Rosana, la arquitecta que diseña el presente y futuro de Agroactiva con creatividad
Rosana Nardi es desde hace más de una década la mujer al frente de Agroactiva, la megamuestra que cada año convoca a más de 200.000 personas durante cuatro días y este 2024 cumple 30 ediciones. Es la nueva protagonista de ELLAS.
“De chica soñaba con ser carnicera, conozco todos los cortes de desposte de la media res, ya de más grande pensaba que iba a ser psicóloga, pero un día, ya terminando la secundaria, como si fuera un rayo, una iluminación de no sé dónde, me llegó que quería ser arquitecta, que es mi gran logro, tengo una gran pasión por la arquitectura”, reflexiona Rosana Nardi, hoy directora general de Agroactiva, la muestra que cumple en pocos días 30 ediciones.
En un nuevo capítulo de la serie de podcast Ellas, “Rosy” es la protagonista: hija de Luis Nardi y Teresa Casas, hermana de Luis (h), casada hace 22 años con José María De Guglielmo, tiene tres hijos: Santino (21 años), Nazareno (18) y Miranda (15).
Más de 200.000 personas visitan la muestra cada año. Empresarios, productores y contratistas la respetan y llegan a ella con ganas de juntarse y pensar futuras estrategias productivas y de negocios. “Rosy” está desde esa primera edición en el equipo, pero desde hace 12 años tomó la posta que dejó su padre en la presidencia y dirección de AgroActiva.
¿Qué sintió cuando su padre hace 12 años le dejó la posta? “Pánico, un horror, yo sentía que no iba a poder liderar como él lo hacía, después me di cuenta de que yo tenía que dirigir con mis cualidades, pero eso llevó tiempo”, recordó.
Asimismo, en el “pin-pong” de cierre se animó a hablar de comidas, películas, series, música, frases y hobbies: “Me relaja mucho la escritura, escribo de todo, cuentos, y hace poco empecé con pintura, para mí es como una medicación activa, en movimiento”.
– La típica pregunta de este podcast para romper el hielo es sobre la infancia. ¿Cómo fue la tuya? ¿Dónde te criaste? ¿En qué contexto familiar? ¿Qué te gustaba hacer?
– Me crié en una familia tipo, mi mamá Teresa, mi papá Luis y mi hermano Luis, 5 años más grande que yo. Siempre tuve una gran devoción por él, porque era lo que a mí me hubiera gustado hacer y no era. Era aventurero, libre, contestatario, y yo no era así. Trabajé mucho con los años después para ser así. La verdad que fue una infancia que no podría definirla como feliz. Tampoco fue triste. Pero fue marcada por ciertos recuerdos dolorosos que tuve y las cosas difíciles que nos van pasando en la vida nos quedan marcadas a fuego.
– ¿Y qué te gustaba hacer?
– Me gustaba muchísimo ir a inglés, jugar al elástico, a las payanas, y estar mucho tiempo con mi mejor amiga de la infancia, Valeria Elizalde, a la cual amaba profundamente y marcó su presencia mi infancia.
– ¿Había campo en esa infancia?
-No, el campo para mi era un paisaje que veía a través de las ventanillas del auto o del colectivo. Lo más cerca del campo que estaba es cuando iba a Todd, un pueblito cerca de Arrecifes. Mi mamá y mi papá son de ahí. Íbamos a visitar a mis abuelos. El campo era ese lugar inexplorado que rodeaba el pueblo. Estaba a cuatro cuadras de las casas de mis abuelos, pero yo no iba.
– Siempre me gusta preguntarles por comidas de esa época de chicos. Olores, sabores, ¿Tenias esa abuela que te cocinaba algo rico?
– Si, las papas fritas en grasa que hacía mi abuela Elvira es algo que nunca más volví a probar. Era un sabor indescriptible, exquisito. Era otra cosa que una papa frita, era sublime. Eso y creo que un aroma que marcó mi infancia y hasta el día de hoy me marcó es el olor a la leche hervida, mi mamá hervía la leche mucho, como se hacía antes, con larga un olor especial que también recuerdo mucho.
