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La otra cara del maíz: la chicharrita marcó una campaña en la que se disparó el uso de insecticidas

Fuente: Infocampo 19/01/2025 09:18:17 hs

Según un informe de la Bolsa porteña un 62% de los productores apostaron a "planteos tecnológicos de nivel medio", pero sí se incrementó en casi el 100% el uso de insecticidas.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) analizó el nivel tecnológico que los productores argentinos utilizaron para el maíz de la campaña 2023/24. Y los insecticidas mostraron grandes diferencias en su uso. 

Entre los datos más sobresalientes, el 62% del cereal implantado se hizo con un nivel tecnológico medio, tanto para fechas de siembra tempranas como tardías.

Además, en el maíz temprano se destacó un uso de tecnología alta del 35% mientras que para el tardío fue del 33%. Estos datos se publicaron en el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTaa), elaborado por la bolsa porteña. 

Al analizar la tecnología de nivel bajo, en siembras tempranas alcanzó un 2%, a diferencia del tardío que fue del 5%.

“Siguiendo la tendencia observada en las últimas campañas agrícolas, el cultivo de maíz ha mantenido su predominio en la rotación de cultivos con un 22% de participación, situándose a la cabeza entre las gramíneas”, explicaron.  

En el ciclo maicero analizado, la adopción de siembra directa aumentó un 2% con respecto a la campaña previa y alcanzó el 94% del área sembrada a nivel país. En paralelo, la densidad aumentó un 4%. En esa campaña se sembraron 7,9 millones de hectáreas, un aumento del 3,8 % con respecto a la 2022/23.

Con respecto al uso de fertilizantes, el informe destacó que se mantuvo constante la dosificación de nitrógeno, mientras que la aplicación de fósforo experimentó una reducción comparativa con la campaña anterior.

“Este ajuste en los fertilizantes ha coincidido con una disminución del 8% en los análisis de suelo realizados previamente a la siembra”, analizaron.

EL SALTO DE LOS INSECTICIDAS

El uso de insecticidas marcó la principal diferencia al comparar con la campaña anterior. A partir de la fuerte presencia de la chicharrita del maíz, su uso aumentó un 99%, sobre todo en maíces tardíos. 

En el ámbito de los insecticidas, esenciales dada la marcada presencia del insecto Dalbulus maidis, se registró un aumento del 99% en su uso en comparación con la campaña anterior, influenciado principalmente por los maíces tardíos. 

“La campaña comenzó con un escenario climático adverso, con especial énfasis en la falta de lluvias y a lo cual se sumó la aparición de la chicharrita como evento disruptivo en la misma”, remarcaron.

Y agregaron: “A pesar de esto, se obtuvo un rinde promedio de 65,7 qq/ha, representando un aumento de 14,3 qq/ha con respecto al ciclo previo”. 

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SIEMBRA DIRECTA

En el caso de la siembra directa, el mayor porcentaje de uso se visualizó en el centro-norte de Córdoba, mientras que en el otro extremo la menos adopción fue en el norte santafesino. 

Un dato a tener en cuenta es que la adopción de esta tecnología viene en aumento, marcando una tendencia a máximos, tal como se registró en la campaña 2017/18.

Por su parte, la densidad de siembra promedio en la pasada campaña fue de 62.300 pl./ha, volumen que marcó un retorno a niveles similares de la campaña 2021/22. Esta densidad fue 2.500 plantas mayor con respecto al ciclo previo y se ubicó por encima del promedio de las últimas siete campañas, que fue de 61.800 pl./ha.

DENSIDAD DE SIEMBRA

Durante la campaña 2023/24, la densidad promedio para el cultivo de maíz en siembras tempranas fue de 64.700 plantas por hectárea. En el núcleo norte se registró la mayor densidad, con 78.200 mil plantas por hectárea, mientras que en el sudoeste de Buenos Aires y sur de La Pampa fue la menor, con 40.800 mil plantas por hectárea.

En zonas con mayores limitaciones hídricas y nutricionales, la tendencia se orienta hacia densidades más bajas, comenzando desde las zonas núcleo hacia otras regiones.

En el caso de las siembras tardías, la densidad promedio fue de 60.500 mil plantas por hectárea, lo que representa una disminución de 4.200 plantas por hectárea en comparación con las siembras tempranas. 

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En este punto, desde la BCBA remarcaron que las siembras tardías mantienen una tendencia hacia densidades menores, debido a las limitaciones ambientales propias del cultivo.

El núcleo norte presentó nuevamente la mayor densidad en las siembras tardías, con 69.000 plantas por hectárea, mientras que la menor se registró en el sudeste de Buenos Aires, con 45,2 mil plantas por hectárea.

