Quejas y tristezas de la comunidad rural porque, por falta de protocolos, impiden el funcionamiento normal de la agrotécnica salesiana Del Valle
Las autoridades educativas de la Provincia de Buenos Aires comunicaron el jueves 1° de abril que debía cerrar sus puertas el Colegio Agropecuario Salesiano Del Valle, ubicado en el partido de 25 de Mayo y que brinda educación agrotécnica a 290 alumnos bajo el sistema de internado. Los chicos llegan desde muchos lugares de la
Las autoridades educativas de la Provincia de Buenos Aires comunicaron el jueves 1° de abril que debía cerrar sus puertas el Colegio Agropecuario Salesiano Del Valle, ubicado en el partido de 25 de Mayo y que brinda educación agrotécnica a 290 alumnos bajo el sistema de internado. Los chicos llegan desde muchos lugares de la provincia y algunos viven hasta a 300 kilómetros del lugar. Pero mañana lunes no podrán ingresar.
En un video que provocó malestar y tristeza en la comunidad agropecuaria vinculada históricamente con ese colegio salesiano, el director del establecimiento Jorge Ledesma, informó: “En el día de ayer (por el miércoles 31 de marzo) recibimos la visita de la Inspección que está por sobre la escuela y nos avisaron que suspenden la experiencia de la residencia estudiantil y del comedor. En la práctica no podemos continuar teniendo la residencia a partir de la semana que viene”.
El problema es que para la mayoría de los alumnos, “si no hay residencia no puede haber escuela, por lo que vamos a funcionar en modo virtual, hasta que podamos organizarnos nuevamente”, comentó el educador. Mirá el video:
La decisión de las autoridades, como siempre amparadas en la pandemia del coronavirus, alertó a los padres y maestros. En El Regional Digital, el medio que difundió la noticia, Alejandro Escobar Sierra expresaba: “Como padre de dos alumnas del EAS estoy muy decepcionado de las autoridades educativas provinciales que cerraron las puertas del colegio sin siquiera tratar de buscar la solución para que los chicos y chicas que acuden al colegio puedan seguir con las clases presenciales y puedan estar cómodamente en este lugar que es maravilloso. Mis hijas están muy tristes porque ya habían formado su conveniencia con las demás compañeras y hoy están pensando que tienen que volver a lo virtual otra vez”.
María Noel Cernadas, otra lectora, añadió: “Tristeza, dolor ante la injusticia evidente. Podemos ir de vacaciones, al bar, al gim ,al cine, al bingo a donde sea. Aclaro no tengo nada contra eso….menos a educarnos. ¿Alguien les pregunto a nuestros jóvenes cómo se sienten?”
Frente a la segunda ola de Covid, hay que aclarar que en es establecimiento ya s epalican recaudos y que no se han producido casos. Actualmente se trabaja en burbujas de cada grupo de año y cada 15 días cambian los alumnos. En épocas normales, los periodos de internado duran treinta días.
Ledesma aclara que no se hizo nada mal y que el motivo del cierre es que “las autoridades educativas de la provincia no tienen previsto el funcionamiento de la residencia estudiantil”. Es decir que a lo largo de más de un año no previeron esta situación.
El próximo lunes, padres se reunirán con autoridades del Colegio para evaluar la decisión y ver cómo lograr recuperar la residencia de sus hijos.
Mientras tanto, el sitio agropecuario Conciencia Rural publicó la carta de una docente de la escuela, que aquí reproduciremos en sus tramos centrales porque es una buena oportunidad para concoer a qué se dedica este establecimiento educativo. Se trata de la médica veterinaria y licenciada en comunicaciómn social María Florencia Celma. Escribió:
“En mi escuela se atiende a la diversidad. Diversidad de producciones, de credos, de gustos, de lugares de nacimiento, de realidades sociales, de características de aprendizaje, de modos de enseñanza. Todo es posible en la Escuela Agrotécnica Salesiana (EAS) de Del Valle, Provincia de Buenos Aires.
Esta escuela cuenta con producción de cereales, carne, leche, cerdos, ovinos, aves, miel, frutas, verduras, energías alternativas, además de una industria láctea y de chacinados. Todo esto dentro de un proyecto agroecológico donde, por ejemplo, los residuos ganaderos e industriales, son transformados en biogás y biofertilizante.
