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Matías, el joven de Entre Ríos que cultiva arroz y alimenta las redes como “agroinfluencer”

Fuente: Infocampo 17/08/2024 07:22:54 hs

Aunque siempre vivió en el campo, de niño recuerda que no le gustaba tanto la ruralidad y de hecho "no quería ni ver" a las vacas. De la mano de su abuelo y su padre, terminó siendo productor y hoy disfruta de su actividad y lo muestra en las redes. Es el nuevo protagonista de Tierra de Historias®.

En pleno Siglo XXI, la modernización de la producción agropecuaria no se agota solo en la incorporación de tecnología en la maquinaria y en los procesos, sino también en la generación de nuevas herramientas de comunicación que acerquen al campo a la gran ciudad; y sobre todo, al público joven.

En ese camino está Matías Cattaneo, un productor de San Salvador, una ciudad ubicada en el centro-oeste de Entre Ríos, que se ha transformado en uno de los principales “agroinfluencers” argentinos, con más de 20.000 seguidores en la plataforma TikTok, a donde sube contenidos que muestran el quehacer diario de los hombres de campo.

Pero no es solo un joven que maneja muy bien su celular, sino un profesional del agro –es Técnico en Producción Agropecuaria– que apuesta por una economía regional típica del Litoral, el arroz, y que cuenta su historia en este nuevo capítulo de Tierra de Historias®, la serie de podcast producida de manera integral por Profertil y conducida por el periodista Juan Ignacio Martínez Dodda.

Un extracto de este episodio, que se puede escuchar en la cuenta de Spotify de Profertil o al finalizar esta nota, se reproduce a continuación:

-Contame de tu historia al campo, a la ruralidad.
-Un dato curioso es que siempre viví en el campo, pero nunca tuve una gran conexión, hasta un poco más de grande. Hasta mi adolescencia, por lo menos, entre los 14 y los 15 años. Los veía renegar a mi abuelo y a mi viejo y decía: “no es por acá”. Pero siempre iba los fines de semana a darle una mano a mi abuelo y creo que él es el responsable de que me haya cambiado el chip. Él falleció cuando estaba terminando el secundario y ahí comencé a ayudarlo diariamente a mi papá, y es cuando nació la pasión que tengo por el campo.

-Si cerrás los ojos, ¿qué sabores, olores, se te vienen?
-Los olores de cuando íbamos a cosechar con el abuelo, yo desde bastante chico, ya me habían enseñado a sacar carros. Entonces los fines de semana me iba a sacar carros, me hacía unos mangos para salir después a la noche. Me acuerdo siempre esos aromas de la arrocera, cuando estábamos cosechando; y después otra cosa, mi abuela cocinaba bien, temprano empezaba un guiso, que nosotros al mediodía prendíamos un fueguito con alguna ramita, y lo terminábamos, le echábamos el arroz y lo hervíamos. Te puedo asegurar que no lo he vuelto a probar: abajo de un árbol, con el platito en las piernas y comer con un pedazo de pan. No tiene precio.

-Llegó el momento de estudiar: elegiste Técnico en Producción Agropecuaria por todo lo que contaste. Pero, ¿había un plan B?
-No tenía en claro qué quería estudiar, pero tampoco quería ir a probar. Acá en mi pueblo no hay carreras universitarias y tenía que irme sí o sí a Rosario o a algún pueblo cercano, mínimo 50 kilómetros. Entonces pensé que para ir a probar suerte y ver si me gusta o no, prefiero quedarme. Y justo se da que fallece mi abuelo y mi viejo necesitaba ayuda, y también justo en el pueblo teníamos esa Tecnicatura en Producción Agropecuaria.

-¿Qué te gusta más? ¿La parte administrativa o la productiva?
-Me gusta mucho la parte de la economía. El común de los productores por ahí prefiere pagarle a alguien que le lleve los papeles y dedicarse a producir plenamente. Por ejemplo mi viejo siempre decía: “Prefiero hacer un turno de 24 horas en el tractor y no tener que ir una hora al banco”. La camada de gente que tiene de 40 años para arriba piensan todos iguales, pero hoy ha cambiado un poco eso, porque lamentablemente los márgenes son tan chicos, que hoy se convirtió en la mitad en producir y la mitad en comercializar; o sea, el que no compra y vende en buen momento, lamentablemente está fuera de juego.

