Mulching biodegradable para trabajar en cultivos
Los bioplásticos son una opción para trabajar en cultivos como los tomates. Son polímeros naturales y al usarse como compost vuelven a la tierra.
Un desafío cada vez más grande ante el cambio climático y el aumento continuo de la población es añadir más circularidad al ciclo de los alimentos y los nutrientes. La ONU señala que en países de bajos ingresos, el 75% de la basura descartada procede de la materia orgánica, mientras que en países con índices más elevados es de 36%. En este escenario, el uso de bioplásticos biodegradables se presenta como una alternativa a los envases, las bolsas y los objetos de plástico de consumo masivo, pero también como una innovación para la agricultura.
POLÍMEROS BIODEGRADABLES. En muchos países, los productores usan las películas mulching de polietileno (PE) para aumentar el rendimiento del cultivo del tomate, ya que ayudan a controlar las malezas, la temperatura del suelo y el uso de los recursos hídricos. Después de la cosecha, normalmente quedan residuos y pequeños fragmentos de plástico que terminan acumulándose en el suelo.
Sin embargo, hay películas fabricadas con un polímero biodegradable, como es el caso del Ecovio M 2351 de BASF, producido a partir de materias primas renovables y del co-poliéster biodegradable ecoflex (PBAT), sí pueden dejarse en el suelo después de la cosecha, sin necesidad removerlas y reciclarlas, ahorrando en tiempo y recursos y ganando en sustentabilidad.
BIOPLÁSTICOS. Los bioplásticos biodegradables son polímeros naturales producidos a partir de residuos agrícolas, celulosa o almidón de papa o maíz que presentan opciones adicionales de gestión de residuos y al utilizarse como compost pueden volver a la tierra. En la producción agrícola, el material puede ser arado, incluso, después de la cosecha mecánica, ya que los microorganismos naturales en el suelo, como las bacterias y hongos, reconocen la estructura de este biopolímero como alimento metabolizable. Luego los productos finales que quedan después de la biodegradación por microorganismos son CO², agua y biomasa.
PRODUCCIÓN DE TOMATES. En el caso del cultivo del tomate, el uso de las películas mulching hechas con ecovio puede aumentar su productividad del 15% a 50%, reducir el consumo de agua, así como permitir un mejor control de las malezas. Además, los productores han observado una mayor resistencia del cultivo a las enfermedades fúngicas, menor tiempo para la cosecha, además de una mejor calidad y un cultivo más homogéneo. Asimismo, han notado que la proporción de azúcar/agua en los tomates es más alto.
Ecovio fue el primer material certificado como biodegradable según la norma europea DIN EM 17033, y en muchos países se acepta el uso de la película mulching para cultivos orgánicos cuando está compuesta con este material. “En muchos países, incentivamos a los agricultores a usar las películas mulching hechas con ecovio”, afirma Juan Martín Nasi, especialista en biopolímeros de BASF. “Las películas mulching biodegradables pueden ayudarnos a hacer frente al desafío de alimentar a la población mundial, ya que durante la producción agrícola no contaminan el suelo con residuos de película no degradable”, agrega el experto.
ENSAYOS. Un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich demostró que los microorganismos del suelo, como bacterias y hongos, pueden usar como alimento las películas hechas de plásticos biodegradables. Los microorganismos retiran el carbono del polímero para generar energía y formar biomasa. Los productos finales que quedan después de la biodegradación son CO², agua y biomasa, lo que implica que el PBAT se degrada biológicamente y que no permanece en el suelo, como ocurre con los microplásticos como el PE. Por lo tanto, las películas mulching biodegradables no solo contribuyen para que se desarrolle mejor la raíz, sino que determinan que la planta crezca más y que el suelo tenga una mejor calidad.
Por María Rovere para Super CAMPO.
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