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Sobre el final de agosto llegó la nieve, pero no alcanza: en Mendoza preocupa la situación hídrica

Fuente: Infocampo 06/09/2025 07:19:15 hs

Con la época de nevadas transitando su etapa final, la disponibilidad de agua para los próximos meses es una de las preocupaciones entre los productores y las autoridades. Hay varias zonas calificadas en situación de sequía.

La actividad agropecuaria en Mendoza desde sus inicios podría calificarse como un acto heroico. Emplazada en un desierto, la falta de agua ha sido desde siempre uno de los temas críticos, donde la estratégica ubicación de sus oasis productivos alrededor de sus principales ríos permitió a lo largo de los años su evolución.

Pero en las últimas décadas, la situación hídrica se ha vuelto cada vez más crítica y este 2025 parece no cambiar demasiado el rumbo.

Sobre el final de la temporada de nevadas, los meses más importantes para la acumulación de agua en los diques y embalses, y en la previa a la temporada agrícola, donde la producción frutihortícola se lleva la mayor parte de las luces, las estimaciones oficiales se encaminan hacia un año “normal”, aunque todavía se miran de reojo algunos parámetros para poder definir la estrategia final que se llevará a cabo en los meses de mayor demanda.

LOS EMBALSES, BIEN

Como explicó Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica del Departamento General de Irrigación (DGI) de Mendoza, para analizar cada temporada se hace el seguimiento de tres parámetros hasta el 30 de septiembre: los caudales acumulados, el nivel con el que llegan los distintos embalses y las nevadas

Sobre los caudales, Villodas explicó que desde el pasado mes de octubre hasta el momento los niveles de las distintas cuencas de la provincia se encuentran dentro de los parámetros normales, por lo que no ha habido sorpresas sobre ese indicador.

En el caso del nivel de los embalses -como puede ser Potrerillos o El Carrizal, por mencionar algunos de los más populares-, es un parámetro que se comienza a mirar entre junio y julio, ya que eso les va a permitir definir o predecir en qué momento deben llenarse o cuándo es oportuno terminar con el corte anual y comenzar con el ciclo de riego.

“Este año los embalses han tenido un buen nivel de llenado y casi todas las cuencas han demorado entre una y dos semanas”, anticipó Villodas.

EL PROBLEMA: LAS NEVADAS

En cambio, el punto crítico este año ha pasado por la nieve. Más allá del pequeño repunte que se logró sobre el final de agosto, el arranque de septiembre marca una sequía meteorológica moderada para casi todas las cuencas.

Aunque el pronóstico de la temporada será entregado a finales de este mes junto con una evaluación general de los caudales, los datos para el octavo mes del año dejaron una situación de nevadas muy por debajo de la máxima media anual y de sequía moderada para el río Mendoza de acuerdo a los cálculos de todas las estaciones provinciales, lo mismo en los ríos Tunuyán y Atuel.

El panorama wa un poco más alentador para río Diamante, donde el registro fue escaso. Todo lo contrario al panorama de la cuenca del río Grande, donde los registros de la Estación Pehuenche dejaron una sequía meteorológica extrema. 

“A partir de esto se define en octubre el programa para cada subdelegación para ver cómo se van a seguir utilizando los embalses y definir cuáles serán los turnos y las restricciones que tendremos. Aunque seguramente las condiciones que vamos a tener no van a ser las normales”, vaticinó Villodas.

Más allá de estos datos negativos, el funcionario de Irrigación calificó el escenario como “amarillo” dentro de la escala de gravedad y destacó que lo positivo de este año es que los embalses han arrancado la temporada llenos, como consecuencia de un 2024 atípico que dejó agua suficiente para satisfacer las demandas de uso normal del recurso hídrico en la provincia.

LA PREOCUPACIÓN EN LA VID Y LAS FRUTAS

Como lo mencionó Mauro Sosa, director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, la crisis hídrica no es una novedad para los productores mendocinos, sino que se ha convertido en una cuestión estructural en el agro mendocino.

“Tiene graves consecuencias para la vitivinicultura ya que está en juego la propia continuidad de los oasis productivos”, aseguró.

Sosa representa la zona vitivinícola más grande del país, con un total de 58.679 hectáreas de las 142.785 que registró la provincia de Mendoza durante 2024, lo que representa cerca del 40% del total, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y la preocupación entre los productores de los departamentos de San Martín, Junín, Rivadavia, Santa Rosa y La Paz es grande.

“Si bien el ciclo que está finalizando se considera como ‘bueno’ por los expertos que realizaron el pronóstico de escurrimientos 2024/2025, con el modesto alivio que supone considerar como ‘buena’ una temporada en un contexto de sequía severa, pensando en el corto plazo estamos a la expectativa de conocer la próxima estimación, aunque al día de hoy los porcentajes de agua acumulada en los embalses son altos, no implica que sean suficientes”, opinó Sosa.

La preocupación del productor también se traslada al mediano y largo plazo, donde planteó la necesidad de modernizar las estrategias aplicadas al recurso hídrico y cuestionó los niveles de rentabilidad que hoy tiene la vitivinicultura en ese oasis productivo.

Mendoza lanzó un plan para asistir a productores afectados por el clima y sostener el empleo rural

“Esperamos que se trace una estrategia en la que confluyan gestión hídrica, actualización de normativas, modernización de tecnologías para la eficiencia del riego, inversión pública en base a un plan de obras acordado y, por supuesto, un compromiso de toda la comunidad para enfrentar y vencer el desafío que implica un uso eficiente del agua”, mencionó.

Por otra parte, añadió que “para poder incorporar aquellas tecnologías, la industria debe ser rentable y las pymes vitivinícolas no lo son, al día de hoy se observan mercados paralizados o escasas transacciones con precio bajos y plazos de pago largos, lo que no permite disponer de recursos o acceder a financiamientos por más ‘blandos’ que estos sean”, añadió.

Pero la vid no es el único cultivo que requiere del recurso hídrico para progresar en Mendoza. Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina, también planteó su preocupación por la evolución de la falta de agua para la producción mendocina.

“Bien sabemos que el calentamiento global está afectando a todo el mundo y que nos está llevando a un punto donde no va a haber vuelta atrás. Creo que es un planteo recurrente entre los productores el qué se va a hacer cuando no tengamos agua”, expresó.

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