-Después de tu abuelo, en 2020 fallece tu papá, que imagino habrá sido un sacudón emocional importante. ¿Cómo fue ese momento? ¿Cómo seguiste?
-Mi viejo fallece en enero y en esa época, acá, la producción de arroz está en su pico, en lo que es la parte de riego, fertilizaciones, aplicaciones. Enero y febrero son los meses del quilombo (sic); entonces imagínate cómo estábamos a las corridas, pero bueno, por suerte ya más o menos venía empapado de estos temas. Y siempre tuve buena relación con el ingeniero, con la contadora, que me dieron una gran mano. Aparte de productores conocidos y amigos de la de la familia. Y encima es curioso, porque ese fue el año que saqué más kilos desde que me tocó estar a cargo. Y bueno, recién después de cerrar la campaña sí nos sentamos a pensar en lo que había pasado y ver cómo seguíamos, porque a mis hermanos no les gusta el campo.

-Y hoy, ¿qué te gusta de lo que hacés cada día en el campo? ¿Qué te motiva cada mañana al despertar?
-Es una pregunta muy amplia, porque en realidad en el campo todos los días son distintos. Incluso los días planificados a veces terminan siendo nada que ver, ya sea porque capaz llegaste a recorrer la soja y andaba un ternero adentro y eso ya te cambió todo el esquema, entonces hay que improvisar mucho. La verdad que me gusta todo, pero por ahí un dato curioso es que yo odiaba a los animales, a las vacas no la querías ni ver, y hoy me encantan. Le estoy metiendo mucho al tema ganadería, y me entusiasma ir a recorrer los animales, y también los cultivos; me gusta mucho andar. Eso también viene de mi abuelo, porque me sacaba a caminar.

-Ahora hablemos un poco de comunicación, de redes. ¿Cómo fue que empezaste a mostrar lo que hacías y le encontraste la mano a eso?
-No te puedo decir bien cuándo arrancó, porque en realidad a mí siempre lo que me gustó fue subir fotos. Me gusta mucho sacar fotos y compartirlas; entonces como que desde siempre lo hice. Lo mismo hacer vídeos e intentar editarlos. Lo que sí nunca me grababa yo, antes que empezáramos con Agrostream.

-En este marco, ¿qué crees que pueden aportar los de tu generación en relación a la manera de ver los agronegocios y usar las tecnologías para comunicarse y llegar por ahí a los que no son “del palo”?
-Lo que veo hoy en día, que se está explotando mucho, es que podemos mostrar facilísimo el trabajo del campo. Por ejemplo, si estoy en un lote de soja y justo hay un bichito, publicas una foto y alguien te va a decir: “che, este bicho se controla de tal forma “. Eso antes no pasaba. A lo mejor tenías que hacer venir al ingeniero que lo vea. Y pasa con otras cosas cotidianas, que salieron créditos, que la chicharrita del maíz, la gente va compartiendo experiencias, y eso es lo valioso. Hoy la información está disponible; uno solo tiene que bucear en toda esa cantidad de información y separar la paja del trigo, pero la información está y el acceso está bueno.

-¿Qué te gustaría estar haciendo dentro de cinco o 10 años?
-Es muy difícil responder eso o imaginárselo. Justo por ejemplo hoy estamos pasados por agua, está lloviendo hace 15 días, y se pronostica que va a ser un invierno seco. O sea que yo te puedo decir que de acá a seis meses no sé si voy a seguir produciendo, a ese nivel estoy hablando y no importa cuando escuches esto. Entonces estamos pasados por agua y después puede venir una sequía, o al revés, es difícil, todo muy cambiante. Y las redes sociales también, están yendo a una velocidad que nadie se imagina. Así que la verdad que no sabría decirte cómo o a dónde aspiro estar en 10 años, porque va cambiando mucho todo el tiempo. Pero sí me gustaría que se intensifique lo que estoy haciendo ahora; seguir produciendo y también continuar con las redes de alguna manera.

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