Productividad y conservación: la escuela que enseña a sumar quintales con las curvas de nivel

Con un importante trabajo de sistematización predial, la Escuela Agrotécnica Salesiana Ambrosio Olmos de Río Cuarto logró aumentar los rendimientos entre 5 y 6 quintales, a la vez que protege los caminos rurales, marcando un emblema de innovación sustentable.
La educación sigue mostrando el camino en los principios de sustentabilidad en los procesos productivos. Tanto es así que en Córdoba, la Escuela Agrotécnica Salesiana Ambrosio Olmos de Río Cuarto, finalizó un nuevo módulo de sistematización en su predio rural.
El mismo cuenta con el objetivo de optimizar el uso del agua, preservar el suelo y mejorar la accesibilidad de los caminos. La iniciativa se suma a un proyecto iniciado en 2005, consolidando una estrategia de manejo hídrico que ya muestra resultados concretos en productividad y sostenibilidad.
En esa línea, Claudio Vignolo, responsable del área de producción de la institución, explicó el funcionamiento del sistema y las ventajas que le aporta a un escenario agro sustentable cada día más complejo.
“Las curvas de nivel actúan como lomos que unen puntos de igual pendiente. Contienen el agua que baja desde sectores más altos, impidiendo que llegue a los caminos rurales y, al mismo tiempo, permitiendo que sea aprovechada por los cultivos, lo que se traduce en mejores rindes año tras año”, destacó el docente.
DOS PILARES: CAMINOS INTACTOS Y MÁS RINDE
La escuela ya contaba con un módulo de 520 hectáreas y ahora sumó otro de 620, con beneficios visibles en dos frentes que incluyen al aspecto productivo y al de la conservación y mejora de los caminos rurales, un aspecto tan cuestionado en los últimos años por la falta de inversión.
En el caso de la accesibilidad y conservación de caminos, al retener el agua en el lote, se evita que llegue a las “rutas rurales”, lo que previene anegamientos y roturas. “Eso garantiza que los productores puedan circular con mayor facilidad”, remarcó Vignolo.
Por el lado de la mayor productividad, el agua retenida se infiltra en el suelo y pasa a formar parte del proceso productivo.
“Toda esa agua se evapotranspira por la planta y se transforma en mejores rendimientos en el mismo año en que se realiza la labor de sistematización”, agregó Vignolo, convencido de un proyecto que le brinda a la institución mucha satisfacción.
RENTABILIDAD Y RESULTADOS COMPROBADOS
El costo de construir curvas de nivel ronda los 2,5 quintales de soja por hectárea, una inversión que se recupera rápidamente gracias al incremento en la producción.
Según Vignolo, “los rindes pueden aumentar entre cinco y hasta 10 quintales más en los lotes con curvas bien hechas. En campañas con pocas lluvias, cada milímetro retenido es aún más valioso”.
En promedio, la escuela logró obtener entre 5 y 6 quintales adicionales por hectárea. La eficacia del sistema quedó en evidencia tras una lluvia de 90 milímetros:
“En las áreas sistematizadas, el agua se contuvo e infiltró por completo, evitando lagunas e inundaciones. Eso asegura rindes promedios superiores para la próxima campaña”, destacó el entrevistado.
TRABAJO CONJUNTO Y PROYECCIÓN REGIONAL
La institución también colabora con Vialidad y el Consorcio Caminero de esa región provincial para mejorar el acceso principal que conecta al frigorífico de Río Cuarto con la escuela, complementando la tarea de sistematización predial.
Como conclusión, Vignolo subrayó la necesidad de extender estas prácticas en toda la región, y por qué no también pensarla a nivel país.
“Es fundamental sostener los caminos rurales para garantizar el movimiento de la producción. El diferencial productivo de las curvas de nivel se percibe desde el primer año, por eso recomendamos ampliamente su implementación”, finalizó el responsable del área de producción de la Escuela Agrotécnica Salesiana Ambrosio Olmos de Río Cuarto.
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