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La revolución invisible: cómo una bacteria endófita está cambiando la forma de nutrir los cultivos

Fuente: Infocampo 12/11/2025 16:39:50 hs

Emilia Monteleone, gerente de Investigación y Desarrollo de Koppert Argentina, explica el funcionamiento y la base científica detrás de Nitrobac, una tecnología biológica que fija nitrógeno desde el interior de la planta. Con tres años en el mercado, el producto consolida un nuevo paradigma en la nutrición vegetal, combinando biología, sustentabilidad y ciencia aplicada al agro.

La escena de los bioinsumos en Argentina vive un momento de madurez y expansión. Tras décadas de investigación, los avances científicos comienzan a materializarse en productos concretos con impacto agronómico medible.

En este contexto, Koppert, empresa global que hoy aporta su tecnología en más de 100 países y cuenta con un amplio portfolio en protección, nutrición y polinización, busca posicionar a Nitrobac como una herramienta clave dentro de la nutrición sustentable.

Emilia Monteleone, microbióloga con más de 20 años de trayectoria en biología aplicada, lidera el área de Investigación y Desarrollo de la compañía. Desde su rol, impulsa la validación técnica y la comunicación científica de las nuevas tecnologías biológicas.

“Estamos en un punto de inflexión. El productor argentino ya no mira al biológico con desconfianza, sino que pregunta cómo y cuándo usarlo. La conversación cambió, y eso es el resultado de años de ciencia y trabajo en campo”, sostiene en diálogo con Infocampo.

MECANISMO QUE MARCA LA DIFERENCIA

En el corazón de la innovación se encuentra una bacteria endófita —base de Nitrobac— capaz de fijar nitrógeno atmosférico dentro de los tejidos de la planta, sin necesidad de nódulos ni estructuras específicas.

Su herramienta clave es la enzima nitrogenasa, que convierte el nitrógeno del aire en formas aprovechables por el cultivo.

Biológicos: una alianza colaborativa para ampliar el mercado y brindar “soluciones integrales”

A diferencia de los rizobios, que establecen relaciones simbióticas específicas con leguminosas, esta bacteria no presenta especificidad, lo que le permite colonizar múltiples especies vegetales.

“La gran diferencia es que no necesita de una estructura. No forma nódulos, no tiene especificidad. Puede ingresar por los estomas, colonizar los tejidos y fijar nitrógeno en una enorme variedad de cultivos”, explica Monteleone.

Aplicado de forma foliar, el microorganismo logra una penetración efectiva cuando los estomas están abiertos.

Esto ocurre principalmente cuando la radiación solar no es tan elevada; por eso la recomendación es aplicar a la tarde. En maíz, el momento ideal de aplicación es entre los estadios V4 y V8, a una dosis de 400 mililitros por hectárea (ml/Ha).

“El resultado es un aporte biológico que complementa la fertilización tradicional. No la reemplaza, pero la acompaña con un flujo sostenido de nitrógeno dentro del cultivo”, puntualiza la especialista.

Además, agregó que en soja se recomienda la aplicación foliar de Nitrobac en estadios entre V4 y V6 y en trigo en pleno macollaje, también a una razón de 400 ml/Ha.

EL VALOR DE LA INVESTIGACIÓN

Aunque Nitrobac ya lleva tres campañas en el mercado argentino, Koppert intensificó recientemente su trabajo de investigación para comprender a fondo los mecanismos que explican su eficacia.

“Comenzamos a reunir información muy valiosa. Hicimos una secuenciación completa del genoma del microorganismo para entender no solo cómo funcionaba, sino por qué funcionaba y qué lo hacía tan completo”, detalla Monteleone.

Ese análisis genético reveló que la bacteria no solo fija nitrógeno, sino que también actúa como promotora del crecimiento vegetal, estimulando la síntesis de hormonas y favoreciendo el desarrollo radicular.

“Es una bacteria muy activa metabólicamente. Además de fijar nitrógeno, puede solubilizar fósforo si se aplica en la rizósfera. Esa versatilidad la hace única”, agrega.

La compañía sostiene que esta comprensión molecular y fisiológica es esencial para perfeccionar las recomendaciones de uso. “Cuando un producto tiene detrás este nivel de conocimiento, la recomendación técnica deja de ser empírica y pasa a tener base científica”, señala.

COMPATIBILIDAD, COADYUVANTES Y PRECISIÓN 

La efectividad de Nitrobac depende de un punto clave: su ingreso a través de los estomas. Por eso, la empresa desarrolló protocolos de aplicación precisos y evaluó la compatibilidad con herbicidas, insecticidas y, especialmente, coadyuvantes.

“El coadyuvante que acompaña la tecnología es realmente muy importante”, subraya Monteleone. “Necesitamos que la gota reduzca su tamaño y logre inundar la cavidad estomática. No cualquier formulación logra eso”.