Aquí concurren jóvenes de toda la provincia, desde lugares muy lejanos se acercan buscando una experiencia compartida, una vida entre jóvenes que disfrutan de una educación diversa en todos los sentidos. En la EAS nadie te pregunta qué te gusta, de qué religión sos, o si sabés leer y escribir. Simplemente, te dejan ser y, sobre todo, te permiten aprender y enseñar.
En nuestra escuela no se toma examen de ingreso, soy docente desde hace muchos años, y siempre me sorprendió ver en el aula de primer año del secundario, carteles con las letras del abecedario, como las que se pueden ver en un aula de escuela primaria, porque muchos de los chicos que entran a la escuela tienen serias dificultades para leer y escribir. Y en esta escuela aprenden, no sólo a leer y escribir, aprenden a trabajar, a relacionarse con sus pares y con los adultos de una manera respetuosa. Y no digamos que el bullying no existe, porque eso sería tapara el sol con las manos, siempre ha existido y existirá, pero cada vez que aparece, se trabaja mancomunadamente desde las residencias, las secciones de trabajo y el aula para solucionar el problema y buscar las causas más profundas.
Si bien esta escuela es una escuela pública de gestión privada, el 50% de nuestros alumnos se encuentran becados, y quienes abonan la cuota plena, no llegan a pagar todos los costos. La escuela produce para que el factor económico no sea una barrera para quienes quieran vivir su experiencia educativa en la EAS.
Muchos alumnos no cuentan con herramientas tecnológicas y otros no tienen posibilidades de conectividad en los lugares donde viven. Por diferentes cuestiones, durante la pandemia, muchos alumnos vivieron en la escuela ya que la residencia pertenece a la obra salesiana y no depende del ministerio de educación. Esto posibilitó a muchos chicos contar con el apoyo que necesitaban para su continuidad pedagógica.
Durante el mes de febrero, la escuela comenzó una prueba piloto con un protocolo avalado por la inspección, que dio excelentes resultados. La felicidad de los chicos, los docentes y toda la comunidad educativa al volver a la escuela, fue inmensa. El reencuentro era necesario y la necesidad de presencialidad en la educación, indiscutible.
Todo transcurría de un modo ameno y cuidado, cuando, repentinamente, bajó una inspección de DIPREGEP provincial que, sin posibilidad de diálogo, exigió a la escuela acatar el único protocolo para todas las escuelas de la provincia.
Durante muchos años, el Ministerio de educación, con muy buen criterio, propició la atención a la diversidad. ¿Qué les pasó ahora que ellos deben atender a la diversidad de escuelas? Si pregonaron durante tanto tiempo que cada chico era diferente y debía tener una trayectoria pedagógica particular, ¿por qué con las escuelas no puede haber un protocolo para cada escuela?
Sin residencia ni comedor y con jornadas de cuatro horas, nuestra escuela queda sentenciada a la virtualidad y muchos de nuestros alumnos sentenciados a la no educación. Recordemos que la educación es un derecho constitucional y que muchos alumnos ven coartado ese derecho, ya sea porque viven en zonas muy alejadas de los centros urbanos o porque eligieron una experiencia educativa diferente.
Soy docente, amo mi trabajo, amo la escuela que me da libertad para enseñar a mi modo, amo la posibilidad de aprender todos los días con mis alumnos, hoy siento una gran tristeza de saber que quienes tanto pregonaban la atención a la diversidad, muestran una cara autoritaria o negligente. ¡No puede ser que después de un año de pandemia el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires no tenga un protocolo para escuelas rurales con internado!
Sé que suene raro, pero quiero trabajar, quiero viajar los 65 kilómetros de tierra, a veces arena, a veces barro, que distancia a la ciudad de Bolívar, donde vivo, hasta esta escuela, enterrada en el medio del campo, para dar clases presenciales. Es mi deseo y es mi derecho.
Med. Vet. María Florencia Celma
Licenciada en Comunicación Social
Docente de la Escuela Agrotécnica Salesiana “Carlos M. Casares”
DNI 20028454
La entrada Quejas y tristezas de la comunidad rural porque, por falta de protocolos, impiden el funcionamiento normal de la agrotécnica salesiana Del Valle se publicó primero en Bichos de Campo.
Seguir leyendo