La Mesa de las Carnes desempolvó el vestido de fiesta pensando en conquistar a un nuevo candidato: ¿Qué dice el plan de crecimiento pensado hasta 2032?
Pese a su fama, la carne vacuna es una de las Cenicientas de la economía argentina, ya que la política suele condenarla a cubrir las necesidades del consumo interno y a resignar sus sueños exportadores. La Mesa de las Carnes, en tanto, se parece mucho a aquel vestido que una mujer mandó confeccionar para deslumbrar
Pese a su fama, la carne vacuna es una de las Cenicientas de la economía argentina, ya que la política suele condenarla a cubrir las necesidades del consumo interno y a resignar sus sueños exportadores.
La Mesa de las Carnes, en tanto, se parece mucho a aquel vestido que una mujer mandó confeccionar para deslumbrar a todos en una fiesta de gala, que se usa una vez y luego se guarda en el armario hasta la próxima ocasión, cuando llegue de nuevo la hora de las hadas. Así, el ropaje puede ser utilizado por muchos años, mientras se espera la aparición del príncipe que finalmente se enamore y la saque de su encierro.
Una nueva ocasión está llegando. La Mesa de las Carnes, un conglomerado de unas treinta y pico de cámaras y entidades vinculadas a la producción de proteínas animales (por lógica, la mayoría de ellas ligadas a la carne bovina), se calzó por primera vez el vestido en 2015 para seducir a Mauricio Macri. Tuvo relativo éxito, porque el pretendiente mantuvo con ella una docena de citas, aunque finalmente la crisis económica lo obligó a recular y todo volvió a fojas cero.
El triunfo de Alberto Fernández en 2019, y con ello el regreso del kirchnerismo que hace de la carne un “bien cultural” de todos los argentinos (condicionando severamente el crecimiento exportador del sector), obligó a guardar el vestido entre naftalinas. En estos años la Mesa no sedujo a nadie, y eso que se reemplazó a la coordinación técnica de la misma, que era ejercida por el ganadero macrista David Lacroze, por la del ex titular de CRA, Dardo Chiesa, de buena llegada con los dirigentes peronistas.
Chiesa sobrevivió en ese puesto varios años, cobijado dentro del placard del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y hasta criticado por las propias entidades rurales: la Sociedad Rural Argentina (bretel más ganadero que ese no existe) dejó la Mesa y hasta la propia CRA la cuestionaba. Mientras tanto, la cadena de ganados y carnes se fracturaba entre los múltiples intereses que conviven en ella. El punto máximo que habrá que zurcir fue cuando los frigoríficos del poderosos Consorcio ABC se reunieron con el propio Fernández para definir en abril de 2021 el regreso de los cupos de exportación y las DJEC, el remedo contemporáneo del curro de los ROE Rojo.
Pero ahora el kirchnerismo estaría en retirada y llegó el momento de desempolvar el vestido. Se respiran nuevos aires y hay nuevos pretendientes. El sueño del amor (una Argentina que vuelva a consolidarse como uno de los grandes exportadores de carne) nunca envejece. Está más vivo que nunca.
El próximo miércoles, y no sin discusiones internas entre sus integrantes, la Mesa de las Carnes presentará en una sala del Anexo de la Cámara de Diputados un documento llamado Lineamientos Estratégicos para la Cadena Bovina 2022/2032. Parece un nuevo vestido pero que en definitiva es el mismo que se presentó en 2015 a Macri y en 2019 a Alberto, recauchutado como para que luzca novedoso.
Bichos de Campo accedió al documento y adelanta alguno de sus términos.
“El estudio de Lineamientos Estratégicos para la Cadena Bovina surge como resultado de la iniciativa de la Mesa de las Carnes, un espacio de interacción entre los diferentes actores de la cadena bovina (curiosamente esta vez se excluyó a productores de cerdos, pollos y ovinos)”, comienza el extenso trabajo, que esta vez tuvo como costurera principal a la Fundación FADA y curiosamente fue financiado por el zar de la exportación de carne equina y dueño del frigorífico General Pico SA, Ernesto “Tito” Lowenstein, cercano a Chiesa y también al ex presidente del Senasa en tiempos del menemismo, el veterinario Bernardo Cané. Desde los agradecimientos, salta a la vista que faltan la Rural y algunas asociaciones de criadores entre las adhesiones.