– Pasaron los años y apareció arquitectura como carrera. ¿Era tu plan A? ¿Tenías un plan B? ¿Cómo fue esa decisión?
– Esta pregunta está hecha a medida como para mí. Porque justamente me pasó eso. Yo no había hecho ningún test vocacional, pero no sé en qué momento empecé a pensar que me podría llegar a gustar la arquitectura. Pero lo que a mí me gustaba y me sigue gustando era psicología. Quería ser psicóloga. Pero cuando me tuve que decidir imaginé trabajando como psicóloga o como arquitecta, y me pareció más divertido y entretenido arquitecta, y la verdad que lo agradezco profundamente, porque para mí, la arquitectura es mi gran logro. Si hay algo que me define sin condicionamientos es la arquitectura. Una decisión absolutamente mía, sin pensar en nadie que me condicionara. Hice la carrera y si volviera a tener tres vidas más la volvería a elegir. Tengo una gran pasión por la arquitectura.
– Es difícil elegir algo para toda la vida a los 18 años, ¿no?
– Yo no tenía la vocación. Fue algo como un rayo de luz que me iluminó en esa decisión. Porque no sé de donde salió, fue a último momento. Estaba terminando quinto año. Nunca había pensado en ser arquitecta. Incluso, cuando iba al primario y era chica decía que quería ser carnicera (risas)… porque me apasionaba ver cómo el carnicero despostaba la media res. Me sé de memoria todos los cortes. También en algún momento maestra. Pero arquitectura fue como una iluminación al final. Ni siquiera había ido a una escuela técnica. Me costó muchísimo. Los primeros 3 años fue difícil. El primer año tremendo. Porque no traía la formación. Pero amo la arquitectura. Me parece una carrera muy completa, que tiene mucho de creatividad, sin límites, porque podés ir por el lado del arte, la construcción, la estructura, la matemática, lo ingenieril…
– Y sos de las que anda por la vida viajando y mirando para arriba, las molduras, los detalles…
– Me encanta. Yo viajo a cualquier lado, Buenos Aires, Rosario, que es donde más viajo, ni hablar cuando fui a Europa. Me la paso mirando edificios. Voy mirando para arriba, saco fotos. Molduras, cúpulas, me fascina. Y lo tengo como una gran pasión por imaginarme viviendo en esos lugares.
– Pasaron los años y Don Luis tomó la posta de Agroactiva. ¿Qué te acordás de ese momento? ¿En qué estabas vos?
– Yo estaba recién recibida. Y mi papá siempre tuvo ese afán por facilitarme las cosas, “vení, trabajá conmigo”. En ese momento yo estaba haciendo los planos de un proyecto que él estaba haciendo para Pergamino, un mercado de frutas y verduras. Después quedó en la nada. Empezamos a hacer un par de exposiciones, la Rural de Pergamino, la hicimos en 1996 y 1997, con la empresa que tenían en ese momento mi papá y mi hermano, OSE (N de la R: Organización Seguridad de Empresas). Habíamos hecho la Fiesta Nacional del Trigo en Leones, también hacían servicios para ExpoChacra, y en 1998 a mí padre la ofrecen comprar AgroActiva, que ya tenía tres ediciones, pero era algo muy local, chiquito. Fue como una continuación de lo que ya veníamos haciendo.
– En ese momento no te imaginabas que Agroactiva iba a convertirse en lo que es hoy… ¿O eso ya estaba en la cabeza de Luis?
– Yo no me lo imaginaba para nada. Pero mi papá nos volvió locos. Te juro que no sé cómo hizo. Pero nos metió la idea de crecer, y el fervor, de que íbamos a ser la exposición más grande de Argentina, que no tenía techo, que si tenía techo era corredizo, una frase de él. Y nosotros nos creíamos todo y salíamos con todo. Y lo fue logrando. Un embale bárbaro. Nos la re creímos porque mi papá tenía un liderazgo muy marcado. Lo escuchabas hablar y le creías todo. Y eso nos dio impulso para llegar a ser lo que somos hoy.
