Dicen que en toda crisis hay una oportunidad y que no hay mal que por bien no venga. Pues la historia de Omar Garayalde confirma que ambas frases pueden ser acertadas. En el año 2000 Omar perdió su empleo en el sector público, se quedó sin nada. Unos amigos le propusieron comenzar a producir miel,

Dicen que en toda crisis hay una oportunidad y que no hay mal que por bien no venga. Pues la historia de Omar Garayalde confirma que ambas frases pueden ser acertadas.

En el año 2000 Omar perdió su empleo en el sector público, se quedó sin nada. Unos amigos le propusieron comenzar a producir miel, pero para eso necesitaba algo de capital. Fue entonces cuando decidió vender un auto nuevo y con eso compró las primeras 100 colmenas. Su familia tenía un pedazo de campo, de apenas 30 hectáreas en Viale, Entre Ríos. Allí pusieron meses más tarde una sala extractora y comenzaron a brindar servicio a terceros.

“Siempre fui una persona inquieta”, dijo Omar a Bichos de Campo. Contó que “a los cuatro meses de estar produciendo, ya le estábamos originando la mercadería a una empresa que exporta a Alemania”.

Hoy el emprendedor cuenta con 500 colmenas y le hacen la extracción a otras 2.000 en la sala que construyeron hace dos décadas. Tienen 300 productores que son sus clientes. Manda habitualmente al mercado 50 camiones que contienen 4 mil tambores, cuyo destino es la exportación.

“Mucha gente no puede creer nuestro avance porque salimos de cero sin apoyo de bancos, pero sí de esta empresa que creyó en nosotros para que podamos salir a comprar miel sin que nos conocieran” contó Omar.

Pero no todas son rosas, la seca los afectó también a ellos y eso se juntó con la caída del precio internacional de la miel.

“La sequía hizo que la producción cayera. Nosotros cosechamos entre 50 y 70 tambores de 300 kilos y este año sacamos solo 8 tambores. Al acopio mandábamos 50 equipos de miel y estamos hoy en 16, con posibilidad de llegar a 20 como máximo. Nuestro ingreso es el de la producción y las comisiones por las cargas, pero este año llevamos una pérdida de 20 millones de pesos”, se lamentó Omar.

Este año, éste y todos los apicultores registran menos volumen de producción, pero también reciben un menor valor internacional, que inevitablemente se traslada al mercado doméstico.

“La miel oscura la compramos en 300 pesos (por kilo) y el año pasado valía 310 pesos. Hoy vale menos que hace un año porque bajó en dólares a nivel mundial. Hace un tiempo hacíamos negocios a 2,5 dólares y ahora estamos a 1,27 dólares y al oficial”.

Escuchá la entrevista completa:

Garayalde además de producir miel y a pesar de tener un campo chico decidió incursionar en la ganadería. En 2008 comenzó con la cría y armó la Cabaña Los Vascos. Arrancó con 7 madres y ahora tiene 120. Este año -también por la sequía- tuvo que vender más de la cuenta para poder administrar lo mejor posible el forraje que logró producir.

En este caso, Omar contó con el apoyo de la cabaña Santa Lucía que le vendió hacienda, le financió los pagos y también se los refinanció cuando las cosas se complicaron.

“En las primeras épocas les vendíamos a los productores vecinos, ya que era una rareza que haya Angus Negro. Luego sumamos el colorado. Era raro ver una cabaña en un campo tan chico. Pero tenemos muchos corrales, instalaciones, silos, y mucho se hace encerrado”.

Al ver el crecimiento y el desarrollo genético de la hacienda los productores de la zona se fueron interesando y para muchos tener un vecino cabañero significó la posibilidad de tener hacienda más uniforme.

Actualmente la cabaña forma parte del grupo Angus del Litoral. “Vamos a las pruebas pastoriles, intervenimos en reuniones y exposiciones y así nos fuimos vinculando con cabañas importantes”, relató Omar. El empeño que puso en la ganadería tuvo su recompensa: “Tuvimos el cuarto puesto del ranking Angus del Litoral cerca de cabañas importantes como Santa Lucía”, comentó.

El apicultor y cabañero describió que “acá hacemos todo nosotros, vacunamos, picamos alfalfa, recogemos los tambores de miel, todo con mi hijo y un muchacho que me ayuda”.

También la ganadería se vio afectada por la seca, por eso tuvieron que “desprenderse de 20 madres para llegar hasta fin de año. Hace dos años compramos una enrolladora de fardos y picamos nuestras propias alfalfas y ese forraje los estamos racionando. La verdad es que hicimos milagros hasta ahora, nos falta pasar el invierno”.

La entrada Y todo en 30 hectáreas: Omar Garayalde fue despedido en el 2000, pero al año ya producía miel y con el correr del tiempo hasta armó su propia cabaña de Angus se publicó primero en Bichos de Campo.