El carbono en boca de todos: La docente e investigadora María Semmartin explica el rol positivo de la agricultura frente al calentamiento global
María Semmartin es docente de la Facultad de Agronomía de la UBA, (FAUBA), investigadora del Conicet, y fue disertante durante el pasado congreso de Aapresid, la Asociación de productores en siembra directa, realizado entre el 9 y el 11 de agosto. El panel que integró Semmartin en dicho encuentro tiene un título por demás técnico:
María Semmartin es docente de la Facultad de Agronomía de la UBA, (FAUBA), investigadora del Conicet, y fue disertante durante el pasado congreso de Aapresid, la Asociación de productores en siembra directa, realizado entre el 9 y el 11 de agosto.
El panel que integró Semmartin en dicho encuentro tiene un título por demás técnico: “Dinámica del Carbono: cómo lograr que el Carbono pase a materia orgánica”. Si bien la charla se mantuvo en esos términos académicos y productivos, Bichos de Campo aprovechó para dialogar con la especialista con el objetivo de comprender un poco más sobre el Carbono, su rol en la vida y la agricultura, pensando en el cambio climático y sus efectos.
Es que a nivel global el foco está puesto en este elemento, y se convirtió además en el eje del congreso vernáculo mencionado.
El Carbono es un elemento que está presente en los seres vivos, y si bien siempre fue protagonista, hoy está puesto de relieve aún más, dado que la agricultura está vista como un gran mitigador de los efectos de gases de invernadero que genera este elemento en la atmósfera, ya que puede almacenarlo en el suelo y contribuir a mitigar los efectos nocivos.
Esta explicación aunque básica, es la que fuimos a consultar con la especialista, para que explique y complemente. Semmartin comienza describiendo: “Desde hace mucho tiempo, para el sector de la agronomía, de la agricultura, el carbono siempre fue un poco la estrella. Todos los que estamos vinculados de alguna manera al sector de la producción agropecuaria, nuestra dimensión de conservación de los recursos naturales que siempre tuvimos más, tenía que ver con conservar el carbono del suelo”, relata, marcando la importancia que tiene este elemento en el suelo, por ejemplo como fuente de nutrientes.
Empero, según la especialista, “también está en la atmósfera el carbono”, dando inicio al debate vigente sobre la contaminación y el rol de la agricultura. Sobre esto, la docente grafica: “El dióxido de carbono está en una proporción muy, muy bajita. Son partes por millón, algunos cientos de partes por millón. Pero eso se fue incrementando. Los humanos nos dimos cuenta en algún momento de que con energía, que era fósil, carbón, petróleo gas, podíamos hacer un montón de trabajo y escalar nuestra capacidad de transformar, de obtener bienes, servicios, construir ciudades, ayudados por eso y no usando tracción humana, sino la energía que estaba en el carbono, que estaba en esos fósiles, y eso nos genera los beneficios de la vida como la conocemos”.
Continuando con el relato técnico e histórico, la también investigadora narra que se empezó a acumular como dióxido de carbono, y a incrementar eso que era muy pequeñito en la atmósfera, y ahora cada vez es más grande, y eso “nos nos hace daño porque está en cantidades muy bajas, pero si afecta el balance térmico de La Tierra, el balance de radiación, porque el dióxido de carbono se acumula y es de efecto invernadero. Cuando la Tierra tiene que emitir radiación del sol que recibe, se encuentra con una barrera que son estos gases, entre ellos el dióxido de carbono, entonces tenemos más calor y la temperatura de la Tierra crece”.
Entonces, es hora de que entre a jugar el partido la agricultura, y develar porqué es el tema del momento: “La agricultura usa un montón de carbono fósil para hacer sus procesos y su trabajo, pero lo único que permite contrarrestar ese balance de emisión hacia la atmósfera de carbono son las plantas, que son increíbles porque fijan el carbono que está en la atmósfera y lo transforman en el carbono que después podemos usar todos nosotros, desde los microorganismos hasta los humanos, o todos los animales. Todos nos alimentamos de ese carbono”, remarca Semmartin a modo de descripción.
Mirá la entrevista completa con María Semmartin:
– ¿Ese es el famoso secuestro?
– El secuestro en realidad es una pequeña partecita de lo que podría ser el ciclo del carbono. Algunas personas últimamente se ponen inquietos con la palabra secuestro, entonces dicen bueno, es almacenamiento, porque no es que queda ese carbono ahí, puede volver a la atmósfera muy rápidamente, depende de lo que hagamos. Entonces lo que pasa es que esa cosa que conocemos y todos estudiamos en el colegio, que es la fotosíntesis, que con la energía del sol, las plantas fijan el carbono de la atmósfera en sus tejidos, uno genera fibra, genera combustible, genera grano para alimentarnos, fibra para vestirnos, madera para construir casas o lo que sea, y con la parte de la planta que no se usa con esos fines que te mencionaba recién, que es lo que uno en el campo conoce como los rastrojos, la broza, la hojarasca, que queda depositada sobre el suelo. Hace muchos años se labraba la tierra, la dábamos vuelta y la enterrábamos, para que eso se incorporara rápidamente para que estuvieran disponibles para el próximo cultivo. Pero ahora lo que nos dimos cuenta es que ese carbono lo tenemos que cuidar más. No podemos perderlo, porque es casi uno de los lugares o de los reservorios que tiene La Tierra, que nos va a permitir, sin externalidades aparentes, volver a entramparlo.
– Tenemos la planta que almacenó el carbono en el suelo, ¿qué pasa ahora, porqué está ahí y por cuánto tiempo?
– Lo mejor que nos puede pasar, y creo que toda la agronomía actual está trabajando en favor de eso, es que el carbono quede estabilizado ahí la mayor cantidad de tiempo posible. Por los datos que se van conociendo y la investigación que se va generando, tenemos evidencias de que tenemos todavía un techo enorme, lo tenemos muy lejos. Todavía tenemos mucho carbono por ponerle a los suelos, y entonces ese carbono, lo que queda en la parte más superficial del suelo, primeros 30 centímetros, hasta primer metro, es un carbono que eventualmente lo que hace es que mejora todas esas propiedades físicas del suelo, tiene más capacidad para liberar nutrientes que no es trivial, porque cuanto más rico es tu suelo, menos nutrientes tenés que traer de otro lado en forma sintética, es decir, agregados por fertilización. De alguna manera, es todo beneficio. Yo por lo menos, que sepa, no veo que haya ni riesgos de excederse en la cantidad de carbono ni externalidades que puedan venir de haber aumentado los contenidos de carbono.
– ¿Cómo ves o cómo explicarías esta tendencia en la que muchas grandes compañías compran ese secuestro o ese almacenamiento?
– Las empresas que están hechas por personas también, y que tienen experticia en la producción, en este caso de alimentos, pero también, cada vez más de combustibles. La agricultura ahora da respuestas a un montón de necesidades de la sociedad. Me parece que lo que se dan cuenta, o nos damos cuenta todos, es que se toma conciencia de que la manera en que teníamos que hacer las cosas, tenía algunos aspectos negativos que por ahí no veíamos y de pronto se ponen más en evidencia, aumenta el conocimiento al respecto de eso, porque es cada vez es más grande la comunidad de gente que está pensando respecto de eso, y que entiende que es un problema. Sobre todo también una cosa que pasa, es que se empiezan a identificar tecnologías que te permiten hacer las cosas mejor. Corregir esos problemas o esas deficiencias que tenía la forma en uno lo hacía antes.
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