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¿Se imaginan si esto sucediera aquí con liebres, jabalíes o guanacos? En Cataluña, las entidades agropecuarias marcharon pidiendo ?mano dura? para controlar la superpoblación de conejos

Fuente: Bichos de Campo 06/03/2023 09:53:47 hs

Los ataques son cada vez más frecuentes en la vasta geografía argentina: jabalíes que se meten dentro de los silobolsas, guanacos que proliferan de a millones y compiten con las ovejas por la comida, pumas y haurías de perros asilvestrados que atacan ya no solo ovinos sino hatsa vacunos. Hya muchas especies animales que se

Los ataques son cada vez más frecuentes en la vasta geografía argentina: jabalíes que se meten dentro de los silobolsas, guanacos que proliferan de a millones y compiten con las ovejas por la comida, pumas y haurías de perros asilvestrados que atacan ya no solo ovinos sino hatsa vacunos. Hya muchas especies animales que se están tornando un dolor de cabeza para muchos productores argentinos, y sin embargo nadie se imagina aquí todavía una marcha de tractores reclamando soluciones duras al gobierno.

En Cataluña, muy cerca de la cosmopolita Barcelona, la situación no es muy distinta, pero los productores han puesta manos a la obra para luchar contra una verdadera invasión de… conejos. El viernes hicieron un tractorazo por las calles de Lérida (Lleida en catalán) reclamando a las autoridades que pongan mano dura contra esta plaga que ya está afectando la continuidad de muchos de ellos en el campo.

Las organizaciones rurales catalanas se organizaron en torno a una “plataforma” o grupo llamado “Pagesos o Conills” (Agricultores o conejos) y el viernes, tras una marcha de tractores por la ciudad, leyeron un manifiesto conjunto en el cual han pedido aplicar una docena de medidas para parar la plaga de conejos que provoca daños “graves” en los cultivo.

Buena parte de la prensa que obtuvo esa movilización se logró por la polémica generada porque algunos de ellos arrojaron ejemplares de conejos vivos durante la protesta. A mucho público citadino le cuetsa entender que los productores catalanes han llegado al punto de odio con estos simpáticos animalitos por el daño que provocan. En el asfalto no se entiente tanto odio, como no se entiende aquí tampoco como los productores de ovinos critican a los amigables guanacos que se han trasformado en plaga en la Patagonia.

Peor todavía cómo digiere esta protesta anti-conejo la ciudad, ya que “los campesinos han exigido el uso del fosfuro de aluminio en las zonas más afectadas o el uso de redes nocturnas por parte de una empresa especializada”. En el primer caso, el fosfuro de aluminio es un elemento químico que se utiliza para frenar la presencia de los conejos en los céspedes de los campos de golf, pero que está prohibido en los terrenos agrícolas para evitar los daños que hacen los mismos animales en los cultivos de vid, olivo o fruta.

Pere Roqué, responsable de la organización agraria Asaja, y que forma parte de la plataforma Pagesos o conills, constituida ante la emergencia que vive el sector por los destrozos de los conejos en los cultivos, critican que -como en la Argentina- en el gobierno nadie habla de la situación. “Estamos en zona catastrófica y ni se han dignado a pisar el terreno”, afirmó.

Hay que imaginarse aquí a los dirigentes de la Mesa de Enlace reclamando que se tomen acciones contra los perros asilvestrados o la presencia cada vez más inquietante de pumas en los campos.

Paradójicamente, mientras se reclaman medidas contra las crecientes poblaciones de conejos silvestres, la cifra de explotaciones dedicada a la cunicultura en Cataluña ha caído más de la mitad en sólo una década. De ahí surge la gran paradoja: una plaga de conejos al aire libre que estropea cultivos e infraestructuras de riego, mientras las explotaciones ganaderas se vacían de animales.

“Nos encontramos con una invasión de conejos y las personas que se dedican a la cría de los animales deben dejarlo porque no les resulta rentable”, marcó Roqué. La caída del consumo de esa carne, unida al incremento de los costos de producción, ha dejado mal parados a quienes producían conejos. Según los datos del Departamento de Acción Climáticade Cataluña, en 2020 había 138.400 conejas madres en las granjas de la región, un 58% menos que las 335.054 de 2009 y un 65% por debajo de las 398.402 de 1999. En el caso de las explotaciones, las estadísticas son más estremecedoras. El número de granjas ha descendido un 58% entre 2009 y 2020 y sólo quedan 2.768 productores.

Con el lema “Pagesos o conills. Roseguen el nostre futur i el menjar de tots (Agricultores o conejos. Roen nuestro futuro y la comida de todos)”, los agricultores y ganaderos llegaron a movilizarse por las calles de Lérida con su listado de reclamos.

Por ejemplo, pidieron que en las Zonas Especiales de Protección de Aves (que aquí podrían ser asimilables a las reservas de fauna o parques nacionales) se permita la cacería de conejos como en el resto del territorio.

También se reclamó que se subsidie la compra de hurones y perros de caza, que las licencias de caza sean gratuitas mientras dure la “emergencia cinegética”, que se autorice a realizar movimientos de tierras donde exista mayor densidad de madrigueras y hasta una indemnización para los campesinos afectados. Aquí los diarios hablarían de “subsidios a los conejos”.

La emergencia cinegética afecta a 75 municipios de las comarcas leridanas del Urgell, el Pla d’Urgell, el Segrià, la Segarra, la Noguera y les Garrigues, que son en total casi 1.500 kilómetros cuadrados. El último censo, hecho en octubre del año pasado, constató que en estos municipios hay 123 conejos por kilómetro cuadrado, un 34% más que en el 2021. El objetivo es que esa cifra baje a 50.

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