ANÁLISIS DE SUELO

En la campaña 2023/24, el 24% de los productores de maíz realizó análisis de suelo. Este porcentaje muestra una disminución en comparación con campañas anteriores, acercándose al valor más bajo registrado en la serie.

En el 80% de las regiones, el porcentaje de productores que efectuaron este tipo de análisis antes de la siembra superó el 15%. Las zonas con porcentajes menores fueron NEA Oeste, NEA Este y Centro Este de Entre Ríos, con registros de 8%, 12% y 11% respectivamente.

“Estos valores demuestran la importancia del análisis de suelo para el cultivo de maíz, siendo que la inversión en insumos para el mismo es de los más importantes entre los cultivos extensivos realizados en el país”, afirmaron. 

FERTILIZACIÓN 

La aplicación de fertilizantes en el cultivo de maíz durante la última campaña agrícola presentó diferentes características, que variaron según el tipo de nutriente y la región de producción. 

En cuanto a la fertilización nitrogenada, la mayor mineralización de nitrógeno en el suelo durante fechas tardías debido a las altas temperaturas se tradujo en una disponibilidad superior de este nutriente para el cultivo.

Según reportes, la dosis promedio nacional de nitrógeno aplicado en maíz fue de 62 kilogramos por hectárea. Para maíz temprano, la dosis promedio fue de 70 kg/ha, mientras que para maíz tardío se ubicó en 68 kg/ha.

En regiones como el Núcleo Sur y el norte de La Pampa – oeste de Buenos Aires, se aplicaron las mayores dosis de este fertilizante.

Respecto a la fertilización fosfatada, el informe puntualizó que el fósforo presenta baja movilidad en el perfil del suelo. Esta característica permite que parte del nutriente quede disponible para cultivos posteriores dentro de una misma rotación agrícola. 

La dosis promedio nacional fue de 11 kg/ha de fósforo y no se detectaron diferencias significativas entre las distintas fechas de siembra. Las mayores dosis también se visualizaron en el Núcleo Sur y al norte de La Pampa y el oeste bonaerense.

CONTROL DE ADVERSIDADES

Como se recordará, la campaña de maíz 2023/24 estuvo marcada por la presencia del insecto Dalbulus maidis, conocido como la “chicharrita del maíz”. Esta plaga actúa como vector de enfermedades, entre ellas el achaparramiento del maíz, que afecta el rendimiento y calidad del cultivo.

En comparación con campañas anteriores, el informe de la BCBA estimó un incremento en el uso de insecticidas, tanto en siembras tempranas como tardías. En relación con la campaña 2022/23, el uso total de estos productos creció un 99%, con un mayor consumo en los maíces de siembra tardía. 

Durante este período, a diferencia de lo observado históricamente, el consumo de insecticidas en siembras tardías fue superior al de las tempranas.

El 72% del volumen total de insecticidas se concentró en las regiones del centro del país. En la región norte se consumió el 25%, mientras que el 3% restante correspondió a la región sur. Estas cifras reflejan diferencias en el uso geográfico de los productos.

A nivel nacional, el promedio de aplicaciones realizadas durante la última campaña fue de 1,33 pasadas por hectárea en maíces tempranos y 0,98 pasadas por hectárea en maíces tardíos o de segunda siembra. Aunque en los maíces tardíos se registraron menos aplicaciones por hectárea, el volumen de insecticidas aplicados fue mayor.

ROTACIONES Y NIVEL TECNOLÓGICO

La participación del maíz en la campaña 2023/24 fue del 22% UN, valor constante en las últimas tres campañas y que se encuentra en un 4 % por encima del valor más bajo de la serie, registrado en la campaña 2017/18. 

Por otro lado, las oleaginosas se destacaron como el conjunto de cultivos con mayor participación en la rotación de las últimas siete campañas registradas. Dentro de estas, soja se destaca como el de mayor participación con un valor del 50 %, mientras que el girasol se apuntó con un 5%. 

Al mensurar la adopción de tecnología en el cultivo, un 34% de los productores usaron paquetes de alta tecnología, un 62% de nivel medio y 4% restante de nivel bajo.

En maíz temprano y tardío se observó una concentración en la adopción del nivel tecnológico medio. Pero más allá de ese dato puntual, ddifieren en la adopción del nivel tecnológico alto y bajo. 

Para el maíz temprano se observó una mayor adopción del nivel tecnológico alto, un 2% por encima del maíz tardío, mientras que este último presentó el mismo valor diferencial, pero en el nivel tecnológico bajo. 

“El maíz, a pesar de ser un cultivo altamente tecnificado, sigue presentando un amplio potencial para la innovación. Tanto la incorporación de nuevos insumos como la optimización de las técnicas de cultivo pueden impulsar su productividad y sostenibilidad”, concluyeron.

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