 

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Con ese objetivo, Koppert estableció una alianza con la firma Tropfen, referente en el desarrollo de coadyuvantes, para lanzar Ambassador, un formulado a base de aceite metilado de soja (MSO) y organosiliconas de origen alemán.

“Ambassador reduce la tensión superficial y permite que la gota penetre mejor. Es el complemento ideal para asegurar el ingreso del microorganismo”, explica. Para quienes utilicen otros productos, la recomendación técnica es clara: optar por coadyuvantes siliconados.

ADOPCIÓN, SUSTENTABILIDAD Y EL NUEVO PARADIGMA BIOLÓGICO

El diálogo entre los biológicos y los químicos ya no se plantea como oposición, sino como complementariedad. Monteleone lo resume con una frase contundente:

“Tenemos que salir de la idea de que para que un biológico funcione, debemos eliminar los químicos del planteo. Hay escenarios donde los químicos siguen siendo necesarios. Lo importante es integrarlos de manera inteligente”, aseguró convencida.

Esta integración, asegura, es la clave para ampliar la adopción y garantizar resultados consistentes. “Hoy hay una conciencia ambiental y una exigencia comercial muy fuerte. Muchos mercados internacionales priorizan reducir moléculas químicas, y los biológicos son una respuesta efectiva”, comenta.

Además, destaca la seguridad de uso y la ausencia de restricciones periurbanas como ventajas cada vez más valoradas. “Son tecnologías seguras para el aplicador y para el ambiente. Eso las vuelve atractivas en zonas donde la aplicación de agroquímicos tradicionales está limitada”, completa.

LA VALIDACIÓN A CAMPO: EL DATO QUE CONVENCE

El crecimiento de Nitrobac se apoya en una estrategia de validación de triple línea: ensayos oficiales de registro (SENASA), pruebas con instituciones de referencia —como INTA y universidades—, y validaciones directas en campos de productores.

“Los ensayos que más valor tienen son los que hacemos con el productor. Cuando ve la franja tratada y la compara con su manejo habitual, se convence solo”, relata Monteleone.

Actualmente, el producto cuenta con registro para maíz, soja y trigo, y se evalúan nuevas ampliaciones de uso en otros cultivos. La compañía reporta una adopción gradual y sostenida, impulsada por los buenos resultados y por la creciente confianza del productor.

“Hoy el productor ya no necesita que le expliquemos qué es un biológico. Nos consulta directamente para resolver problemas de estrés, nutrición o sanidad. Eso es un gran cambio cultural”, reflexiona.

EL FUTURO DE LA BIOTECNOLOGÍA APLICADA

Mirando hacia adelante, la agenda de investigación de Koppert se centra en tres grandes desafíos: nuevas formulaciones, expansión geográfica y mejora de la estabilidad del microorganismo.

  • Nuevas formas de aplicación y nuevas cepas: Si bien el posicionamiento de Nitrobac es para aplicación foliar, también se están evaluando nuevas formulaciones y cepas para aplicación de esta tecnología a la semilla. Se han encontrado excelentes respuestas en invernadero y se están ensayando nuevos aislamientos de Gluconacetobacter, solos o combinados.
  • Diversificación de cultivos y regiones: Gracias a la amplia presencia de la compañía en otros países, se está validando Nitrobac en Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Chile, y en especies tan diversas como alfalfa, papa, maní, tabaco y cerezas. “La respuesta en alfalfa es sorprendente”, adelanta Monteleone.
  • Mayor independencia ambiental: Se está trabajando intensamente con tecnología de protección UV en las formulaciones, lo cual aumenta la estabilidad del microorganismo frente a altas radiaciones. “La meta es independizarnos de las condiciones ambientales. Ese sería un salto cualitativo enorme”, anticipa.

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La formulación actual ya posee una vida útil de 18 meses sin refrigeración, algo poco común en productos biológicos, lo que refuerza la confianza en su desempeño.

CIENCIA, INNOVACIÓN Y UNA VISIÓN INTEGRADORA

Para Monteleone, la verdadera revolución de la agricultura biológica no radica solo en reemplazar moléculas químicas, sino en repensar el modo en que las plantas se nutren y se defienden.

“Un fertilizante químico actúa como una inyección de nutrientes puntual; Nitrobac, en cambio, instala un sistema biológico que genera energía desde adentro, como si la planta tuviera su propia fábrica de nitrógeno”, compara.

La metáfora ilustra un cambio profundo en la concepción de la nutrición vegetal: pasar de la aplicación externa a la generación interna y sostenible de nutrientes.

Y aunque la ciencia detrás sea compleja, la idea central es simple: usar la biología para hacer más eficiente la agricultura, sin perder productividad.

“Eso es lo que nos mueve —concluye—: entender los procesos biológicos, traducirlos a soluciones prácticas y llevarlos al campo con responsabilidad científica. Porque cuando la ciencia se valida en el lote, se vuelve tecnología real”.

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