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María, la abogada que defiende un campo limpio y amigable con el ambiente

Fuente: Infocampo 24/05/2025 08:32:37 hs

La directora ejecutiva de CampoLimpio cuenta su historia y comparte los desafíos en la gestión de envases vacíos de fitosanitarios. "Es como una carrera de postas, donde el testigo es el envase: cada actor de la cadena tiene que cumplir con su obligación", compara.

“Le diría que la vida es un aprendizaje constante, le recomendaría que teja redes porque muy pocas cosas se consiguen en soledad, y que aún no lo sabe, pero va a ser afortunada pudiendo elegir su carrera y su ámbito de desempeño, en un mundo que todavía le debe mucho a las libertades de las niñas, la vida es lo que va sucediendo”.

La rúbrica de esta reflexión muy personal: es lo que le diría la María Pisanu de hoy a la de 15-16 añosm, respecto de lo que se le vendría en el camino de su vida.

Desde el 1° de abril de 2025, Pisanu ocupa el puesto de directora ejecutiva de CampoLimpio, la asociación surgida a partir de la ley 27.279 que articula e impulsa el sistema formal de gestión de envases vacíos de agroquímicos.

Pisanu es abogada, y con una sensibilidad especial. Disfruta de la naturaleza, de poner los pies en el pasto siempre que puede, hace yoga y, si bien alguna vez se le cruzó por la cabeza ser veterinaria, “la carrera de derecho la volvería a elegir siempre, es apasionante”, afirma.

Ha desandado un camino de derecho empresarial (“Una mezcla entre mi mamá abogada y mi papá empresario”), incluso tuvo un paso por la función pública entre 2017 y 2019.

Nació en La Plata, vivió en San Luis, Mendoza y Córdoba, con algunos años en Capital Federal. Hoy asentada en Córdoba, dice que le gusta “estar en la cocina de las cosas, no opinar de lejos”, y que necesita saber por qué, así después puede “acompañar con el mejor contexto legal”.

POR UN CAMPO MÁS LIMPIO

Entre los desafíos que se proponen desde CampoLimpio, dice: “Necesitamos potenciar la apropiación del sistema por parte de los productores para poder darle vida”.

Y lo grafica de la siguiente manera: “La responsabilidad compartida que plantea la ley es como una carrera de postas en donde, en vez de pasarse uno a otro el testigo, se pasan el envase y cada actor de la cadena que está en contacto con el envase tiene que cumplir con su obligación para habilitar la siguiente fase hasta llegar a la meta, es decir, que el envase termine como insumo, reciclado”.

En esta entrevista, Pisanu habla de las nuevas generaciones y su conexión con el ambiente, de las responsabilidades dentro de la cadena, de los puntos en los que avanzaron y lo que falta (por ejemplo, una trazabilidad), de lo que más disfruta de su trabajo y, por supuesto, de series, películas, música y otros rasgos personales.

-Contame de tu historia, tu infancia, dónde naciste, en qué contexto familiar te criaste, qué hacían tus padres…
-Nací en La Plata, soy hermana del medio entre dos varones. Vivimos hasta mis seis años en La Plata y después fuimos por distintas provincias. Estuvimos un año en San Luis, tres en Mendoza y desde los 10 años en Córdoba, que es donde estoy ahora. Acá terminé hasta la universidad. Me siento cordobesa. Si bien después viví unos años en Buenos Aires por una maestría que después se extendió con trabajo, pero regresé después de 8 años a Córdoba. Mi centro de vida está acá. Esa forma de vida incidió en estar siempre buscando dónde querer estar, inquieta, a ver si donde estás es donde resonás en ese momento. Y también entender la diversidad de Argentina y respetarla mucho, eso es de lo que más me gusta de CampoLimpio, que sucede 100 por ciento en territorio y que trabajamos con cada comunidad.

Pero no hay nada de acento cordobés… A mí me pasa que paso dos minuto por Córdoba y estoy arrastrando las vocales. –
-(Se ríe) Si, tal cual. A mí me pasa lo mismo. Quizás si el lunes hablamos después de estar en actividades sociales y personales te hablo cordobés. Y después de mucho trabajo te hablo en neutro.

¿Tus padres hacían algo de lo que después marcó tu camino o nada que ver?
-Si. Mi mamá es abogada, aunque las mudanzas hicieron que no tuviera un ejercicio de litigar. Y mi papá es empresario. Por ende, el derecho corporativo es la unión de la doble genética.

