Con Tiks Toks, creatividad y huerta agroecológica, a Flor y a Atilio les va cada vez mejor en “Lo de Miche”
“No le íbamos a cambiar el nombre, si total todo el mundo iba a decir que venían a ´Lo de Miche´”, cuenta Florencia, que junto a su marido Atilio llevan a adelante una verdulería con huerta agroecológica. Y no es para menos porque “Lo de Miche” es un lugar muy conocido en Carlos Pellegrini, Provincia
“No le íbamos a cambiar el nombre, si total todo el mundo iba a decir que venían a ´Lo de Miche´”, cuenta Florencia, que junto a su marido Atilio llevan a adelante una verdulería con huerta agroecológica. Y no es para menos porque “Lo de Miche” es un lugar muy conocido en Carlos Pellegrini, Provincia de Buenos Aires, por varios motivos.
El primero es que en ese lugar durante mucho tiempo hubo un stud, ya que a Miche y a Atilio (su hijo y el esposo de Flor) les gustaban las carreras de caballos, tanto las cuadreras como las del hipódromo. Segundo, porque en lo de Miche siempre se armaban peñas familiares y guitarreadas. En tercer lugar porque Miche es Miche y todo el mundo lo conoce.
Cómo será la cosa que este lugar hasta tiene una canción que le rinde homenaje y se llama “El patio de los milagros”, del cantautor Bocha Nieva.
“Hace dos años arrancamos con la verdulería en un local del centro pero no funcionó y entonces nos pusimos a vender en lo de Miche, la casa de mis suegros; se empezó a correr la bola de que estábamos vendiendo verdura de buena calidad acá, en el stud, y la gente empezó a venir y venir porque todos saben que si ocurre en lo de Miche es algo confiable”, describe Flor. “Y así fue que al principio armamos una especie de ´pulpería´ con las lonas del camión mientras agrandábamos la huerta así podíamos ofrecer productos frescos y sin químicos que nos diferenciaba”.
“A nosotros nos sirvió para aguantar la pandemia”, dice Miche en referencia a él mismo y a Hilda, su esposa (en la foto). “Nosotros siempre estamos acá en la galería y todo el que venía, barbijo de por medio y con distancia, se paraba a charlar con nosotros y así fue todo más llevadero. Mi nuera dice que la gente viene a comprar una lechuga y se queda hablando media hora con nosotros”, remata entre risas.
Todo se dio de forma muy acelerada porque cuando vieron que venía cada vez más gente se dieron cuenta de que tenían, sí o sí, que construir un local de venta al público. El tema es que plata había poca y así fue que tooooda la familia (tienen 6 hijos), más vecinos y amigos, y hasta el propio Bocha que les hizo la canción, vinieron a colaborar para armar el local que abrió el 23 de diciembre de 2020 y donde cada vez se vende más.
“A la gente le encanta venir y, además, ya piden específicamente las verduras de nuestra huerta, especialmente la lechuga, crocante y fresca”, detalla Flor.
“Trabajamos mucho la tierra, trajimos los plantines de La Plata, tenemos riego por goteo y estos cds que cuelgan son para espantar a los pájaros. No tomamos cursos pero sí tomamos los consejos de quienes saben cómo cultivar la tierra”.
Otra cosa que gusta mucho es que los clientes, si quieren, pueden pasar a la huerta a mirar y a cortarse su propia verdura para que sea “más fresca imposible”.
Ahora el proyecto es juntar dinero para comprar un camión para hacer repartos porque Atilio y Flor notan que cada vez hay más interés y demanda por productos sin agroquímicos, al punto tal que el año pasado tuvieron excedente de lechuga y la vendieron en Catriló y el Mercado Central de Buenos Aires.
En cuanto a promoción, Flor manda audios a la radio local pero no son los típicos anuncios descriptivos de mercadería, sino que tienen todo un storytelling totalmente natural atrás: Flor se pone en el lugar de su cliente y no sólo le vende el producto sino que le da ideas de qué cocinar.
Por ejemplo, un “aviso” de Flor puede decir: “Señor, señora, hoy la papa a 35 pesos y el maple a 200, perfecto para hacerse una buena tortilla con ensalada”. Y funciona. También hace Tiks Toks con anécdotas del día a día en lo de Miche.
“Nos gusta crear un vínculo con el cliente, que sepan que pueden confiar en nuestros productos y eso es lo que está ocurriendo”, reflexiona Flor. “Lo de Miche es un lugar de toda la vida, donde ha venido todo el pueblo. Me acuerdo cuando recién arrancamos acá, estábamos vendiendo verdura y de pronto se soltaron las caballos y los propios clientes ayudarlos arrearlos y llevarlos al corral. Así son las cosas en Lo de Miche”, resume Flor con una sonrisa mientras levanta una sandía de la huerta, justo a tiempo para que no se pase, y se saca el delantal de trabajo para irse a estudiar porque está terminando el profesorado de Geografía.
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