La próxima revolución en maíz: “Los cultivos de baja estatura ofrecen grandes perspectivas”

En la apertura del Congreso Internacional de Maíz, Tony John Vyn, profesor retirado de la Universidad Purdue de Estados Unidos, definió a los híbridos enanos como una verdadera “revolución” para los sistemas productivos modernos.
El maíz, uno de los cultivos insignia del Cono Sur, atraviesa una etapa de innovación tecnológica con la irrupción de los híbridos “enanos”.
A diferencia de los materiales convencionales, estas variedades presentan menor altura, lo que se traduce en mayor resistencia al vuelco, mejor tolerancia a condiciones adversas y un manejo más eficiente.
En este marco, y durante su presentación en el Centro de Convenciones Metropolitano de Rosario, Tony John Vyn, profesor retirado de la Universidad Purdue de Estados Unidos, expuso sobre las ventajas de los maíces de porte bajo y su aporte a los sistemas productivos.
“El maíz enano no pierde potencial de rinde pese a su menor estatura. Al concentrar la energía en la espiga y reducir el gasto estructural en tallos, logra mayor eficiencia en el uso de nutrientes y del agua”, remarcó.
La disertación contó con la moderación de Juan Pablo Ioele, Roberto “Tino” De Rossi y Lucas Borrás, quienes analizaron junto al especialista las oportunidades que esta tecnología abre de cara a la próxima campaña.
MAÍZ DE BAJA ESTATURA: LAS VENTAJAS
En un escenario de costos crecientes, los híbridos enanos permiten esquemas más intensivos. Su porte reducido admite siembras de mayor densidad, incrementando la producción por hectárea sin afectar la sanidad ni la estabilidad del cultivo.
Otro aspecto clave es la operatividad: su baja altura facilita la cosecha, mejora la aplicación de fungicidas y reduce las pérdidas en el lote.
“Los rendimientos frente a los híbridos tradicionales pueden ser similares o incluso algo inferiores. Sin embargo, en Estados Unidos se lograron materiales que superaron en productividad a los convencionales”, señaló Vyn.
Si bien la tecnología se originó en programas de investigación internacionales, hoy comienza a generar interés en América Latina. Grandes semilleras ya trabajan en su adaptación tanto para zonas de alto potencial como para ambientes marginales, donde el viento y el estrés hídrico suelen ser determinantes.
“Estos híbridos pueden reducir el vuelco hasta en un 50%, ofreciendo mayor resistencia al viento y a tormentas, un problema recurrente en muchas regiones”, explicó el especialista.
EL FUTURO DEL MAÍZ YA LLEGÓ
Los productores que han observado estos materiales en ensayos coinciden en que su impacto podría ser comparable al que significó la llegada de los transgénicos: un salto tecnológico capaz de transformar la producción.
“Con menos planta logramos más estabilidad y competitividad. Es un cambio de paradigma”, subrayó Vyn.
En este sentido, la correcta definición de la densidad de siembra aparece como un factor decisivo para liberar el potencial de un cultivo que promete marcar el rumbo del maíz en los próximos años.
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