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Alberto, como Cristina en 2008, cree que los productores tienen costos en pesos: “¿Por qué me tienen que hacer pagar el maíz al mismo precio que en el resto del mundo?”

Fuente: Bichos de Campo 06/01/2021 10:14:13 hs

Malas noticias. Muy malas. El presidente Alberto Fernández considera, al igual que lo hacía Cristina Kirchner al llevar al país al durísimo y doloroso conflicto agropecuario de 2008, que los costos de producción de los granos en la Argentina no están dolarizados sino que se fijan en pesos. Es todo lo contrario de lo que

Malas noticias. Muy malas. El presidente Alberto Fernández considera, al igual que lo hacía Cristina Kirchner al llevar al país al durísimo y doloroso conflicto agropecuario de 2008, que los costos de producción de los granos en la Argentina no están dolarizados sino que se fijan en pesos. Es todo lo contrario de lo que sucede en la realidad: los costos en pesos son los menos.

El presidente, al justificar en un reportaje radial las intervenciones del gobierno en las exportaciones de maíz, que han desencadenado en una convocatoria a un paro agropecuario de tres días la semana próxima, dijo textualmente: “Los productores argentinos producen en pesos argentinos. No han tenido aumentos en las tarifas de la luz y el gas. Y han tenido aumentos muy bajos en combustibles”.

Con ese argumento, que es exactamente el mismo que utilizaba la actual vicepresidenta en aquellos días calientes de 2008 para justificar la imposición de retenciones móviles, Alberto pareció justificar las últimas decisiones de su administración en materia de intervención en los mercados agrícolas. El 30 de diciembre pasado, sorpresivamente, el Ministerio de Agricultura decidió prohibir con un recurso administrativo nuevas exportaciones de maíz para el primer bimestre de 2021. El argumento es que quedaba poco maíz disponible para atender a quienes utilizan ese grano en el mercado interno.

En declaraciones a Radio con Vos, en el programa de Ernesto Tenembaum, el presidente reclamó primero comprensión frente al problema que surge ante la suba de los precios internacionales de los commodities, que favorecen a la Argentina por un mayor flujo de divisas a la economía, pero a la vez suponen una presión a los precios internos de muchos alimentos. Lo que está en discusión, en el fondo, es qué mecanismos institucionales tiene el país para hacer frente a esta presión.

“La situación es muy delicada”, dijo el presidente. Y planteó que “todos tenemos que hacer un esfuerzo”.

“No puedo seguir funcionando en una economía normal porque no estamos en una economía normal. Estoy en una lucha con la producción de alimentos en Argentina. Estamos en una situación de emergencia y hay que pensar en los que menos tienen”, dijo el mandatario, que apreció justificar esta intervención al mercado agrícola, aunque en tiempos de campaña electoral había dicho a las entidades rurales que “había aprendido la lección de 2008” y no pensaba repetir las experiencias del pasado.

“No entiendo por qué a los argentinos nos quieren cobrar el maíz a los mismos precios que en otros países, por qué me tienen que hacer pagar el maíz al mismo precio que en el resto del mundo”, se preguntó Fernández, dejando en evidencia que no aprendió demasiado de las disputas del pasado ni conoce demasiado del negocio agrícola.

El maíz, junto a los otros granos básicos como el trigo o la soja, tienen precios de referencia globales (como sucede con el petróleo). Por lo tanto, la Argentina es tomadora de esos valores en dólares. Luego, para aliviar el impacto de estas subas como las que se están produciendo en el mercado de Chicago  puede aplicar algunos mecanismos de “desacople”. En rigor, además de permitir recaudar parte de la renta agrícola, las retenciones son  uno de esos recursos para abaratar el precio de esos granos en el mercado interno.

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Lo que se cuestiona desde las entidades rurales, además de esa presión fiscal adicional que no es común en otros países productores, es que tanto el gobierno de Cristina como ahora el de Alberto toman medidas adicionales prohibiendo las exportaciones, lo que distorsiona de modo arbitrario los precios del mercado, afectando a los productores y beneficiando a ciertos intermediarios. Por esta razón, tres entidades rurales (CRA, SRA y FAA) han lanzado un paro agropecuario de tres días, desde el próximo lunes.

Alberto agrega un ingrediente adicional a este debate, como hacía Cristina en 2008, cuando el campo enfrentó al gobierno por tres largos meses, debido a la imposición de retenciones móviles que ponían un techo a los ingresos de los productores de granos, pero no contemplaban los costos de producción, que en el caso de la cadena agrícola también suelen estar determinados en dólares.

Pero el presidente ignora que con casi todos los insumos de un productor la moneda que talla fuerte es el dólar. Pasa con la maquinaria, los agroquímicos, las semillas, el combustible, los fertilizantes. Solo la mano de obra y otros costos administrativos son los que se fijan en pesos.

El presidente dijo que las tarifas de luz y gas, que están congeladas en pesos, no habían subido para los productores. Pero en el campo no suele llegar ni electricidad y mucho menos gas. No se utilizan para producir maíz ni soja ni carne. A lo sumo esos insumos energéticos le sirven a los tambos o a los productores de tabaco del norte, que deben secar sus cosechas en hornos alimentados a gas. Cuando hay, porque en muchos casos todavía utilizan estufas a leña.

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