Investigación detrás del lente: la historia del fotógrafo más reconocido del INTA
Pablo Olivieri es ingeniero agrónomo, pero hace 30 años da rienda suelta a su pasión por la fotografía y desde 2007 forma parte del INTA, donde no solo realiza fotos para las áreas de comunicación sino que capacita sobre el tema a los técnicos.
Pablo Oliveri, es ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), pero gran parte de su vida profesional giró siempre en torno a la fotografía. A pesar de haber trabajado más de 10 años en agronomía, a principios de los años 90 fue buscando nuevos horizontes guiado por su gran pasión: la fotografía.
A raíz de ello, en el año 2007, aprovechando su conocimiento científico agropecuario, ingresó al INTA para retratar importantes trabajos que luego fueron utilizados para difusión científica e investigación.
Su pasión por la foto y los conocimientos agronómicos formaron un coctel perfecto en su trayectoria dentro de la institución, donde hace más de 15 años acompaña el avance científico, documentándolo en imágenes y ayuda a generar conocimiento en el agro.
“En un determinado momento de mi vida comencé a hacer fotos y me di cuenta que eso es lo que quise hacer siempre. Me enamoré de la fotografía y fui haciéndola confluir, aprovechando el conocimiento que tengo de temas agropecuarios por mi condición de ingeniero agrónomo”, sostiene Oliveri a Infocampo.
LA HISTORIA DEL FOTÓGRAFO DEL INTA
El especialista nació en CABA en 1956 y realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Su amor por la investigación, lo llevó a graduarse como ingeniero agrónomo en la UBA, profesión que ejerció hasta descubrir que podía hacer historia con la fotografía.
-¿No hay dudas que la fotografía, además de un trabajo, es una gran pasión en tu vida?
-Sí, entiendo que en algún momento de mi vida me empezó a enamorar la fotografía. Fue así que hubo un comienzo donde fui aprendiendo y trabajando al mismo tiempo en esta materia. Inclusive en el año 1994 ingresé a la Revista Supercampo, donde me inicié profesionalmente en este aspecto y creo que fue mi escuela. Desde ese día, y hasta hoy, siento que sacar fotos no es un trabajo, sino una gran pasión. Más allá que claramente vivo de esto.
-¿Qué líneas de trabajo estás desempeñando actualmente en el INTA?
-En INTA soy el fotógrafo de la Dirección Nacional de Transferencia y Extensión. En esta área ejerzo dos líneas principales de trabajo. Por un lado realizo fotografías para todas las tareas de comunicación que tenemos en el organismo, y por el otro, desde hace unos diez años, aunque más intensamente a partir de la pandemia, comencé a trabajar en capacitaciones en fotografía dirigidas a técnicos del INTA de distintas regiones del país.
-Con todo el material que tenés en tu haber. ¿Pensaste en algún momento editar algún libro?
–Es un tema pendiente. Por una parte, me gustaría publicar un libro con mis fotos que incluiría distintos trabajos que hice a lo largo de mi vida como fotógrafo. Muchos de estos trabajos fueron expuestos en distintos espacios, pero un libro es otra cosa. Por otra parte, me gustaría y sería interesante poder hacer una publicación con las imágenes de mi trabajo en el INTA.
EL VALOR DE LA FOTOGRAFÍA
“Hay una gran necesidad de capacitar al personal de INTA en fotografía. Ese es otro desafío, debido a que los técnicos y técnicas del INTA están donde suceden las cosas. No se puede disponer de un profesional de la fotografía en todo momento. Entonces, la clave es la capacitación del personal de la institución, para que puedan hacer mejores fotos que les permitan comunicar mejor su trabajo”, mencionó.
-¿Qué te aporta en concreto tu condición de ingeniero agrónomo a la hora de hacer fotos de temas agropecuarios?
-Me ayuda mucho. Habitualmente salgo al campo con especialistas en el tema que voy a fotografiar en ese momento. Aunque yo no conozca de ese tema particular, hay un lenguaje común, y puedo entender lo que me están pidiendo que fotografíe.
-¿Crees que una foto vale más que mil palabras en investigación agropecuaria?
–La verdad que no estoy tan de acuerdo con eso. Porque cuando tenemos que comunicar un determinado proceso, es muy complejo hacerlo sólo con una foto. Naturalmente la foto ayuda muchísimo a la explicación. Diría que es el complemento ideal, pero si no hay palabras, describir un sistema, un método de siembra o cualquier novedad es casi imposible solo con imágenes. Sin embargo, no tengo dudas que la fotografía es fundamental para que una persona pueda entender lo que queremos difundir.
-¿Qué se busca comunicar en los cursos de fotografía que realizas a profesionales de INTA?
–Doy dos clases de capacitaciones. La primera que vengo dando desde hace más tiempo, es un curso general de fotografía orientado al agro. Se ven los temas fundamentales de la fotografía: el encuadre y la composición, el enfoque, la exposición, la iluminación, ejemplificados principalmente con fotos de temas del agro.
-¿Fuiste perfecccionando esos cursos a través del tiempo?
-Más recientemente incorporé cursos más específicos: cómo fotografiar malezas, plagas y enfermedades con el celular, cómo fotografiar cultivos, cómo fotografiar bovinos de carne y de leche. También, estoy dando charlas abiertas a la comunidad. Ya di varias de estas charlas con muy buena participación de la gente.
TECNOLOGÍA E IMAGEN
Hace ya muchos años que la era digital llegó al mundo de la fotografía y lo revolucionó hasta tal punto que hoy en día, gracias a los avances de la tecnología, se pueden resolver de forma bastante simple, cuestiones que antes eran más complejas. En ese marco, el entrevistado, no dudó en halagar a los diferentes planteos tecnológicos a la hora de editar una imagen.
“Personalmente siempre utilizo programas para editar y retocar mis fotografías. Aunque las fotos estén bien sacadas, casi siempre se pueden mejorar un poco con el retoque digital”, destaca Oliveri.
-¿Qué opina de la inteligencia artificial en la edición fotográfica?
-En los programas que yo uso están apareciendo herramientas de inteligencia artificial. Con lo cual me parece una herramienta interesante. Son muy útiles para que el trabajo sea más profesional aún. Hay que ser abiertos a los avances.
-¿Cuáles son las fotos más difícil de lograr en el sector según su experiencia?
– Las fotos más difíciles de conseguir son las que necesitas estar muy cerca del objeto. Por ejemplo. Cuando debemos retratar un insecto en el campo, una plaga puntual o mostrar el efecto de una enfermedad en un cultivo. Lograr esas imágenes requiere de bastante paciencia, atención y, como en todo, a veces un poco de suerte.
-¿Qué significa el INTA para vos en lo personal?
–Yo aprendí mucho en INTA, tengo grandes compañeros y me brindo a la institución con mucho respeto profesional. Trabajar en INTA es un gran orgullo, sobre todo porque es un organismo público fundamental para el desarrollo del agro argentino, ya que realmente llega a todas las zonas del país. Y el trabajo que realiza, va mucho más allá del campo; INTA moviliza al sector, pero también a los pueblos originarios, la sociedad en su conjunto, las empresas, entre otros sectores.
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