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Alta inflación y salarios en baja, una fórmula que no cierra en la ecuación ganadera

Fuente: Infocampo 17/08/2022 09:03:45 hs

En los primeros siete meses del año, carne y hacienda aumentaron por debajo de la inflación. Con menor poder adquisitivo de los consumidores, hay dudas sobre como avanzará el precio del gordo.

En el segundo semestre del año, el precio de venta al público de carne vacuna mostró una desaceleración, de acuerdo al Mercado Rosario Ganadero (Rosgan). Pero en un contexto de elevada presión inflacionaria -el último dato oficial fue de 7,4% para julio- la entidad planteó que la caída del poder adquisitivo del salario podría impactar en el precio de la hacienda de consumo

“Luego de un segundo trimestre del año con precios de la carne creciendo por sobre la inflación, a partir de junio la fase se revierte y lo que está dispuesto a pagar el consumidor comienza a generar retrasos”, advirtieron desde la entidad.

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En este contexto, plantearon que de cara a futuros ajustes en el precio de la carne en los mostradores, el consumidor no convalidará nuevas subas, situación que impactará en las cotizaciones de vaquillonas y novillitos, categorías destinadas al mercado local.

EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS

Entre enero y julio, el precio de la hacienda, de acuerdo al Mercado de Cañuelas, aumentó 21%. En paralelo, los cortes vacunos en las carnicerías subieron un 34%, por debajo del 46% de inflación en el período analizado. 

El Rosgan mencionó que se percibe un doble efecto en el negocio. Por un lado, la desaceleración de los precios pagados por el consumidor –en un contexto de creciente inflación– impactaron sobre los valores de la hacienda en pie. 

Pero también, se da una presión por el lado de la mayor oferta de hacienda terminada que dispone hoy el mercado. “A diferencia del año pasado, el mercado doméstico se encuentra abastecido y los feedlots continúan cargados”, señalaron. 

En este contexto, y con una mayor participación de las cadenas aviar y porcina, los rosarinos explicaron: “la falta de carne en la mesa de parte de los argentinos no radica ya en una cuestión de escasez general de oferta sino en la capacidad de compra de un consumidor cuyo salario real se encuentra cada vez más deteriorado”.

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