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¿Muerto el perro se acabó la rabia? Ya sin la acción dinamitadora del FETA, la industria molinera pudo volver a pensar en temas de fondo como aumentar las exportaciones

Fuente: Bichos de Campo 28/06/2024 09:54:16 hs

“Estamos muy contentos porque la lucha contra el FETA creado en marzo de 2022 por el ex secretario de Comercio, Roberto Feletti, llegó a su fin. Como denunciamos varias veces, el fideicomiso nunca bajó el precio del pan y distorsionó el mercado en beneficio de la empresa más grande”, afirmó el director ejecutivo de Molinos

“Estamos muy contentos porque la lucha contra el FETA creado en marzo de 2022 por el ex secretario de Comercio, Roberto Feletti, llegó a su fin. Como denunciamos varias veces, el fideicomiso nunca bajó el precio del pan y distorsionó el mercado en beneficio de la empresa más grande”, afirmó el director ejecutivo de Molinos Pyme, Oscar Marino, al inaugurar el jueves el Encuentro molinero federal realizado en Rosario.

Tal como informó incontables veces Bichos de Campo, el FETA (Fondo Estabilizador del Trigo Argentino) fue un robo a mano armada organizado por el anterior gobierno nacional y que permitió transferir la friolera de 55.000 millones de pesos de los productores de soja (recaudados por vía de las retenciones) hacia un grupo de 20 molinos, pero con más del 60% de los recursos canalizados hacia el grupo Molino Cañuelas. Cesó su accionar en diciembre pasado. Lamentablemente la justicia no ofrece avances en las causas penales iniciadas, como así tampoco el gobierno de Javier Milei parece dispuesto a investigar qué sucedió.

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Más bien, todos parecen contentos con aquello de que “muerto el perro se acabó la rabia”. La impunidad a veces suele ser un buen remedio, sobre todo porque uno de los efectos más perversos del fideicomiso creado por Feletti -que ni le hizo cosquillas a la pretendida “rebaja del precio del pan común- fue que dividió a la industria molinera al punto tal que hubo más de 130 molinos que decidieron mantenerse al margen del sistema. Y esta división provocó algo mucho peor, que es que el sector dejó de discutir sobre los temas importantes,

Si alguna vez se pudiera juzgar a los funcionarios por el tiempo perdido que provocan con sus decisiones, a Feletti y a muchos otros kirchneristas les cabría la prisión perpetua.

Dicho esto, el Encuentro molinero federal organizado por Apymimra (la entidad que resistió con mayor fuerza el escandaloso fideicomiso) resultó ser casi como un nuevo punto de partida, para retomar la conversación sectorial sobre lo importante para un sector que no es menor relevante: En Argentina los productos farináceos son el principal alimento, con un consumo en 2023 de 94 kilos anuales por persona, lo que equivale a unos 125 kilos de trigo.

¿Y qué es lo importante para la molinería? No se trata de un problema de abastecimiento, pues Argentina produce tres veces más trigo del que necesita para atender ese consumo, y que se muele localmente para garantizar la oferta suficiente de harina. En cifras redondas, de las 18 millones de toneladas que se producen, se procesan anualmente 6 millones de toneladas.

Pero de ese trigo procesado se exporta menos del 10%. Y esto, para una industria que tiene una elevadísima capacidad ociosa (se estima que se utiliza solo la mitad, pues se podrían moler 12 millones de toneladas de trigo al año) es el principal escollo a vencer. O produce más o muchos molinos no tendrán espacio para permanecer en el negocio.

“En estos números vemos una gran oportunidad: Argentina tiene capacidad instalada de molienda que hoy se encuentra ociosa y que permitiría procesar adicionalmente unas 4 millones de toneladas, agregándole valor al producto. Esto quiere decir que, con las instalaciones actuales podríamos exportar cerca del 50% de la producción total”, dijo Marino, dando rienda suelta a una discusión provechosa, post FETA.

En el encuentro de Rosario, el sector molinero pyme trató de mostrar a las autoridades que este potencial de aumento en la capacidad de molienda y valor agregado representa una significativa oportunidad de crecimiento, pero que se necesitan políticas específicas. Más o menos el mismo planteo había hecho el presidente de la FAIM (Federación de la Industria Molinera, que agrupa a las empresas más grandes, incluido el controversial Molino Cañuelas), Diego Cifarelli,  en el último encuentro de A todo Trigo.

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En el encuentro de Rosario, desafortunadamente, no estuvo el secretario productivo del gobierno nacional y principal interlocutor oficial con el agro, Juan Pazo. Sí dijeron presente en número impecable los mismos de las principales provincias productivas.

El ministro de Desarrollo Agrario de Buenos Aires, Javier Rodriguez, manifestó: “Más del 50% de la producción de trigo se hace en la provincia de Buenos Aires. El desafío es producir trigo de mejor calidad, por eso creamos un mapa de la calidad del trigo”, destacó.

“Necesitamos que este gobierno tenga gobernabilidad más allá de las diferencias. Es muy importante a pesar de tener pensamientos distintos llegar a trabajar en conjunto. Nosotros desde Córdoba queremos siempre apoyar a las pymes del país”, dijo el ministro de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso.

El ministro de Desarrollo Económico de Entre Ríos, Guillermo Willy Bernaudo, expuso: “Para que haya competitividad tenemos que tener alícuotas más bajas y menos informalidad. Cuanto menos procesamiento tienen los productos hay más informalidad. Tenemos que reducir la informalidad y trabajar con las provincias en un nuevo pacto fiscal”.

El secretario de Agricultura y Ganadería de Santa Fe, Ignacio Mántaras, advirtió: “Entendemos que estamos en una nueva etapa, y esta nueva etapa nos interpela a todos. Esta etapa implica acordar en un escenario federal. La competitividad de la molinería implica trabajar sobre la capacidad ociosa”.

Bueno, a trabajar. Ojalá el aprendizaje que dejó el FETA haya sido suficiente y, a pesar de la impunidad que parece protegerlo, la vacuna anti Feletti resulte efectiva.

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