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¡A criar sin culpa! Se presentó en la COP28 un estudio del científico argentino Ernesto Viglizzo que asegura que la ganadería emite menos gases de lo que se cree

Fuente: Bichos de Campo 03/12/2023 14:30:48 hs

En pleno debate mundial por el cambio climático, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la responsabilidad para mitigar los efectos novicos – o no- del sector agropecuario, se está llevando a cabo en Dubai la COP28, la Cumbre de Cambio Climático. En ese marco, se presentó en el día de hoy domingo

En pleno debate mundial por el cambio climático, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la responsabilidad para mitigar los efectos novicos – o no- del sector agropecuario, se está llevando a cabo en Dubai la COP28, la Cumbre de Cambio Climático.

En ese marco, se presentó en el día de hoy domingo 3 de diciembre un trabajo realizado por el científico argentino Ernesto Viglizzo, una de las referencias mundiales en temas relacionados con la producción animal y el ambiente.

Dicho informe, que se detalló en el pabellón del IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura) explica que la ganadería no es tan responsable como se cree de los efectos nocivos sobre el planeta, y las publicaciones que demonizan a la ganadería son equivocadas, “porque le adjudican emisiones que no le corresponden, provenientes de otros sectores de la economía, como el industrial, el transporte, el residencial, la distribución o el consumo doméstico”.

El estudio de Viglizzo se titula “Ganadería Bovina y Cambio Climático en las Américas: Hacia modelos de desarrollo bajos en carbono”. El mismo comienza con algunos detalles de la producción americana de carne: “Según las estadísticas de la FAO (FAOSTAT, 2023), las Américas contribuyen a más de 30 % de la producción mundial de carne y casi un 25 % de la producción mundial de leche. Aproximadamente, esas cifras se reparten en proporciones parecidas entre América del Norte (EEUU y Canadá) y el resto de América Latina y el Caribe. En materia de exportaciones de carne, algo más de un 25 % del total mundial exportado provino de las Américas como promedio del período 2017-2021. EEUU y Canadá aportaron algo más del 15 % y América Latina y el Caribe el restante 10,4 %”.

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Basado en datos, el estudio del argentino analiza que según un trabajo reciente difundido por Our World in Data (Ritchie et al., 2022) que muestra resultados de una investigación realizada por Grippa et al. (2021) en la cual se demuestra que aproximadamente el 34 % de las emisiones globales de carbono es producido por el sistema agro-alimentario mundial.

Una parte sustancial de esas emisiones son atribuidas a los sistemas de producción ganadera, principalmente de producción bovina. “Cambios en el uso de la tierra (como deforestación), fertilización nitrogenada, metano producido digestión, óxido nitroso generado por heces y orina, manejo de pastura y pastizales, quemas en tierras de pastoreo, uso de combustibles en labores son considerados, entre otros, como factores responsables de la emisión de carbono en la producción bovina de carne y leche”.

A su vez, algunos informes ampliamente difundidos como La Larga Sombra del Ganado y Abordando el Cambio Climático a través de la Ganadería atribuyeron a la ganadería entre un 14,5 y 18 % de las emisiones globales de carbono. “Lo que en realidad lograron es instalar una sombra de sospecha sobre la ganadería en general, y el ganado bovino en particular, por sus supuestos impactos negativos sobre el ambiente y el clima”.

Según Viglizzo, estos trabajos prendieron decisivamente en algunas tribus sociales como las de los veganos y ambientalistas que adoptaron una estrategia militante en contra de las carnes y lácteos bovinos: “Ejercieron un lobby intenso sobre las políticas de la UE y su prédica tuvo amplia influencia sobre los medios de comunicación”.

Volviendo a los números y las métricas, los resultados mostrados en los estudios citados anteriormente, se alinean, según Viglizzo, “a un enfoque más específico denominado Análisis de Ciclo de Vida (ACV) de un producto, que consiste en calcular las emisiones ocurridas en cada eslabón de la cadena agroalimentaria de la carne o de otros productos, desde la cuna hasta la tumba”.

Según el estudio presentado, la cantidad de carbono emitido se suma y acumula a través de cada eslabón de la cadena, y al momento de la distribución, “cualquier producto llega inevitablemente a la góndola con una carga de carbono muy elevada”.

Según el científico argentino, “se genera así una Huella de Carbono muy alta que excede en mucho las emisiones ocurridas durante el proceso de producción primaria en el predio rural. En la práctica, eso significa que el productor ganadero pierde identidad dentro de la Huella de Carbono, y su producto termina acumulando emisiones deslocalizadas o extra-prediales que provienen de otros sectores de la economía, como las que ocurren en el frigorífico, el transporte, la distribución mayorista y minorista, etc”.

En el trabajo presentado hoy en el corazón de la Cumbre Climática Mundial, se subraya que de esta manera se sobrecarga la cuenta de carbono de la carne que, una vez abandonada la tranquera del predio, atraviesa varios eslabones de la cadena, y llega a la góndola del supermercado.

“Mediante un rótulo numérico, allí es presentada con una Huella de Carbono (HC) mucho más alta que la generada en el predio. La pregunta inevitable es si resulta lícito cargar al producto con emisiones que provienen de sectores extra-ganaderos”, analiza el documento antes de analizar técnicamente la cuestión.

“El enfoque de ACV difiere del método recomendado por el IPCC (1996/2006/2019). Las guías del IPCC imputan esas emisiones no prediales a los respectivos sectores que consumen combustibles fósiles. La HC es el instrumento que utilizarán los países importadores de alimentos para levantar barreras comerciales a los productos que ingresan desde terceros países”.

La conclusión a la que llega Viglizzo, es que los números de emisión atribuidos a la ganadería mediante el Análisis del Ciclo de Vida son inevitablemente altos. “Pero si se le imputasen al ganado bovino únicamente sus emisiones biogénicas (o sea el metano y óxido nitroso que son producto de la fermentación entérica), se comprobaría fácilmente que su impacto en el clima global es mucho menor que el estimado a través del ACV. En la actualidad ese valor no  supera el 5 % de las emisiones globales y tiende a disminuir porcentualmente cuando se lo compara en relación a las emisiones globales de carbono de todos los sectores de la economía y la sociedad”.

A continuación, el estudio de Ernesto Viglizzo, Ganadería Bovina y Cambio Climático en las Américas: Hacia modelos de desarrollo bajos en carbono:

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