– Son cuatro días de muestra, pero: ¿cuánto lleva preparar una tremenda muestra como es Agroactiva? ¿Cuándo arrancan a pensar la edición siguiente? ¿Cómo es el tras bambalinas?
– Mirá, los últimos años, no ha habido un impasse, entre una expo y otra. Antes, hace 10 años, yo me acuerdo que terminaba una y estábamos muy tranquilos un mes, a veces dos meses, a media máquina. Desde hace unos años se trabaja todo el año. Porque ni bien termina una se empieza a hablar sobre lo que se va a comunicar de la exposición y las cosas que pasaron. Como son cuatro días y trabajamos tanto los tenemos que hacer rendir. Se generan muchas cosas. Y después ya empezamos a trabajar en las ideas fuerte para la siguiente edición. Todos los años le damos una vuelta de rosca a la campaña. Pero lo primero que hacemos es una reunión post Agroactiva con todas las áreas que participan en la organización, y yo anoto todo en un cuaderno. Meses después, un mes antes de la siguiente exposición, saco el cuaderno y controlamos que todo esté hecho. Después surgirán otras cosas y así vamos.
– Te llevo al año 2012. Don Luis viene y te dice: “Hija, quiero dejar, alejarme un poco de los reflectores, ¿Te animás a liderar AgroActiva?” ¿Qué cosas se te pasaron por la cabeza? ¿Qué tuviste que aprender para ocupar ese puesto?
– No existió nunca la pregunta. De hecho hace poco lo hablé con él y me dijo “hija, qué egoísta fui”… Mirá, fue así. En una reunión, sin hablarlo previamente conmigo, dijo que se retiraba, que iba a estar si lo necesitábamos, pero no iba a estar en el día a día y que iba a ocupar el lugar yo. ¿Qué sentí? Pánico. No miedo. Pánico. Un horror. Era lo peor que me podía pasar. Fue un duelo tremendo dejar de trabajar con mi viejo. Yo creía que ser presidente de AgroActiva era tener que ser como él había sido. Y yo tengo un perfil totalmente diferente al de él. Yo pensaba que no iba a poder llevar a cabo esa vida, todo el día en la calle, viajando, no paraba. Yo tenía mis hijos chicos. Yo decía qué horror, tener que ocupar ese puesto, todo acartonado, no poder estar tranquila trabajando sobre el plano en mi escritorio, haciendo los diseños. Iba a tener que estar en todo. Un espanto. Tener que hablar en público, hablar con los políticos. Fue un trauma para mí. La pasé re mal al principio.
– ¿Y pudiste ver que él había visto que vos podías? Digo, que él confiaba en vos, que estabas preparada…
– En mi mente no estaba la opción de decir que no. No podía decirle que no a mi papá. No me lo permitía. Ni se me cruzaba por la cabeza. Pero después, cuando empezaron a pasar los años, sentí qué bueno porque él siendo de otra generación, siendo machista, como era él… ahora está más acomodado (se rie), ¿cómo tuvo la visión de dejarme algo a mí para que continuara cuando ni yo me imaginaba que iba a poder hacerlo? Y él confió absolutamente. Porque se retiró, y se retiró. Punto. Y yo lloraba y lloraba en las reuniones, en todo. Porque no podía creer. Era una pérdida enorme para mí. Trabajar juntos fue una gran diversión. La pasamos muy bien juntos. Entonces, no era sólo que iba a tener que ocupar ese cargo que odiaba, sino tener que despedirme de trabajar juntos.
– ¿Qué creés que le aportaste y le aportás vos con esa mirada distinta?
