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Es hija un pionero de la siembra directa y sigue el legado de la innovación, con el foco en las personas

Fuente: Infocampo 14/06/2025 10:18:06 hs

Magdalena Ghío es hija de Hugo Ghío, uno de los productores que inició los trabajos con siembra directa en Argentina y fundó Aapresid. Aunque se recibió de contadora, quiso volver al campo y allí fortalece la gestión diaria con coaching porque "las personas son fundamentales aún en este contexto super tecnológico".

Es contadora, pero viene de una familia de campo, de hecho se crió en él. Después de otras experiencias laborales, recordando cuando sintió que tenía que volver, dijo: “Yo no veía un campo, veía una empresa en la que tecnología e innovación son fundamentales. pero donde las personas también siguen siendo fundamentales”.

Magdalena Ghío es la hija de un referente ineludible de la tecnología agrícola: Hugo Ghío, pionero de la siembra directa y gestor clave de la fundación de Aapresid.

En esta entrevista cuenta cómo la vida la sorprendió y terminó en la administración del campo familiar. Una historia que combina innovación y legado.

Tiene 33 años, se crió entre el campo (hasta que empezó la secundaria) y Corral de Bustos (Córdoba). Recuerda “andar en bici, trepar árboles, mucha naturaleza, andar en libertad”. Sin embargo, cuando decidió qué estudiar tenía tres cosas en la cabeza: los números, arquitectura o psicología. Y ganó la “contadora”.

Terminó la carrera, trabajó y se capacitó en Deloitte. Pero cuando tenía 27 años, un escalofrío le recorrió el cuerpo: “Yo no sabía nada del campo ni de administrarlo, sólo tenía recuerdos lindos de jugar y pasar buenos momentos, ¿qué iba a pasar cuando me tocara a mí continuarlo?” Así fue cómo habló con papá Hugo y le dijo: “Quiero ir un par de años y aprender todo, después sigo mi camino”.

“Así llegué y nunca más me fui”, agrega.

El comienzo no fue fácil: una cosa es la relación padre-hija y otra bien distinta ser “socios” en la empresa. “Hoy, cada uno, también está mi hermana más chica, hace lo suyo y nos complementamos, mi viejo va abriendo tranqueras con proyectos nuevos y atrás voy yo con la estructura, la gestión y lo impositivo”, dice “Magui”.

Está casada con Diego hace dos años, empresario de la construcción. Hace tres años hizo la carrera de coach ontológico y dice que le sirvió mucho para hacerse las preguntas correctas y valorar a las personas dentro de un contexto hiper tecnológico. Ah, la arquitectura no quedó en el camino y tiene un hobbie que la lleva a esos lugares más “artísticos”.

-Contame de tu historia, tu infancia campera, ¿Qué recuerdos tenés?
-Recuerdos muchos. Muchos jugando en el campo. Hasta los 10-11 años que me fui a vivir al pueblo, fue la parte más divertida vivir en el campo, ponerse las botas y salir a chapotear en el barro y los charcos los días de lluvia, siempre inventando algún juego. Una infancia sana, libre.

-Cerrás los ojos y ¿qué se te viene al alma de aquella época? Olores, sabores o comidas, travesuras…
-Recuerdo la comida de mi mamá, estar jugando afuera y entrar, oler a comida casera. Si tengo que elegir, ¡las milanesas y el flan casero!

Magdalena, de niña, junto a su padre Hugo en el campo

-Llegó el momento de estudiar y elegiste contadora. ¿Por qué? ¿Qué querías ser o hacer?
-Siempre me gustaron los números. En ese momento, cuando estaba tomando la decisión, mi materia favorita era matemáticas. Me acuerdo que soñaba que podía llevar adelante la gestión económica de una empresa. Por ahí, hoy se desvirtuó un poco la carrera y es liquidador de impuestos, pero bueno. Me preparó en temas jurídicos, concursales, costos, impositivos, administrativos, economía. Eso sí, nunca imaginé que iba a terminar en la empresa de la familia y en el campo.

-¿Tenías un plan B? ¿Te imaginaste en algún momento haciendo otra cosa?
-Si, en algún momento me imaginaba en arquitectura o en psicología. Son dos carreras que, de alguna manera, hoy estoy aplicando con dos cosas que hago que después te contaré.

-Te recibiste, entraste a laburar en una empresa grosa, grande como Deloitte, pero hubo un momento en el que sentiste que no iba por ahí, que querías otra cosa. ¿Hay algún momento en particular o fue un devenir eso de darte cuenta que querías otra cosa?
-Para mí esa época de Deloitte es primera A, fue la mejor escuela que pude haber tenido, puro aprendizaje. Fue muy bueno. Venía todo muy lindo, pero un día caí en la cuenta de que yo de gestión de campo no sabía nada y más tarde o temprano me iba a tener que involucrar para saber de qué se trataba. Si pasaba algo (con el papá) la empresa tenía que seguir, de eso no tuve dudas nunca. En ese momento, mi vida personal estaba tranquila: no tenía hijos, estaba soltera, sentí que tenía unos años para empaparme de todo y después seguir mi camino. Yo no veía un campo, veía una empresa.

