¿Quién es Martín? El productor de Areco que Nicolás Pino puso como ejemplo porque no pudo comprar una casa mientras el Estado le sacaba 2 millones de dólares por retenciones
¿Quién es Martín? La pregunta surgió de inmediato durante el acto del domingo en la Exposición Rural de Palermo, cuando el presidente de la SRA, Nicolás Pino, citó un ejemplo concreto para demostrarle a quienes lo escuchaban el daño que provocan las altas retenciones en la vida cotidiana de los hombres de campo y sus
¿Quién es Martín? La pregunta surgió de inmediato durante el acto del domingo en la Exposición Rural de Palermo, cuando el presidente de la SRA, Nicolás Pino, citó un ejemplo concreto para demostrarle a quienes lo escuchaban el daño que provocan las altas retenciones en la vida cotidiana de los hombres de campo y sus empresas.
Pino, en un momento de su discurso, giró el cuerpo hacia el Javier Milei, quien asentía con la cabeza como dándole la razón: “Señor Presidente, usted sabe muy bien cuál es el problema fundamental del que estamos hablando. Los productores seguimos agobiados por los derechos de exportación, conocido como las retenciones, que tratan en forma desigual al campo en comparación con los demás sectores económicos y productivos. Las retenciones son un impuesto distorsivo, discriminatorio y confiscatorio. Son un impuesto arcaico aplicado intermitentemente en Argentina desde el siglo XIX que saquea a los productores”, describió luego.
Y ahí arrancó con el ejemplo de Martín: “Voy a un ejemplo concreto. Productor de la provincia de Buenos Aires, Martín. En el 2003, en vez de comprar su casa, decidió utilizar los ahorros para alquilar 400 hectáreas de campo en una zona buena y dedicarse a cultivarlas. Entre 2003 y 2016, Martín produjo bien y pagó, en ese periodo, más de 2 millones de dólares en concepto de retenciones. De hecho, las retenciones fueron destruyendo su negocio”.
El programa Colonia Agropecuaria, por AM550, logró averiguar que el productor mencionado no es otro que Martín Vivanco, ex presidente de la Sociedad Rural de San Antonio de Areco e integrante del bloque de rurales del norte bonaerense que hace lagunas semanas se reunieron con Nicolás Pino. En efecto, convencido de que el campo debe comenzar a comunicar sus problemas de otras maneras, hablando más de los hombres de carne y hueso que lo integran, lo gozan y lo sufren, Vivanco le contó su caso al titular de la Sociedad Rural, sin saber que iba a ser luego utilizado como ejemplo en el discurso más importante del sector. Y nada menos que frente a Milei.
-Dos millones de dólares cedidos al Estado es mucho dinero.
-Nicolás Pino hizo una síntesis de lo que yo le había transmitido cuando le dije ‘mira, tenemos que dejar de hablar de la macroeconomía para ver cómo impacta en la microeconomía estos números globales cuando hablamos de las retenciones. Y entonces le conté: yo empecé alquilando 40 hectáreas, luego 80, con eso multipliqué y puse un poco más, y con el tractor de mi papá iba haciendo, iba cuchareando para mí, hasta que en el 2013 ya tenía casi 450 o 500 hectáreas en la zona de San Antonio de Areco, Capitán Sarmiento, en toda esa zona. Y en el 2003 vinieron las retenciones. Y además fueron subiendo…
En efecto, las retenciones (que los exportadores descuentan directamente a los productores en los precios que les pagan por los granos) primero fueron para la soja de 10%, subieron a 20% en 2002; a 24,5% en 2004, a 27,5% en 2007; a 35% en 2008; y luego Cristina Kirchner quiso imponer una alícuota de 44% para la soja con la famosa Resolución 125, que solo rigió por tres meses. Desde entonces se han estabilizado entre 33 y 35%.
En total se estima que el Estado se apropió por esta vía de unos 200.000 millones de dólares de los productores, de los cuáles a Vivanco les corresponderían unas 2 millones.
-¿Y cómo sabés lo que te sacaron a vos?
-Bueno, un día yo dije, ¿pero cuánto pagué de retenciones? Y empecé a sacar la cuenta desde 2003. Dije, vamos a hacerlo exacto para ni engañarme yo ni engañar a nadie. Y para el día 15 de mayo de cada año, con las toneladas que yo efectivamente había cosechado, le aplicaba el valor internacional y el porcentaje de retenciones que había. Y me fue dando un número, un año 80.000 dólares, el otro año 100.000 dólares, al otro año 120.000 dólares. Y cuando terminé en 2016 y sumé, yo no quería morir. Daba 2.119.000 dólares.
-¡Guau! ¡Es una barbaridad!