– El verdadero desafío fue tratar de entender que yo no tenía que ser como él. Es fácil decirlo. Es casi obvio. Pero cuando vos realmente te cae esa ficha es un crecimiento exponencial. Yo creo que lo que he crecido y evolucionado los últimos años fue un montón respecto de lo que era. Yo nunca iba a poder ser como él. Pero sí tengo cosas que pueden compensar con otras cosas que sí tengo y él no. Tengo creatividad, que tiene que ver con mi formación pero también mi esencia. La creatividad está en todo. Tengo una mirada muy creativa de todo. Cada vez que veo algo ya sea una forma de hacer algo, de organizarlo, de decirlo, siempre me imagino una menara no trillada. Hacerlo distinto. La creatividad es lo que más le aporté a Agroactiva.
– ¿Tuviste que ir a terapia para afrontar ese desafío?
– No, no, a terapia iba desde mucho antes… (risas)
Rosana Nardi: “Sentimos que el campo argentino es agroactivista”
FUERA DEL SURCO
– Tenés alguna actividad que permita resetearte, algo artístico, deportivo, cultural…
– Si, la escritura. Me gusta mucho la escritura literaria. Escribir cualquier cosa pero sobre todo cuentos, hago talleres. Y desde el año pasado hago un taller de pintura. Y sí, la verdad que descubrí que es como una meditación en movimiento. Limpiás la cabeza de lo que te obsesiona todo el tiempo. Cuando estoy escribiendo o pintando no pienso en ninguna otra cosa. Es super saludable par a mi bienestar. No puedo lograr la meditación esa de no pensar en nada, pero cuando estas cosas sí lo logro. Meditación en movimiento, en acción.
– Música, ¿qué escuchás?
– Un abanico recontra amplísimo. Mis gustos son de lo más eclécticos. Me gusta “Tan Biónica”, Cristian Castro, Amy Winehouse, WOS, Scissor Sisters… y escucho de todo un poco. Siempre estoy tratando de encontrar algo nuevo. Pero me atrae la música también de los 70s. Lo único que me cansó de cuando lo viví en su momento es los 80s. Que fue mi época, cuando era adolescente. No sé me gustaba Madonna, y ahora no la escucho. Y sí me gustaba y me gusta Simple Minds.
– Series, películas, ¿por dónde vas?
– Me gustan las películas y series que tienen que ver con las relaciones humanas. También el suspenso, el misterio. No me gustan las románticas.
– ¿Alguna que hayas visto hace poco o te acuerdes?
– Miré una muy divertida que se llamaba “Poquita cosa”, una española, que me encantó. Muy simple, humor pavo, pero lindo. Con Seinfeld ya la llevo viendo varias veces todas las temporadas. Empiezo, termino y la vuelvo a empezar.
– ¿Tu desayuno ideal o habitual?
– Mi desayuno ideal es en un hotel, café con leche, que tiene que ser en una taza grande, con tostadas. Con budines de diferentes sabores, si tienen frutos secos mejor. Y el habitual es café con leche, siempre café con leche, lo amo. No puedo empezar mi día sin un café con leche, no lo reemplazo con nada. Hasta que no lo tomo estoy de mal humor. Y con tostadas de pan lactal y mermelada de arándanos.
– ¿Alguna mujer que haya marcado tu vida?
– Mi madre. Sin dudas. Claramente. Y me la sigue marcando. A veces pienso que no podría vivir sin ella.
– La última tiene que ver con una frase de cabecera. De las entrecomilladas o esas cosas que uno se repite, como leitmotiv…
– Tengo una que le escuché a Gabriel Rolón que es “la mejor decisión es la que te deja en paz”. Es brillante. Amo esa frase. La uso a diario en lo que hago. Y después tengo otra que repito, es de mi papá, que cuando arrancamos a trabajar juntos él siempre decía “recuerden que lo muy bueno es enemigo de lo bueno”. Me parece que calza en todos lados cuando vos estás gestionando algo para que eso se realice. A veces dándole tanta vuelta a la cosa terminás no haciendo nada.
MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.
La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.
Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.
El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.
Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.
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