¿Qué era el campo para vos entonces? ¿Tenés algún recuerdo o hasta ahí todos recuerdos citadinos?
-Son más de ahora, de la última parte, te diría los últimos 10 años. No tuve conexión con el campo de chica. Sí con la naturaleza, por los lugares donde vivíamos. Y ahí hay una gran deuda en la sociedad y en la educación que recibimos. Porque todos tenemos subyacente que argentina es campo, pero en las ciudades tenemos poco contacto con lo rural y cómo se lo hace. Yo tuve que ir aprendiendo de los profesionales con los que trabajaba.

 Llegó el momento de estudiar y elegiste abogacía. ¿por qué? ¿Qué querías ser o hacer? ¿Tenías un plan B?
-En mi caso, lo único que compitió algo con la abogacía fue la ilusión de ser veterinaria. Pero por el amor por las mascotas. Pero en lo profesional siempre fue la abogacía. Hoy miro para atrás, valido lo que elegí, renuevo los votos. El derecho es apasionante. Podría pensar en estudiar otra ciencia social, incluso no lo descarto para algún momento más calmo de mi vida, pero la abogacía es una vocación creo en el derecho como orden, en la justicia, la equidad, en el derecho como factor de orden y convivencia y de soporte de las instituciones.

-¿De qué manera está alineado eso con lo que hacés hoy?
-Bueno, justamente, mirá, la Ley con la que trabajamos hoy es parte de esto (N de la R: la nro. 27.279, conocida como “Ley de Protección Ambiental para la Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios”, establece los requisitos mínimos para la correcta gestión de estos envases en Argentina. Fue sancionada el 14 de septiembre de 2016 y publicada en el Boletín Oficial el 11 de octubre de 2016). En cómo a partir del derecho se promueve una conducta y un cambio de paradigma generando cambios. Hoy parece que estamos cumpliendo obligaciones, pero después lo toma la cultura. Pero también estaba la parte de los negocios, las empresas, y encontré en el derecho corporativo ese equilibrio, la unión de esas dos realidades y pasiones, poner lo legal al servicio de la empresa. Los abogados corporativos somos parte de la actividad y la estrategia del negocio. Y a mí me gusta estar en la cocina de las cosas. Por ahí pregunto muchas cosas al equipo porque yo necesito saber por qué, así después los puedo acompañar con el mejor contexto legal. No me gusta opinar desde lejos. Por eso me formé en derecho empresarial, venía de una facultad muy “civilista”. Hice una linda carrera, me especialicé, fui muy afortunada en las oportunidades que tuve, no salteé ningún escalón y aprendí muchísimo, pero a medida que avanzaba me di cuenta que me faltaba algo, un sentido de trascender a la comunidad, dónde está mi aporte. Y justo en ese momento mío de interpelación llega CampoLimpio. Si hoy tengo que elegir vuelvo a elegir Derecho.

-¿Qué hiciste hasta llegar a CampoLimpio?
-Trabajé en empresas de distintos tamaños y rubros. Nunca litigué, nunca trabajé en un estudio. Siempre estuve en empresa chicas y grandes, privadas o mixtas o sea con participación estatal. Y también, entre 2017 y 2019, trabajé en el Estado dentro del Ministerio de Agroindustria de la Nación, fue la última experiencia antes de ingresar a CampoLimpio. Trabajaba en un fondo específico para asistencia de actividades agropecuarias, primero reportaba a Ricardo Buryaile y después a Miguel Etchevehere. Fue clave porque pude visualizar todas las perspectivas.

-Entraste a CampoLimpio para ocuparte de asuntos regulatorios y legales, creo hace unos cinco años, ¿qué te sedujo de la propuesta entonces?
-Cuando uno tiene claro que quiere las oportunidades aparecen. Yo estaba en Agroindustria, y CampoLimpio se estaba organizando, porque es muy joven. Y yo no podía creerlo porque es un sistema de gestión ambiental. ¡El propósito y la profesión totalmente alineados! Y en ese momento fue una apuesta, porque no tenía dimensión de lo que tenía el proyecto. No sabía cómo iba a ser el camino. No había nadie para copiar o ver. No había nada parecido. Desde esa incertidumbre, del no tener un camino marcado también la oportunidad de tener todo por hacer. Era la primera ley de responsabilidad extendida del fabricante, pero sobre todo la primera que asocia la producción con la gestión del residuo post consumo, pero que a su vez no quiere tratarlo como un residuo, porque lo quiere valorizar y reutilizar promoviendo la circularidad. Asique fue un sí de cabeza. ¿Cómo no entusiasmarse con una propuesta así que, encima, involucraba a la principal actividad del país con un concepto ambiental y de circularidad?.

