Desde FMC alertan por plagas en la fase final de soja y maíz
El Ingeniero Agrónomo Daniel Igarzábal de Halcón, recomendó estar atentos frente a ataque de orugas y chinches en la etapa final de la soja. Y a no dormirse con el maíz.
Luego de tres años casi sin ataques de plagas, este año volvieron muchas al cultivo de soja y aunque no todas tuvieron fuerte incidencia, obligaron a los productores a dedicarles tiempo a través de los monitoreos para tener la fotografía clara de lo que sucede en el lote.
De las principales plagas que afectaron este año a la soja el Ing. Igarzábal reconoce a las orugas y explica que en Halcón trabajan apoyados en una red de trampas de luz y trampas de feromonas que capturan a los adultos de ciertas especies, y en función de ellos pronostican situaciones. “Justamente las trampas de feromonas nos indican que en los próximos 10 días ocurrirán dos ataques fuertes de orugas. Y eso significa que los productores tienen que estar atentos a los tratamientos a realizar. En términos generales los rendimientos vienen mejor que otros años, por eso para mantener la mayor cantidad de granos en el lote, hay que actuar rápido porque estas orugas no sólo comen hojas sino también granos.
En este sentido, vemos al menos dos especies de orugas que estarán en el tope de la necesidad de control. La más importante de prevenir es Anticarcia. Hoy es la número uno causando daño en soja y va a haber ataques de esta especie”. Además, en el caso de las sojas Bt, Igarzábal adelantó que comienzan a aparecer algunas plagas menores. “Vemos la presencia en lotes de un par de bichos que lentamente van entrando al cultivo y si bien no causan daños fuertes hay que tenerlos vigilados”, recomendó. La otra oruga desfoliadora a la que deben tener bien presente los asesores y productores es la Spodóptera cosmioides que se ha visto caer en las trampas de forma sostenida. “Se encuentra mucho sobre el cultivo y además de chaucha come hoja. Dado que este año por el nivel de lluvias las plantas han producido buen nivel de follaje, el consumo de hoja no parece ser tan importante. Sin embargo, en este momento de la soja aconsejamos estar muy atentos”, dijo, “porque además comen granos es decir que consumen rendimiento. Son menos quintales que se dejan de cosechar. Es un daño bien directo y visible”, dijo.
Por otro lado, Igarzábal reconoció que se esperaba más ataque por el lado de las chinches. “Pero no se expresaron, no en la magnitud que habíamos esperado”, dijo. “Vemos que se hicieron tratamientos en estadíos reproductivos y eso redujo la presión, pero se sigue subestimando el tema chinches. Creo que no es bueno el sistema de monitoreo con paños verticales. Hay que entrenarse en el conteo de chinches porque son bichos muy rápidos. No sólo hay que considerar lo que cae en los paños sino las que están sobre el cultivo, las que están alrededor y hacerse a un tema de olores. Es decir que hay que ajustar la toma de muestra de chinches para salir con una idea más real del lote”, indicó. Finalmente, Igarzábal recordó que en el caso de la soja las arañuelas y trips comienzan a hacerse un lugar y no están respondiendo a la cuestión del clima seco o húmedo.
Respecto de las orugas desfoliadoras y su control Igarzábal reconoció que muchas veces los productores se quejan de que no funcionan correctamente. “Los productos buenos funcionan siempre. El productor cree que son mágicos y que si hay 30 orugas por metro funciona igual que con 4 o 5; pero la cantidad de orugas, más la gran cantidad de hojas es lo que baja la eficiencia, por eso tienen que ajustar la eficiencia de aplicación”, indicó.
Soluciones
Desde FMC se recomienda para este tipo de situaciones, donde el cultivo se encuentra en su fase final de desarrollo, presenta un gran volumen de biomasa y es necesario lograr máxima eficiencia de volteo, la utilización de su producto Hero® en una dosis de 100 cc./ha, logrando de esta forma un excelente control de orugas y chinches.
Sobre maíz.
Al hablar sobre maíz, si bien la mayoría se encuentra en estados reproductivos y para cosechar, todavía quedan muchos cultivos tardíos. La oruga cogollera se ha convertido en la principal amenaza de los maíces y la mayoría de los materiales ya ha quebrado resistencia a esta plaga. “Vemos que además de comer hojas, come rendimiento al consumir los granos dentro de las mazorcas. Esto es lo que está ocurriendo y seguirá ocurriendo en los próximos diez días, por eso es otra de las plagas en alerta. Recomendamos ajustar los tratamientos porque puede haber ataques y con plantas altas la única forma de entrar al lote es con avión”, dijo Igarzábal. “También se escucha que el impacto de la plaga baja mucho sobre las mazorcas ya con maíces después de floración, pero la realidad es que no hay mucha investigación al respecto. Entiendo que hay que ajustar el manejo, tampoco serían las mismas dosis de los productos y esa es ya una labor del técnico del campo”, indicó el especialista.
Desde FMC, la recomendación es utilizar Coragen en dosis de 50 – 60 cc. por hectárea en plena floración. Esto permite controlar a la isoca cogollera que está por entrar a la espiga, en cualquiera de sus estados de desarrollo. Esta estrategia no solo permite reducir perdidas de rendimiento, las que pueden llegar hasta el 10% del rendimiento potencial si no se los controla, sino que también disminuir el deterioro de los granos causados por ataque de hongos. Recordemos que los maíces tardíos tienen como característica que la perdida de humedad del grano ocurre en un ambiente de alta humedad relativa ambiente, por lo que necesariamente se va a extender en el tiempo y eso puede traer contaminaciones con micotoxinas que pueden generar problemas serios en su utilización y comercialización.
Respecto del monitoreo, la herramienta que crece en adopción, Igarzábal explicó que “En el último congreso de entomología que se realizó en Brasil la estadística dice que Argentina es el país que más hectáreas monitorea en el cultivo de soja, incluso más que el propio Brasil y también EEUU. Y esto es una excelente noticia porque además de apuntar a contener los rendimientos de los cultivos con los tratamientos adecuados, el monitoreo cuida el ambiente, ya que sólo se realizan los tratamientos cuando hace falta. El monitoreo es una radiografía del lote, y con datos concretos hago aplicaciones cuando son necesarias. Siempre digo que el monitoreo debe ser una práctica profesionalizada y no porque debe ser hecha por un ingeniero agrónomo, sin embargo, debe estar a cargo de uno para su ordenamiento, y para dejar registro de la historia de los lotes”, concluyó