Más allá de eso, detengámonos en el vestido. El documento apunta nuevamente a conseguir un romance duradero para la cadena de la carne, pues “es un estudio que genera un proyecto común con metas finales a 2032”. Por supuesto, con un corte a 2022, sugiere desde el escote que su aporte es muy significativo en la actualidad (por ejemplo el 2,8% del empleo nacional o el 4,7% de las divisas), pero que podría crecer sustancialmente si la Argentina despliega una serie de políticas de largo aliento.
¿Qué políticas? Nada nuevo bajo el sol. En el eslabón industrial y comercial se habla concretamente de estas medidas, la mayoría de ellas reclamadas durante décadas frente a un poder político que ha hecho oídos sordos:
- Revisar por parte de INDEC la ponderación actual de la carne vacuna en el gasto de los hogares
- Eliminar DEX (retenciones, actualmente del 10%)
- Unificar IVA balanceado y servicios de faena a 10,5%
- Crear una cuenta tributaria única
- Ganancia por tenencia
- Reducir contribuciones patronales, para nuevos empleos en la industria frigorífica
- Reducción progresiva al 0% de Ingresos Brutos para la cadena vacuna
- Crear monotributo carnicero régimen especial
- Eximir de Ingresos Brutos a carnicerías registradas, hasta lograr reducción a 0%
- Realizar los controles pertinentes en las Cooperativas de trabajo inscriptas bajo dicha modalidad
- Impulsar el proyecto de Ley para su aprobación, en la acepción y uso de la palabra carne y derivados
- Profundizar la digitalización de trámites administrativos
- Crear esquema amortización acelerada para compra de toros
- Trabajar en la apertura mercados para exportación genética
- Concientizar sobre uso de genética probada
- Potenciar uso de biotecnología reproductiva
- Reforzar rol INTA en research y extensión
- Implementar planes organizados regionalmente y obligatorios, de control y erradicación de enfermedades venéreas y brucelosis.
- Reforzar y fortalecer el SENASA
- Financiamiento para implantación de pasturas
- Fomentar cooperativismo y asociativismo entre productores
- Derogar peso mínimo de faena
- Crear incentivos para la faena de animales pesados
- Eliminar la clasificación de frigoríficos según capacidad faena
- Establecer un estándar nacional para la industria frigorífica:
- Fijar organismo único de control (SENASA)
- Crear un Programa Piloto de Trazabilidad Electrónica a Campo
- Generar un uso eficiente de los Controladores Electrónicos de Faena
- Lograr un esquema de trazabilidad hasta el consumidor
- Promover y difundir tipificación de la res en todos los establecimientos frigoríficos del país. Revisar el protocolo actual.
- Identificar los productos con sellos de calidad.
- Fijar las normas y reglas, para comercialización por cortes.
- Desregularizar el mercado de cueros
- Eliminar prohibición exportación cortes y eliminar DJEC
- Detectar y trabajar nuevos mercados: sanitarios, arancelarios, genética,mercados nuevos
- Discutir a nivel internacional status libre fiebre aftosa con vacunación
Según el documento, debajo del vestido el premio por aplicar este conjunto de medidas parece prometedor. Se espera un crecimiento del stock bovino hasta 63,7 millones de cabezas (17%) y que la producción de carne crezca 36% hasta 4,2 millones de toneladas (1 millón de toneladas más que ahora). Eso permitiría incrementar sustancialmente las exportaciones (un 103%, hasta 2,4 millones de toneladas), pero preservando los niveles de consumo interno actuales de carne, en torno a 48 kilos anuales por habitante.
Convertido en divisas, parece una tentadora propuesta que ninguno de los candidatos a la presidencia podría rechazar. Se habla de 8.500 millones de dólares para dentro de 10 años. Otro impacto positivo como para deshojar la margarita sería la prometida creación de 114 mil nuevos puestos de trabajo en el sector. Pero esto era más o menos lo mismo que se prometió en otros festejos, y el pescado sigue sin vender.
“Para el año 2032, nos vemos como una cadena bovina sólida, integrada y en constante desarrollo. Producimos eficientemente alimentos de calidad que forman parte de la dieta de los argentinos y tienen una presencia internacional creciente y reconocida. Somos defensores de la carne argentina, promoviendo su excelencia y valor único. Adoptamos tecnologías innovadoras y prácticas sostenibles, cuidando el bienestar animal”, resume el trabajo sobre el porvenir de la cadena productiva.
El vestido es el mismo pero luce como nuevo, pues se le ha cambiado la brillantina. Bienvenidos a la fiesta. Solo falta el candidato que quiera bailar con esta Cenicienta.
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