-¿Y cómo es llegar a la empresa “de papá” a los 27? Me refiero a todo. Porque una cosa es ser padre e hija y otra es ser compañeros de trabajo, tener que tomar decisiones con un gap generacional de varios años. ¿Cómo les fue a ustedes?
-Al principio fue durísimo, muy difícil, el gap generacional. Me llevo 45 años con mi papá. Y nos llevábamos bien como padre e hija, pero cuando llegué a la empresa empezamos otra relación, 24 por 7. Nos llevó tiempo conocernos, construir juntos, y también con la complejidad de que yo vivo en Rosario y él en Corral de Bustos. Hoy, por suerte, nos complementamos perfectamente. Incluso con mi hermana más chica que también está en la empresa, los tres somos diferentes y nos complementamos.

Magdalena y su hermana

-¿Y cómo lo lograron? ¿Cuál fue la llave para hacerlo?
-Mirá, yo en 2021 estudié coaching y eso me ayudó un poco. Después tiene mucho que ver con mucha construcción de confianza, es tiempo a veces. Charlábamos mucho, nos peleábamos y al día siguiente tenés que volver a hablar. De los dos hubo voluntad. Mi viejo es muy exigente y yo también.

-¿En qué te sirvió estudiar coaching?
-El coaching ontológico actúa a nivel del ser, busca potenciar el desarrollo de las personas. El foco está puesto en la amplitud de conciencia. Es algo que me ayudó en toda mi vida, no sólo en lo laboral. Te sirve para hacer las preguntas correctas, para tomar decisiones, es una caja de herramientas para el desarrollo personal. El futuro es saber hacer las preguntas correctas. Hace dos meses estuve en Sillicon Valley, en San Francisco, por segunda vez, vimos IA (Inteligencia Artificial) que se hablan entre sí, gente que mira el futuro más allá, y una de las conclusiones fue eso, quien sepa hacer las preguntas correctas va a marcar las diferencias. Yo creo en esto. El desarrollo del ser, los liderazgos. Te preguntás ¿cómo te preparás como persona para lo que viene?, además de tu preparación profesional y técnica. El personal y las personas, son fundamentales aún en este contexto super tecnológico.

-¿Y cómo lo han plasmado en la empresa?
-El agro viene siendo muy innovador y nosotros tratábamos de seguir ese camino. Estamos en contacto permanente con los líderes, tanto de Argentina como del exterior. Es una época de continuo cambio. Que te obliga a trabajar de manera colaborativa. Tenemos varios objetivos pero hoy lo que nos entusiasma es formar un equipo con distintas miradas, especializadas con un objetivo común.

-¿Qué hace la empresa hoy?
-Somos una empresa agropecuaria que produce en tres zonas distintas: Corral de Bustos, Venado Tuerto, Trenque Lauquen y San Antonio de Litín (cerca de Noetinger). Sembramos trigo, maíz, soja y girasol. Con ganadería de ciclo completo. Certificamos toda nuestra producción y hace dos años empezamos a medir huella de carbono. Yo estoy como gerenta de Administración y Finanzas.

Magdalena Ghío junto a su padre, Hugo

-¿Qué te gusta de lo que hacés hoy? Eso que te levantás y decís, ¡Qué bueno que me toca hacer esto!
-De todas mis funciones la que más me gusta es la parte de gestión económica y financiera. Y los momentos que más disfruto son cuando tengo que trabajar con otro, reuniones de equipo, compartir.

-Bueno, llegamos el pin-pong “fuera del surco”, y la primera pregunta es si hay alguna actividad por fuera de tu trabajo en la que busques inspiración para reactivarte o resetearte para seguir en lo qué haces? Un hobbie, deporte, algo artístico…
-Juego al tenis, eso me resetea y también en lo creativo, desde lo arquitectónico, me gusta el diseño de interiores. Me libera.

-¿Por dónde vas cuando escuchás música?
-Escucho cuando tengo que viajar, pero últimamente estoy escuchando muchos podcast, entrevistas, muchos del sector.

Libros, series o películas, ¿Qué elegís? Acción, aventura, histórica, documentales, etc..
-Libros cualquiera que sea de Florencia Bonelli, me encanta. Y series, soy más de comedia, también las policiales.

-¿Algún lugar en el mundo que te gustaría conocer y por qué?
-Me saqué las ganas el año pasado que nos fuimos de viaje de bodas a Escocia e Irlanda, Edimburgo, volvería mil veces.  Me encantó.

-Imagina que está la Magui de los 17-18 que estaba por decidir ser contadora, sentada en el recreo, y llega la Magui de hoy, con 33, habiendo ya recorrido todo el camino. ¿Qué le decís que pueda ayudarle a aquella de 18? Andá por acá, seguí por allá, no vayas por este lado…
-Le diría que disfrute mucho, esa etapa que está por empezar a vivir es hermosa. Le diría, que evalúe la posibilidad de irse afuera a estudiar algo, no apurarse a empezar a trabajar. Y que siga por donde sienta, porque estoy contenta. Se va a equivocar, pero a aprender un montón.

-¿Una frase de cabecera o una que te guste y por qué?
-No es muy vendible, pero siempre promuevo que, cuando hay un problema que enfrentar hay que “agarrar el toro por las astas”, agarrarlo de lleno y tratar de resolverlo. No dejarlo para otro momento o esquivarlo.

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