Cambio climático: en Catamarca investigan la respuesta de nueces y almendras a las altas temperaturas
En el INTA de esa provincia evaluaron cultivares de nueces y almendros para conocer la respuesta ante la variabilidad climática en la región del Valle Central.
En un contexto de elevadas temperaturas y creciente presión por falta de lluvia en los cultivos, la investigación de los técnicos sobre esta situación se traslada a producciones por fuera de las habituales en cereales y oleaginosas.
Los cambios en el clima afectan al rendimiento y calidad de los cultivos y en este contexto, el INTA Catamarca investigó la respuesta de nueces y almendras ante las altas temperaturas en el Valle Central.
Con esta información, avanzarán en generar futuros modelos predictivos y de zonificación agroclimática en la región.
EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA NUEZ Y LA ALMENDRA
Con este fin, se evaluaron siete diferentes cultivares de almendros y la variedad Chandler en nogales, para conocer la respuesta ante la variabilidad de estos eventos climáticos en el Valle Central.
Nadia Valverdi, investigadora del INTA Catamarca, destacó que conocer específicamente esta situación permite hacer una mejor selección a la hora de elegir qué plantar.
Un dato a tener en cuenta es que las altas temperaturas –o ausencia de bajas temperaturas– durante el invierno producen que la floración no ocurra o suceda en baja intensidad y en el momento inadecuado, esto puede modificar las características físicas como la composición nutricional de los frutos.
“El fin de ambos estudios es poder establecer las temperaturas en las que ocurren los distintos estadios fenológicos, como ser floración masculina y femenina, para poder crear un modelo con información de cómo afecta tanto el frío como el calor a la calidad de la nuez y almendra al final de la temporada”, explicó Valverdi.
Modelos predictivos para adelantarse a los cambios de temperatura
El @INTACatamarca investiga la respuesta de nueces y almendras ante altas temperaturas en el Valle Central para avanzar en futuros modelos predictivos y de zonificación agroclimática.
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— INTA Informa (@INTAInforma) February 5, 2024
EL FACTOR CALOR
Las provincias donde se lleva a cabo el estudio –Mendoza, La Rioja y Catamarca– cuentan con un clima árido, donde las temperaturas en verano –estación de crecimiento del almendro y nogal– superan los 40 grados.
“Actualmente se registran temperaturas por encima de esos 40 grados incluso en primavera, esto adelanta los estadios fenológicos, como ser la floración, y afecta el ciclo del cultivo”, indicó Valverdi. Y agregó: “La información de estas investigaciones permitirá avanzar en futuros modelos predictivos y de zonificación agroclimática en Argentina”.
Las altas temperaturas pueden afectar el desempeño del fotosistema 2, aparato o sistema encargado de captar la energía lumínica y convertirla en energía química. Esto provoca un cierre de dicho sistema por seguridad y la liberación de energía excesiva como calor.
El proceso genera una suba en la temperatura de la hoja, que a su vez ocasiona un cierre estomático limitando la toma de dióxido de carbono y por consiguiente el crecimiento, ya sea vegetativo o de los frutos.
En cuanto a la investigación en almendros, se evaluaron distintos genotipos tanto de pies como de copa, donde se miden estadios fenológicos, crecimiento vegetativo, capacidad fotosintética y estado hídrico de la planta.
El objetivo es conocer los cultivares que mejor se adapten al clima caliente del valle central de Catamarca. Al evaluar estas características a campo, se retroalimentan a los programas de mejoramiento en la selección y valoración de cultivares para distintos ambientes.
RESULTADOS EN NOGALES
En el caso de la investigación con nogales, se analizaron una gran cantidad de ambientes que incluye fincas comerciales del Valle de Uco y del oasis (Mendoza); Chilecito y Famatina (La Rioja) y Los Varela, en Catamarca.
A partir de esta diversidad geográfica, se buscó observar como los diferentes gradientes de temperatura en las distintas latitudes afectan los estadios fenológicos y la calidad del fruto en cosecha.
“Al evaluar el mismo cultivar bajo distintas condiciones ambientales, nos va a permitir inferir en los impactos que tiene la temperatura ambiente no solo en la fenología del cultivo, sino también en la producción y distribución de asimilados hacia el fruto”, señaló.
Con esta información, los productores de nogales la información podrán avanzar en el desarrollo de mapas de aptitud productiva, no sólo para las regiones actualmente estudiadas, sino también para otras provincias de interés como San Juan y Río Negro.
“Daremos herramientas de decisión para que los productores puedan conocer anticipadamente la calidad de la nuez que van a cosechar ese año de acuerdo con las temperaturas ambientales. Con esto se podrá hacer una mejor planeación de comercialización de acuerdo con las condiciones climáticas del año”, concluyó.
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