El precio de la hacienda y de la carne: qué factores podrían volver a “desequilibrar” el mercado
Con un mercado que día a día busca su punto de equilibrio, un salto cambiario o un proceso de retención de vientres pueden generar presión alcista en los precios del negocio ganadero
Entre diciembre del año pasado y enero 2024, los precios de la hacienda y la carne vacuna sufrieron fuertes oscilaciones, con novillitos y vaquillonas que llegaron a superar los $.2000 el kilo. Esto se reflejó en un fuerte traslado a los mostradores, en donde los consumidores no convalidaron ese nuevo escenario de precios y en Cañuelas, las cotizaciones comenzaron a buscar su equilibrio, ante el freno que representó la calle.
Franco Artusso, del Ieral de la Fundación Mediterránea, analizó esta situación y anticipó cuales pueden ser los dos factores que pueden alternar nuevamente este equilibrio. Por un lado, advirtió que un salto cambiario o una aceleración importante de la tasa diaria de devaluación puede alterar los precios.
En cuanto a la segunda variable, señaló que “no está claro todavía qué rumbo tomarán los productores, si seguirán jugando al achique como en el 2023 (liquidando vientres) o si, por el contrario, volverán a apostar e invertir fuerte en la actividad”.
Si bien cualquiera de los escenarios productivos es posible, los mejores pronósticos climáticos y el nuevo Gobierno que promete mayor libertad de mercado, son factores que para el Ieral deberían dar comienzo a un proceso de normalización en el sistema ganadero, a partir de una disminución en la liquidación de vientres.
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El faltante de cabezas es una realidad que se instaló hace tiempo en la actividad y si los ganaderos inician un proceso de retención, el impacto alcista en las cotizaciones será palpable.
LOS PRECIOS GANADEROS, ENTRE EL RÉCORD Y EL EQUILIBRIO
Si bien los valores de la hacienda treparon a niveles nunca vistos, Artusso extendió el análisis y considerando tanto la relación histórica entre insumo y producto terminado como el contexto económico general, calculó que en enero, los precios de la carne bovina aumentaron entre un 2% y 8% en enero.
Para el especialista, este porcentaje se ubica por debajo de la tasa general de inflación, más cercana al 20%. “Implica que la carne habría ayudado a la desaceleración de la inflación de enero, luego de haber contribuido en la dirección contraria en el mes de diciembre del 2023”, sostuvo.
Estos valores están en línea con los valores promedio, por lo que se puede afirmar que el precio de la carne no estaría atrasado ni tampoco adelantado, respecto de lo que ha sido su valor medio de convergencia en los últimos trece años.
El peso del consumo interno en esta ecuación no es menor. “Por el lado de la demanda interna no parece haber fuerzas como para que los precios se ubiquen mucho más arriba de lo que ya están”, remarcó.
Y agregó: “Las debilidades de la demanda interna han mostrado ser un factor bajista y de contención para el precio de la carne en el mes de enero y seguramente lo serán para varios meses
más del año”.
En el frente externo, por el momento tampoco se avisoran factores que impriman tensión en los precios. China, el principal destino de las exportaciones argentinas, se encuentra en niveles bajos en relación a su capacidad. Y la hacienda local, medida en dólares contra el resto de los competidores de la región, está por encima.
“Con estos precios de exportación al principal mercado y demás niveles de las variables, como precios de hacienda y tipo de cambio, el sector exportador no tiene mucho margen para reconocer o absorber mayores precios de hacienda”, concluyó.
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