¿Y cuáles fueron tus responsabilidades inicialmente?
-Desde el área legal, al comienzo aprendimos y también creamos muchísimo el entorno regulatorio junto con las autoridades provinciales. Y tuvimos el desafío de acompañar este sistema de gestión que es inédito y también tuvimos que entender que es algo dinámico que va necesitando diferentes abordajes en el territorio y en el tiempo.

-Están haciendo un trabajo de concientización y acción enorme desde que surgió la propuesta de CampoLimpio. ¿En qué cosas te proponés trabajar durante tu dirección ejecutiva estos años? ¿Por dónde vienen los desafíos?
-Hay concientización y acción. Estamos muy contentos con el crecimiento exponencial y los avances desde 2019 a hoy. Estamos en 21 provincias con un despliegue territorial de más de 90 centros complementados con jornadas itinerantes y capacitaciones y herramientas de difusión a todos los actores, que básicamente es dar a conocer la ley y este nuevo paradigma de gestión de los envases vacíos. Y se llevan recuperados más de 18 millones de kilos de envases. El objetivo es seguir incrementando ese número. Hay que seguir profundizando la concientización, establecer cercanía con los productores y las empresas, distribuidores y autoridades.

¿Y cómo trabajan en eso?
-Necesitamos amplificar y perfeccionar el trabajo a partir de la experiencia que nos dieron estos años, pero sobre todas las cosas, necesitamos hacer realidad el sistema en esta etapa. Industria de fitosanitarios que es la que financia y tiene la responsabilidad extendida, respondió con mucho compromiso estableciendo toda una red logística para el recupero y tratamiento de los envases. Pero necesitamos potenciar la apropiación del sistema por parte de los productores para poder darle vida. La responsabilidad compartida que plantea la ley a mí me gusta verla como una carrera de postas, y es muy gráfico porque en vez de pasarse el testigo, como en las carreras, lo que pasa es el envase. Y cada actor de la cadena que está en contacto con el envase tiene que cumplir con la obligación que le toca en ese momento para habilitar la siguiente fase de la posta hasta llegar a la meta, es decir, que el envase termine como insumo, reciclado en un producto nuevo, por supuesto de acuerdo a la ley.

¿Qué hace falta para encaminar esto?-
Para eso tiene que haber un sistema desplegado, que es lo que hay, que puedas llevar los envases vacíos limpios, a los puntos y que haya después quienes hagan el reciclado. Creo que hoy estamos en un momento de la historia de la humanidad en la que lo reciclado es clave. El desafío está en la innovación, pensar dónde podemos reinsertar este material con las prohibiciones que tiene la ley en pos de la seguridad ambiental y de la salud, y también en el acompañamiento de políticas públicas para acompañar la circularidad.

-¿El productor tiene responsabilidad y obligación de lo que hace con ese envase?
-Si, totalmente. Hay una obligación subyacente de la industria como productor de fitosanitarios, en desplegar este sistema para habilitar esa devolución. Pero los usuarios están obligados a lavar los envases y devolverlos a un sitio autorizado.

¿Cuáles son las principales cosas que les han ido diciendo los productores, las trabas, las complicaciones? Y de esas complicaciones, sobre cuáles han podido trabajar y solucionar, y sobre cuáles hay que seguir trabajando.
-Estamos trabajando con una ley que cambia paradigmas. Con lo cual, de por sí, hay una conducta que hay que promover. Obvio que también había muchísimos productores esperando tener un lugar donde poder devolver los envases. El despliegue de estos lugares de recepción fue progresivo, se trabaja provincia por provincia. Primero hubo una limitante de despliegue territorial para que el productor pueda dejar los envases. Poner más lugares de recepción es clave. Y después la concientización y adhesión sin tener que llegar a la fiscalización y sanción. Hoy nos falta el sistema único de trazabilidad que es la herramienta de monitoreo que prevé la ley, que se asocia a lo que tiene en marcha Senasa como trazabilidad de producto. Entonces, podríamos ajustar donde estamos mejor y dónde peor. En vez de trabajar con datos teóricos hacerlo con datos para abordar la problemática y establecer soluciones.

