Acsoja, Argentrigo, Maizar y Asagir realizaron su cierre de año y cuestionaron que sigan existiendo las retenciones, una ley de semillas desactualizada y regulaciones “anárquicas” sobre fitosanitarios.

Las Asociaciones que nuclean a las cadenas de la soja (Acsoja), el trigo (Argentrigo), el girasol (Asagir) y el maíz y el sorgo (Maizar) realizaron en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires su cierre de año y, como es tradicional, leyeron un mensaje de manera conjunta para reflejar su visión y preocupación sobre lo que necesita el país para transitar la senda de crecimiento, de la mano del aporte del agro.

Como principal resumen, las cadenas consideraron que “es imperioso cambiar el modelo de desarrollo económico, salir del ‘vivir con lo nuestro’ para insertarnos en el mundo”, porque “podemos ofrecer cada vez más bioproductos sustentables, provenientes de todos los rincones de nuestro territorio”.

“Tenemos las condiciones para jugar el partido y queremos hacerlo”, manifestaron en clave mundialista.

Al respecto, las cadenas recordar que hace unos días el mundo alcanzó las 8.000 millones de personas, el doble que hace solo 50 años, y que eso supone un inmenso desafío para la seguridad alimentaria, la agricultura y el ambiente.

“Dicho brutalmente: es imperioso alimentar a todos sin arruinar el planeta”, resumieron.

TEMAS A RESOLVER

El problema, según las cuatro cadenas, es que “la Argentina parece estar viendo otra película”, debido a que “sigue presa de la inestabilidad macroeconómica, sin poder controlar una inflación de las más altas del mundo, con una insostenible brecha cambiaria, gastando más de lo que ingresa, sin dólares para insumos ni bienes de capital importados, con impuestos distorsivos, sin una estrategia de inserción mundial y con muy pocos acuerdos de libre comercio”.

Al respecto, recordaron que estos sectores agroindustriales generan la mitad de las exportaciones del país –U$S 40.000 millones el año pasado– y que además producen la materia prima para la producción de carnes, lácteos y huevos, que alimentan a todos los argentinos y movilizan otros U$S 5.000 millones en exportaciones.

“Con los estímulos correctos, esto es fácilmente multiplicable”, dijeron.

Acto seguido, cuestionaron que “sin embargo, en lugar de incentivos, enfrentamos obstáculos que se suman a los de la macro”, y enumeraron los siguientes temas:

• Somos el único país de América que aplica impuestos a la exportación;
• Tenemos una Ley de Semillas de hace medio siglo que dificulta el mejoramiento tradicional y el biotecnológico;
• Falta previsibilidad para el desarrollo de los biocombustibles;
• Abundan regulaciones anárquicas sobre fitosanitarios;
• Tenemos recientes problemas con la importación de semillas para los programas de mejoramiento;
• Carecemos de seguros agropecuarios, una red de contención tan necesaria en un año con pérdidas incalculables por la sequía.

DÓLAR SOJA

En este marco, las cuatro cadenas también apuntaron contra el nuevo “dólar soja” que, además de generar bruscas distorsiones no deseadas, vuelve a mostrar que, “en cada emergencia del país, el salvavidas es la agroindustria”.

No obstante, esto no es acompañado por medidas a favor, sino que “se potencian políticas que le quitan competitividad (al agro), en una estrategia de daño autoinfligido hacia el factor con mayor capacidad de sacar el país adelante”.

De cualquier modo, en el cierre del discurso, las cadenas eligieron ser optimistas: señalaron que tienen ambición y mérito, porque Argentina fue “bendecida” con una de las cuencas fotosintéticas más eficientes del mundo.

“Estudiamos y aprendimos a manejarla para generar alimentos, energía, moléculas que necesita el mundo. Construimos esta bioeconomía sustentable, con el menor impacto ambiental del planeta, porque fuimos pioneros en implementar el sistema productivo basado en siembra directa, porque tenemos buenas prácticas agrícolas, productores jóvenes y altamente formados”, señalaron.

Y continuaron: “Esto nos hace sentir bien y nos abre puertas. Queremos seguir aumentando el valor agregado, generar muchos más empleos verdes y arraigo, bioindustrias con desarrollo federal, de una manera que incluya a empresas chicas y grandes, y sobre todo a personas con distinto grado de calificación”.

“Nos ha faltado hasta ahora consensuar visiones y políticas, pero estamos haciendo un buen esfuerzo por generar las instituciones y la representación que necesitamos, como evidencian el Consejo Agroindustrial Argentino y la Fundación Barbechando. Tenemos que estar todos juntos, porque la unión hace la fuerza”, cerraron.

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