Ignacio, el joven veterinario que busca hacer escalar la ganadería al pie de la cordillera patagónica
Nació en Bahía Blanca, pero desde niño vive en Esquel. Actualmente administra un campo familiar con producción ovina y bovina, donde practican pastoreo voisin. Es el nuevo protagonista de Tierra de Historias.
En una zona en la que la producción es muy distinta a la de la zona núcleo, donde miles de hectáreas se consideran apenas un lote, Ignacio García Diez sobresale en medio de las montañas y los lagos con su aporte para la producción ganadera.
Es un joven veterinario, nacido en Bahía Blanca pero desde pequeño radicado en Esquel (Chubut), que actualmente administra un campo familiar en esa zona del país, donde constantemente innova y busca nuevos rumbos para mejorar y ampliar la producción ovina y bovina al pie de la Cordillera de los Andes.
“Nacho” es el nuevo protagonista de Tierra de Historias, la serie de podcast producida de manera integral por Profertil y conducida por el periodista Juan Ignacio Martínez Dodda.
A continuación, un resumen del capítulo que puede además escucharse completo en el canal específico de Spotify de Tierra de Historias o al finalizar la nota.
-¿Cómo es producir de manera sustentable en una zona marginal como la Patagonia? ¿Qué tecnologías o innovaciones has implementado para hacerlo?
-Una de las cosas de las nuevas que hemos implementado es el manejo del pastoreo, por ejemplo con el sistema voisin. En los primeros datos que vamos recabando, vemos que ya hay un cambio positivo.
-El pastoreo voisin es el que busca achicar los cuadros con pasturas y tenerlas más controladas, evitando que el animal se coma todo el forraje, sino que consuma hasta cierto punto en que pueda rebrotar. Esa es la idea, ¿no?
-Sí. El objetivo es respetar los tiempos de reposo de las parcelas. Darles esa posibilidad de rebrote y de crecimiento, y apuntar a una ocupación más acotada. Implementar altas cargas en un corto período de tiempo y luego darles un descanso suficiente como para que vuelvan a brotar.
-¿Hay algo más que aporte como valor agregado esta forma de trabajo?
-Una de las principales cosas que vemos es que es muchísimo más fácil de presupuestar la cantidad de pasto que uno tiene en el campo. Al tener parcelas ya usadas y otras que se están por comer o que las diferís para más adelante, es mucho más fácil saber con qué contás, al contrario de lo que sucede cuando son cuados muy grandes. En esta zona hay cuadros de estepa que son de 2.500 hectáreas, entonces hay que tener ojo para saber cuánto pasto te queda para la próxima temporada, no es un trabajo fácil, porque además se trabaja con diferentes calidades de pasto y también depende de donde pase o no la hacienda. Entonces, por eso, uno de los primeros beneficios que tiene el pastoreo voisin es poder presupuestar mejor cuánto pasto queda, y después el hecho de permitir el rebrote y que la planta tenga tiempo suficiente para volver a crecer, permite que los lotes empiecen a producir más. Mientras tanto, también ayuda el efecto de la bosta y la orina de los animales como fertilizante natural.
-Ahora me interesa retroceder y saber de tu infancia. ¿Qué recordás del campo? ¿Olores, sabores?
-Mi familia, mis abuelos, vinieron de España y se asentaron acá en la Patagonia, donde estamos nosotros ahora. Y si bien nací en Bahía Blanca, de muy chico volvimos a vivir aquí. Recuerdo sobre todo andar a caballo con muchos amigos; mi mamá era de traernos mucho al campo y pasar todos los veranos o los inviernos y cada fin de semana. Después de ir al colegio también, venir con muchos amigos. Y pescar también me gustaba mucho. Y así de a poco me fui insertando en el trabajo del campo.
-En un momento llegó la hora de estudiar, ¿por qué decidiste veterinaria? ¿Había un plan B?
-Yo de chico siempre quise ser veterinario, por mi relación con los animales. Por ahí me gustaba también medicina, pero nunca me gustó el hecho de estar trabajando encerrado. Siempre pensé en veterinaria y por eso terminé estudiando en Río Cuarto.
-Este es un podcast de jóvenes, y pensando que muchos que lo escuchan están terminando su carrera, ¿qué recordás de tu primera experiencia laboral?
-En los primeros trabajos uno siempre tiene miedo porque en todo lo que es grandes animales, después se miden los resultados, por ejemplo desde un tacto o una ecografía, o hasta una inseminación. A los pocos meses te evalúan y eso genera temor. Es también un aprendizaje y un tema es que desde la universidad hay poca práctica. Nosotros no tenemos como una residencia en la vamos aprendiendo. Es como que terminamos la carrera y derecho al campo a trabajar. Así que sí, claro, tuve un montón de esos miedos y con el tiempo aprendí y se van achicando. Además de trabajar de todo, desde en un matadero como inspector hasta hacer castraciones de perros o cesárea a una vaca. La verdad es que se te hace un mundo de preguntas, porque muchas de las cosas que dicen los libros no se ven después en la parte práctica.
-¿Cómo es tu trabajo hoy en la empresa familiar?
-Estoy en el campo familiar y después administro un campo de ovejas más al sur. Tenemos también una veterinaria en un pueblo, donde hacemos de todo, incluso animales pequeños, no yo pero mi hermana también trabaja ahí.
-¿Cómo es el amalgama generacional al trabajar con tu mamá y también hermanos?
-En nuestro caso fue fácil, porque yo desde muy chico estuve muy metido en el campo. Lo que sí, hoy estamos ya pensando en el futuro, con mis hermanos y con nuestros hijos, para realizar bien el traspaso generacional. Empezamos a través de una consultora a trabajar ese tema y la idea es llegar a un protocolo familiar.
-Aprovechando tu experiencia, ¿cómo es ser productor en la Patagonia, donde se está lejos de casi todo?
-La verdad tiene sus desafíos o complicaciones porque la lejanía siempre es un factor más, una variable que muchas veces no se puede manejar y que incide desde el precio de los insumos; por ejemplo, el maíz para engorde el precio del flete ya modifica bastante la ecuación, lo mismo que a la hora de enviar nuestros novillos o terneros. Pero a la vez creo que tenemos una gran oportunidad, porque la Patagonia hoy es reconocida a nivel mundial por la cuestión sanitaria, gozamos de un estatus importante de ser libres de aftosa sin vacunación.
-¿Cuáles son tus desafíos, tus sueños? ¿Qué te imaginas de tu futuro en los próximos cinco o 10 años?
-Ojalá que me encuentre trabajando en lo que me gusta, que es la producción. Realmente tengo esa suerte de trabajar en lo que me apasiona. Y lograr que me acompañen mis hijos y empezar a transmitirles esto que tiene el campo de los valores, del hecho de echar raíces. También estar en un marco o en un contexto un poco mejor al que estamos pasando hoy.