-Te hago una pregunta de percepción. ¿Detectan que los jóvenes están más aggiornados o permeables a toda esta nueva era de gestión sustentable en todo sentido? Desde no tirar un papelito por la ventana del auto hasta los envases.
-Si, obvio. Cuando hablás de sustentabilidad y ambiente es algo que los jóvenes tienen incorporados. Lo ambiental les pertenece a las nuevas generaciones. En el caso de CampoLimpio, los productores nos cuentan quee n las empresas familiares y las grandes empresas, los que empujan esta forma de producir guiados por la conciencia ambiental y demandan estos cambios son los jóvenes. Ahí para nosotros es muy importante todo lo que es capacitación en ámbitos de educación. Trabajamos con escuelas secundarias, universidades, escuelas técnicas, grupos de jóvenes de entidades, y todos los espacios donde hay una puesta de valor en las generaciones futuras, donde todo esto es espontáneo. Nosotros, igual, tenemos un crecimiento no sólo en cantidad de envases sino también en CUITs, esto es, en nuevos usuarios. Pocas legislaciones con obligaciones tan específicas y concatenadas como esta tienen un grado de cumplimiento como el nuestro. El productor que devolció sigue devolviendo y además vienen nuevos. Esto quiere decir que más allá de la tracción que serán las nuevas generaciones, producir responsablemente con el ambiente está en la agenda del agro.

-¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
-Es difícil identificar una cosa, porque son muchas. El desafío de todo lo que queda por hacer. Tenemos muchas cosas para implementar, cosas diferentes, seguir aprendiendo, y, a su vez, empujados por lo que ya logramos construir, por el camino recorrido que da empuje. También el equipo de CampoLimpio, es algo que te motiva, hay mucha propuesta, muchas alternativas para la gestión de los envases y estamos todos comprometidos con lo que hacemos. No es solo profesional, hay una convicción personal por cambiar el sistema. Y esa sinergia nos retroalimenta. Es un enorme privilegio trabajar en un lugar donde tu vocación y tu propósito están contemplados y se unen. Obvio, en mi caso, el cambio de puesto ya es una motivación en sí.

FUERA DEL SURCO

-¿Hay alguna actividad por fuera de tu trabajo en la que busques inspiración para reactivarte o resetearte para seguir en lo qué haces?
-Si, es fundamental el corte. Primero, tiempo con mi hijo cuando vuelve del cole, porque me trae a los sustancial de la vida, es una brújula fundamental. Yoga, y trato de tener, siempre que no esté viajando, un ratito al sol descalza en el césped. Son pequeños momentos de parar. Todo lo que pueda estar conectada a la naturaleza, me trae calma mental.

– Yo creo que la música, lo que uno escuche, define un poco a una persona… ¿Por dónde vas cuando escuchás música?
-Escucho música todo el día. ¡Hago casi todo con música! Hasta puedo leer y escribir dictámenes con música, algo que traigo de la casa de mis papás. Eso sí, la playlist me quedó de esos tiempos… Bandas más viejas, Queen, U2, Phill Collins, pero también Soda Stereo. Me cuesta escuchar música más reciente. Lo puedo hacer en algún momento, pero cuando elijo, es más de las “viejas”.

-Libros, series o películas, ¿Qué elegís? Acción, aventura, histórica, documentales, etc..
-Los libros me gustan novelas. Si tienen algún componente histórico mejor, porque aprendo con una historia. Y leo cosas más relajadas para equilibrar la demanda intelectual laboral. Y las series me gustan también de algún contexto histórico y las de suspenso. Ahí está el abogado penalista que tenemos todos dentro.

-¿Algún lugar en el mundo que te gustaría conocer y por qué?
-Cumplí el sueño hace poquito, hace dos años, de conocer Machu Pichu, fue muy emotivo, un gran aprendizaje. Tengo pendiente conocer toda la Argentina.

– Imaginate que está la María de hoy al lado de la María de 17-18 años que estaba empezando este camino profesional. ¿Qué le dirías? Algo que la reconforte, la anime, la ayude, la impulse…
-Lo primero le diría es que sea más amable con ella misma, más paciente. Que la vida es una aprendizaje constante. Que todo lo que sucede estará bien, incluso lo que parece malo en un momento. También le recomendaría que teja redes porque muy pocas cosas se consiguen en soledad. Y que no lo sabe aún, pero va a ser afortunada pudiendo elegir su carrera, su ámbito de desempeño, en un mundo que todavía le debe mucho a las libertades de las niñas, las adolescentes.

Como cierre te pregunto si tenés una frase de cabecera, que guíe tu día a día o te ayude a reencontrar el rumbo.
-Tengo muchas, incluso muchas de canciones. Pero me quedo para decir una, con “la vida es un viaje, no un destino”. Porque siempre estamos queriendo ir a otro lado, como que nos falta algo, con presiones, con ansiedad. Y la vida es lo que va sucediendo.

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