¿Qué es deforestar? Pablo Grilli, de Aves Argentinas, explica en qué casos se puede limpiar un campo de vegetación y asegura que el bosque nativo puede convivir con la producción
La Unión Europea dispuso que a partir de enero del año que viene todos los alimentos y materia primas que ingresen a ese bloque económico deben proceder de campos que no hayan sido deforestados luego de 2020. Para algunos se trata de una medida paraarancelaria, para otros de una injusticia. Lo cierto es si se quiere
La Unión Europea dispuso que a partir de enero del año que viene todos los alimentos y materia primas que ingresen a ese bloque económico deben proceder de campos que no hayan sido deforestados luego de 2020. Para algunos se trata de una medida paraarancelaria, para otros de una injusticia. Lo cierto es si se quiere vender soja y carne allí se deberá cumplir con la norma, y para ello ya están trabajando diferentes instituciones que buscan certificar la procedencia de los productos.
Pero una cuestión clave pasa por saber cuándo se está desforestando un campo y cuándo no. O cuándo la vegetación de un campo es nativa o si se trata de una invasión silvestre de alguna especie. Al mismo tiempo, el desafío pasa por entender la importancia de limitar o acotar la deforestación que muchos traducen en expansión del área agrícola para darle una connotación positiva al hecho.
De esto habló Bichos de Campo con Pablo Grilli, doctor en ciencias naturales y también coordinador del Programa Pastizales en la asociación Aves Argentina.
La primera definición de Grilli tiene que ver con la de bosque: “Para mí un bosque tiene más que ver con parámetros naturales y basados en criterios más ecológicos que productivos. Entonces, un bosque es un ambiente natural así como un arrecife o una selva. El bosque nativo tiene atributos que le son propios a un ambiente natural y lo que determina que sea un bosque es que está dominado por especies arbóreas, por árboles, y en el que no hay intervención humana en la creación de ese espacio”.
Dicho esto Grilli aclaró que es muy diferente un bosque nativo que una plantación de pinos o de eucaliptos, o uno con acacia negra en la región chaqueña.
“Los dos espacios están dominadas por árboles, pero uno es un ambiente natural y otro no. Hay especies naturales y otras que llegaron al territorio argentino gracias a la acción humana con fines productivos o por descuido y pudieron haberse asilvestrado, pudo haberse adaptado a las condiciones climáticas de determinado territorio e incluso podría darse el caso de una invasión de una especie forestal como es el caso de la acacia negra. Eso para nosotros no es bosque sino todo lo contrario y en realidad está ocupando un lugar que antes estaba ocupado por un ambiente natural”, agregó.
Grilli indicó que la normativa que estableció la Unión Europea, desde el punto de vista de la conservación, apuntan justamente a mantener la biodiversidad, a evitar la degradación en los territorios donde se producen materias primas.
“Argentina tiene en todo su territorio diferentes tipos de bosques con diferentes valores singulares. Así que a eso creo que apunta esta normativa europea que intenta que los países que producimos materias primas lo hagamos sin deteriorar esa matriz forestal nativa original del territorio”, indicó Grilli
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El referente de Aves Argentinas también dio cuenta de datos duros que grafican el avance de la deforestación.
“Hay estadísticas que dicen, por ejemplo, que hasta hace 10 años, o sea entre 1990 y 2014, se perdieron más de 7 millones de hectáreas de bosques nativos y que principalmente se han perdido bosques en suelos con alguna actitud productiva. Entonces lo que ha pasado es que la matriz productiva ha avanzado sobre bosques. Por ejemplo, el bosque del tipo del espinal o el bosque chaqueño ha ido cediendo territorio a medida que avanzaba la matriz productiva, sobre todo agrícola y también ganadera”.
Luego explicó que hay zonas que están en peligro o ya muy degradados. Son sectores que se conocen como bosque de transición, que es el territorio donde “el Chaco empieza a tocar el faldeo oriental de las yungas. Lo mismo sucede en algunos sectores del Chaco Seco y en la región del Algarrobo. Si seguimos produciendo así nos vamos a quedar sin el acceso a la certificación que demanda la Unión Europea y vamos a perder los valores naturales del país”.
Pero frenar la deforestación no necesariamente significa impedir el desarrollo económico, la expansión del capital. “Afortunadamente hay modelos productivos que son compatibles con la conservación de los bosques nativos. Entonces, deberíamos apoyarnos en esos mapeos de bosques nativos y entender cuáles son los sectores prioritarios para conservar, cuáles son aquellos sectores que podrían someterse a alguna forma de producción siempre conservando, teniendo en cuenta las necesidades de los ambientes naturales”, indicó.
Lo que se pretende por parte de quienes sostienen esta postura no es evitar el desarrollo agropecuario sino evitar la pérdida del bosque nativo y encontrar formas de convivencia de ambos intereses.
“Hay diferentes formas de producción, sobre todo más ganaderas que agrícolas en las cuales se puede convivir con el boque nativo. Hay varias versiones de ganadería bajo monte y son varias las organizaciones ambientalistas que trabajan para así suceda dando pasos importantes para compatibilizar la producción, por ejemplo, ganadera con la conservación de los bosques nativos”.
Una cosa es el monte nativo, pero otra es el caso de los campos que fueron asilvestrados, donde aparecieron especies vegetales que antes no estaban, que invadieron el territorio. “Hay un listado, tristemente bastante extenso, de especies arbóreas que no son de Argentina y que han logrado ocupar con éxito diferentes territorios por fuera de los ámbitos productivos. O sea, hay pinos asilvestrados de diferentes países, hay libustros asilvestrado como la acacia negra o paraíso, solamente por mencionarte algunos”.
“Estas especies se instalan en un lugar con éxito y empiezan a reproducirse y a ocupar espacios causando diferentes efectos sobre el ambiente, tanto sobre los parámetros naturales como los parámetros productivos que en general son bastante negativos. Entonces, si las opciones de manejo son erradicar ese tipo de masas forestales, seguramente va a haber beneficios después en los dos aspectos, tanto el productivo como el de conservación de la biodiversidad”, aclaró el biólogo.
Se trata de un trabajo de restauración de ambientes invadidos por especies exóticas lo que a la larga genera beneficios para la conservación de la biodiversidad. Esto significa que a veces la deforestación ayuda a recomponer el ecosistema que había en la zona.
“La información es crucial. Para tomar cualquier decisión importante hay que estar informado. Y a veces hay que hacer un esfuerzo por entender el significado de las palabras. Deforestar es quitar un bosque, pero ¿qué es un bosque?, una acacia negra creciendo en la banquina por fuera de un campo no es un bosque, eso se trata de una invasión del territorio, entonces ahí no se estaría deforestando” explicó.
Pablo Grilli luego agregó algo que muchos esconden detrás de la supuesta intención de generar beneficios económicas al país o a determinada región: “Me parece que el gran problema de las matrices productivas, no solamente de Argentina sino del mundo, es la voracidad y la necesidad de producir ganancias más que materias primas. Entonces, si esa es la única filosofía, no creo que haya normativa que pueda resolverla. Me parece que la mejor o la única manera, digamos, de poder llegar a estos escenarios de verdadera sostenibilidad, de verdadera sustentabilidad, son los cambios de conciencia. No se trata de cumplir con una normativa sino de entender que hay que hacer esto por un motivo superior al productivo”.
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