Brutal dispersión de precios en las ventas realizadas de trigo con molinos que apuestan a la estrategia de la “desesperación”
En el mercado argentino de trigo, con casi dos millones de toneladas ya recolectadas de la campaña 2023/24, lo poco que se está vendiendo se está colocando con una gran dispersión de precios tanto en operaciones con pago al contado como a plazo (donde los valores negociados contemplan la devaluación del peso que viene en
En el mercado argentino de trigo, con casi dos millones de toneladas ya recolectadas de la campaña 2023/24, lo poco que se está vendiendo se está colocando con una gran dispersión de precios tanto en operaciones con pago al contado como a plazo (donde los valores negociados contemplan la devaluación del peso que viene en camino).
En la presente semana la dispersión de precios de negocios realizados por empresas molineras del norte de la región pampeana es enorme con valores que se ubican en un rango general de 100.000 a 140 .000 $/tonelada, según registros de la plataforma Sio Granos.
Buena parte de esa dispersión se explica por el plazo de pago, el cual puede ser de contado –en algunos casos puntuales– y a plazos de 10, 15, 20 y hasta 30 días (solamente para valientes).
Debido a las particulares condiciones presentes en la presente campaña de trigo, la mayor parte de los molinos no están preocupados en originar partidas con altos niveles de proteína, aunque se muestran en algunos casos exigente en lo que hace al recibo de partidas libres de granos ardidos y brotados.
En esta primera tanda de trigo que está ingresando del norte argentino y del centro-norte de Córdoba y de Santa Fe, además de la zona núcleo y Entre Ríos, los molinos apuestan a captar el cereal proveniente de aquellas empresas agrícolas que están urgidas de liquidez luego del desastre productivo registrado con la campaña gruesa 2022/23.
Tal estrategia, por el momento, funciona porque las regiones en las cuales se está cosechando el trigo son precisamente las que fueron más golpeadas por la sequía y las heladas en la última campaña.
Diferentes es el caso del trigo proveniente del sur de la región pampeana –que aún no empezó a cosecharse–, dado que allí el desastre productivo fue bastante menos intenso que en el sector norte de dicha zona, con lo cual las empresas tienen mucho más “resto” financiero para aguantar el cereal, además de tener una cultura comercial más propicia a administrar las ventas en el transcurso de la campaña.
Hasta el 15 de noviembre, según indicó ayer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se había recolectado 1,84 millones de toneladas de trigo en la Argentina sobre un total nacional estimado de 14,7 millones.
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