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En la dieta del maíz, una mayor dosis de nitrógeno, fósforo y azufre puede sumar 3.900 kilos

Fuente: Infocampo 09/09/2024 20:05:51 hs

Fertilizar AC realizó un desayuno en el que exhibió datos de cómo una mejora nutricional achicar fuertemente las brechas de rendimiento. Y aseguró que el retorno en rindes del cultivo es muy superior a la mayor inversión.

La producción argentina de maíz podría crecer un 34% con solo mejorar las dosis de fertilización, según datos que dio a conocer este lunes Fertilizar AC durante un desayuno de prensa.

María Fernanda González Sanjuan, directora Ejecutiva de la Asociación, fue quien presentó esta información, al hacer foco en un déficit crónico que tienen los cultivos en Argentina, pero fundamentalmente el maíz: las brechas de rendimiento; es decir, lo que rinde por hectárea en relación a lo que podría llegar a alcanzar en condiciones ideales.

De acuerdo con el estudio de Fertilizar, en la actualidad el rendimiento promedio del maíz en el país es de 7.600 kilos por hectárea, casi la mitad de lo que podría alcanzar como techo: 14.400 kilos.

Sin embargo, para González Sanjuan, es más realista pensar en achicar el 80% de esa brecha; es decir, llegar a un promedio de 11.150 kilos, lo que implican 3.900 kilos más que en la actualidad.

LA DIETA DEL MAÍZ, EN DEBATE

¿Cómo hacer para alcanzar esa cifra? En un terreno ideal, de los 70 kilos por hectárea que se aplican de nitrógeno, habría que pasar a 140; de 14 de fósforo, a 36; y de 3 de azufre, a 16.

En este marco, “siendo conservador, para llegar a 11.500 kilos, que es un 34% más de rendimiento, habría que aumentar 50% la dosis de nitrógeno, 61% la de fósforo y 81% la de azufre. Solamente con un mejor manejo nutricional, es sumar casi 4.000 kilos por hectárea”, graficó González Sanjuan.

La gran pregunta de los productores, ante este cálculo, es cuánto cuesta fertilizar en este momento y si es conveniente en la rentabilidad.

Para la ejecutiva de Fertilizar, hay que mirar la película completa y no solo una foto que invite a sacar conclusiones erróneas.

Déficit de nutrientes: “Los niveles de fósforo, azufre y cinc vienen cayendo de manera preocupante”

Lo dijo puntualmente porque si uno se queda solo con la relación de precios, históricamente hicieron falta 5,1 kilos de maíz para comprar un kilo de fósforo, y ahora son 6 kilos. En urea, el promedio histórico es 4,5 y en la actualidad es 4,3.

Es decir, que la relación insumo-producto no muestra un escenario súper favorable, teniendo en cuenta principalmente un maíz que apenas llega en este momento a U$S 140 por tonelada.

Sin embargo, González Sanjuan recordó que se calcula que cada kilo de nitrógeno aplicado, produce entre 15 y 25 kilos de grano en el maíz. En fósforo, la relación es de entre 25 y 65 kilos de grano por cada kilo aplicado; y en azufre, de 45 a 95 kilos por cada kilo.

LA RENTABILIDAD DE FERTILIZAR

La referente de Maizar mostró un estudio realizado sobre un campo donde se sembró un testigo sin fertilización que rindió 6.380 kilos por hectárea, y se comparó con un lote que se fertilizó de manera “normal” y llegó a 7.550 kilos, mientras que en uno con las dosis ajustadas como se mencionó anteriormente, trepó a 9.650 kilos.

El “gasto” del productor serían 7 kilos de maíz para el nitrógeno, 22 para el fósforo y otros 7 para el azufre, lo que me dejaría una ganancia mínima de 18 kilos gracias a la mayor nutrición con nitrógeno, 3 por el fósforo y al menos 38 por el azufre.

En términos de dinero, el cálculo que presentó Fertilizar implica una inversión “extra” de U$S 207 por hectárea, para incorporar 433 kilos más de fertilizante, pero se cosechan 2.100 kilos más, lo que a U$S 140 la tonelada significa U$S 288. En otras palabras, se ganan U$S 81 por hectárea.

Por cada 100 dólares adicionales invertidos en fertilizante, obtengo casi 40 dólares, en apenas 6 meses”, resumió González Sanjuan.

Y si bien hizo foco en que son cálculos teóricos y que cada productor debe evaluar su situación, resaltó: “Hay que buscar con mucho empeño una fertilización en la que no den los números”.

Por eso, su conclusión final es que es un error estar siempre esperando que mejore “el contexto”: por ejemplo, que se bajen los impuestos.

“Hay mucho impacto por generar si nos concentramos en las decisiones agronómicas que debemos tomar, poner nuestra energía donde rinde más. Enfocarse en hacer más agronomía”, concluyó.

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