-Pero además es cierto (lo que dijo Pino) que yo inclusive discutía con mi señora, que me decía, ‘Martín, no tenemos casa’. Mi papá era un productor chico que tenía 105 hectáreas, éramos cuatro o cinco hermanos. Y yo le decía: ‘Pero bueno, si todo este capital yo lo diluyo, lo dejo muerto en una casa, en vez de sembrar 500 hectáreas, voy a sembrar 200. Y yo necesitaba una escala mínima, esa no era competitiva.
En ese dilema estaba Vivanco, entre sacar dinero de su empresa para capitalizarse con la compra de una casa, o seguir sosteniendo una escala mínima para subsistir en esa competencia, cuando en 2016 lo agarró como a muchos otros productores la gran inundación que afectó San Antonio de Areco y toda esa región bonaerense.
“Finalmente esos 2 millones de dólares se fueron de mis manos como agua de trasmano. Ese es el término”, indicó.
-¿Nunca pudiste retirar el capital necesario para comprar la vivienda?
-Después tuve el problema de la inundación y lo grave de eso es lo que representa, ¿no? No poder tener tu propia reserva para enfrentar una situación mala como esa. El tipo que vive en el campo es un extraviado, un extraviado, porque siempre te pasa que en 5 años tenés una que te toca en contra, o la piedra o la inundación. Pensar que esto se arregla con la Emergencia Agropecuaria es de unos tipos dementes.
-Si las retenciones te sacaban el capital que vos podrías haber destinado a la compra de una casa, o para volver después de una inundación… ¿Mucho menos soñar en comprar alguna vez los campos que alquilabas?
-Desde los 150 hectáreas, mi mamá tuvo que vender 40, y yo no le pude comprar ni una. Si yo hubiera tenido esa plata disponible para quedarme con ese campo, que era mío, que era nuestro… Pero no, no pude.
-Obviamente sos muy crítico de las retenciones, aunque no solo por tu caso personal, sino conceptualmente.
-Fijate vos si yo hubiera sido el poseedor, aunque sea de 50%, de ese millón de dólares. Yo soy un tipo, como casi todos nosotros, que somos así, volcamos todo eso de vuelta en alguna cosa, en el albañil, en mi iglesia o en la casa, en tantas otras cosas que hubieran motorizado al país. Sin embargo, fijate en dónde estamos, con 40/50% de pobres y con un país destruido.
-Claro, porque finalmente tus 2 millones de dólares no sirvieron para construir un mejor país.
-Nada, nada. El hospital de San Antonio de Areco es un desastre, igual que todo, ¿viste? No hay ni gasa. Ahora, gracias al esfuerzo que se está haciendo un poco para la gente, más o menos se está pensando en equiparlo de alguna manera, pero todo es echar a un fondo donde a plata se quema, se esfuma…
-¿Cómo te sentiste cuando escuchaste que Nicolás Pino ponía tu caso de ejemplo?
-Mira, yo hace muchos años que estoy en esto Pensé: si esto sirve para que se tome verdadera dimensión de cuánto impacta en una persona chica las retenciones, está bien. Porque yo soy un productor que es de mediano a chico. Imagínate, yo tengo amigos acá que tienen 5.000 hectáreas. Ese es un productor técnicamente muy sólido, que va mucho para adelante, desesperado técnicamente para ver si la soja le va a rendir 1% más. Bueno, ¿Cuánto regaló en dólares? ¿No lo calculaste? Bueno, le recomendé que no saqué las cuentas, porque se va a asfixiar.
Vivanco es de esos productores y dirigentes rurales que realmente sufren con esta situación, porque ven cómo se va empobreciendo el entorno donde han crecido junto a sus familias. Lo hemos entrevistado en Bichos de Campo en otras ocasiones y de inmediato se nota eso. La última vez fue en abril de 2022, la última vez que los reclamos del campo se hicieron escuchar en Plaza de Mayo:
-¿Qué te pareció el acto de Palero? A la promesa de Milei de bajar las retenciones, ¿le creés?
-Conceptualmente estoy de acuerdo con el rumbo, pero si vos me decís que somos amigos tenés que demostrarme que somos amigos. Si no, nos va a pasar otra vez… ¿Viste la abuela o la tía que no tiene heredero, que no tiene descendiente? Dice, mirá, vos sos mi sobrino preferido, pero al que le deja todas las cosas es al otro. Entonces, si yo soy tu sobrino preferido, decime qué cronograma tenés para el día que salgamos. Cuando estemos a medio camino, tanto. Por llegar a la orilla, tanto. Hay otros sectores que contribuyen mucho menos que nosotros, y que toda la vida han vivido echando al bolso de ellos.
-Y seguramente en algún momento hubo sectores que se aprovecharon de tus 2 millones de dólares también, ¿eh?
-Ah, pero claro que sí. Claro que sí. Hay muchos sectores vivos gracias a muchos de nosotros. Y son especialistas en echarse al suelo, revolcarse y llorar.
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