 60%. En la actualidad, según datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB), el país vecino debería romper la barrera de los 300 millones de toneladas de granos para 2023, consolidándose como el tercer mayor productor de cereales del mundo, y se prevé que para 2050 alcance los 500 millones de toneladas, principalmente de maíz y soja”.
En este escenario, la novedad es que frente a la necesidad de ampliar la capacidad de guardado de granos en el vecino país, la Universidad Federal de Mato Grosso, el INTA y la empresa Ipesa Do Brasil (vinculada a la local Ipesa) se unieron para dictar un curso técnico sobre el almacenamiento de granos en silobolsas, las soluciones de logística, los aspectos técnicos y prácticos de esta tecnología y la calidad y los costos de implementación.
“La problemática que enfrenta Brasil en el presente y, fundamentalmente a futuro, es el almacenamiento seguro de esos granos”, expresó Ricardo Bartosik, especialista del INTA Balcarce, Buenos Aires, y referente argentino en la temática. Para él, los silobolsas se destacan como la solución más efectiva gracias a los numerosos beneficios que presentan.
Desde hace casi 20 años, la empresa argentina Ipesa se estableció en Brasil para llevar adelante la divulgación y expansión de la utilización de la tecnología de silobolsas en las zonas productoras. Demian Baum, director de Ipesa Do Brasil, explicó que “la capacidad de almacenamiento estático en Brasil tiene un déficit de cerca de 90 millones de toneladas”. Y agregó que, debido a que las zonas de crecimiento productivo se encuentran lejos del lugar donde están instalados los silos de acero, “hay una necesidad muy grande de almacenamiento”.
Los silobolsas son un hito tecnológico del campo argentino. “Específicamente el silobolsa trae ventajas para la comercialización y la logística, como la capacidad de segregar producciones, de darle almacenamiento a productos con mayor humedad o variedades diferenciadas que hoy no tienen espacio para ser almacenadas”, indicó Baum.
En términos técnicos, los silobolsas permiten que el acopio de los granos se realice junto al área de producción, reduce el déficit de la capacidad estática y contribuye a la reducción de pérdidas económicas, consecuencia de la degradación de los granos almacenados deficientemente.
Baum explicó que “usar la tecnología de silobolsa es económicamente mucho más eficiente. Es flexible, se puede segmentar, por lo tanto, es una tecnología mucho más adaptativa y con mucho potencial de crecimiento en todas las regiones de Brasil, inclusive en aquellas que tienen una buena infraestructura de silos estáticos, pero que están adaptándose a las nuevas demandas”.
En la actualidad, todas las regiones productoras de granos de Brasil utilizan silobolsas, porque la capacidad de almacenamiento en estructuras fijas no es suficiente para afrontar las demandas. Sin embargo, existen diferencias regionales. De hecho, en el sur y sudeste del país “hay mayor capacidad estática instalada, mejor logística, mayor cercanía a los puertos y menor costo de flete por la distancia y, por ello, es menor el uso”, comentó Baum y agregó: “El estado de Mato Grosso tiene una vasta extensión, poca capacidad de almacenamiento en estructuras fijas y está lejos de los puertos, por lo que es uno de los principales destinos de silobolsas y de los que tienen mayor crecimiento”.
Baum comentó que actualmente se estima que la utilización de silobolsas ronda las 150 mil unidades en Brasil y que, a futuro, se estima “pueda llegar a cuadruplicarse ese valor y alcanzar una utilización similar a la que se hace en Argentina”.
Por otra parte, Bartosik subrayó que, desde el INTA colaboran proveyendo apoyo técnico, capacitación e información al sector privado. “Esta sinergia público-privada genera trabajo, divisas y prestigio para la Argentina”, puntualizó.
En este contexto la Universidad Federal de Mato Grosso, el INTA y la empresa Ipesa se unieron para dictar un curso técnico dirigido principalmente a productores y empresas agropecuarias, con el eje en el almacenamiento de granos en silobolsas, soluciones de logística, aspectos técnicos y prácticos de esta tecnología y la calidad y los costos de implementación. “Este es el primer intercambio de conocimiento académico y tecnológico que estamos haciendo con el INTA”, señaló Baum.
El curso es llevado adelante por Solenir Ruffato, docente de la Universidad Federal de Mato Grosso, y por Ricardo Bartosik, del INTA Balcarce”. Se brindó información sobre la utilización de los silobolsas, las ventajas competitivas, la historia de los silobolsas y las proyecciones de rendimiento.
El uso de los silobolsas con tecnología aplicada al almacenamiento de granos fue desarrollado por un grupo de empresas argentinas en colaboración con un equipo de investigación del INTA en la década del 1990. El objetivo era preservar y conservar forrajes para alimentación animal y se convirtió en un producto clave para el acopio de la cosecha.
Las bolsas plásticas presentan una tecnología muy dúctil, adaptable a distintas escalas agrícolas y con grandes beneficios. La bolsa más usada es la de 60 metros de largo y 9 pies de diámetro, con una capacidad de almacenaje de 200 toneladas de soja, maíz o trigo. Es un producto garantizado por 24 meses, siempre y cuando se cumplan con las recomendaciones de uso y mantenimiento.
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