AgroRuralNoticias

El INTA alertó por una nueva enfermedad en arroz y dio las claves para prevenirla

Fuente: Infocampo 22/08/2019 12:29:47 hs

Se trata del "Entorchamiento del arroz", un virus necrótico que puede cobrarse hasta el 90% del rendimiento. Los primeros casos se observaron en localidades de Corrientes y Santa Fe.

El INTA dio a conocer las posibles estrategias, preventivas y de manejo, para enfrentar el “Entorchamiento del arroz”. Una enfermedad causada por el virus RSNV que puede provocar disminuciones de hasta 90% en el rendimiento y  fue detectada por primera vez en la Argentina durante la campaña 2016/2017.

El “Entorchamiento” es una enfermedad del cultivo del arroz causada por el virus del estriado necrótico o Rice Stripe Necrosis Virus –RSNV, por sus siglas en inglés. El virus es transmitido por Polymyxa graminis, un organismo protista y habitante natural del suelo.  

María Virginia Pedraza, investigadora del Laboratorio de Fitopatología del INTA Concepción del Uruguay –Entre Ríos–, dialogó con el sitio INTAinforma y dijo que “las variedades con mayor nivel de adopción en el país han presentado síntomas en lotes comerciales o experimentales y eso demuestra su susceptibilidad, aunque todavía no se conoce su comportamiento relativo”. “Si bien se conoce que existe variabilidad en el comportamiento de los genotipos, variedades utilizadas en la Argentina aún no están evaluadas”, agregó.

En este sentido, Pedraza afirmó que se deben tomar medidas preventivas para evitar que los lotes se infecten. “Cuando el patógeno se instala en el lote, es prácticamente imposible erradicarlo”, aseguró la especialista, al tiempo que aclaró que, cuando se habla de “patógeno”, se hace referencia al vector (Polymyxa graminis) infectado con el virus (RSNV).

De acuerdo con Miriam Asselborn, investigadora de la misma unidad del INTA, la distribución de los síntomas puede mostrarse en plantas aisladas, en manchones o en gran parte del lote, según el nivel de infección del lote. En general, es posible observarlos a partir de 30 días después de la siembra, en los rebrotes y en las malezas gramíneas y ciperáceas.

En los casos más severos, el patógeno puede conducir a la muerte de la planta, mientras que, en estadios previos, provoca deformaciones, enanismo o menor desarrollo de los ejemplares. Otros síntomas que marcan su presencia son: estrías cloróticas, amarillas o blancas, paralelas a las nervaduras; láminas foliares enruladas o “entorchadas”; crecimiento en zig-zag en cualquier parte de la hoja; arrugamiento de la lámina foliar; clorosis y necrosis de tejidos; panojas con deformaciones.

Además, Asselborn explicó que el patógeno se propaga a través de la tierra proveniente de lotes infectados, que queda adherida a la semilla o a la maquinaria agrícola. El agua de riego y sus fuentes (lagunas, ríos, etc.) también pueden ser un medio de difusión.

Las claves para prevenirlo: 

La más básica es evitar que el patógeno infecte el lote.

  • Usar semillas certificadas que aseguren sanidad
  • Sembrar en lotes sin antecedentes de la enfermedad.
  • Limpiar en profundidad la maquinaria y elementos de trabajo agrícola como botas o ruedas de vehículos, después de su paso por lotes afectados.

En segundo lugar,

  • Realizar tratamiento de parcelas con antecedentes de la enfermedad, 
  • Rediseñar el manejo del agua de riego o de los canales de drenaje para minimizar la propagación del patógeno hacia lotes vecinos sanos.
  • Evitar el movimiento de personal y de implementos agrícolas contaminados entre lotes afectados y otros libres.
  • Promover la rotación de cultivos con especies no gramíneas, y no sembrar luego de un período seco prolongado y un riego o lluvia.

“Antes de sembrar, es preferible dejar un tiempo breve después de que el terreno se remoje, debido a que esta situación promueve la explosión de producción de esporas de Polymyxa que infectarían severamente al cultivo”, puntualizó Pedraza.

En tanto, Asselborn indicó las ventajas de realizar un buen control de malezas gramíneas y ciperáceas previo a la siembra e intensificar el monitoreo a partir de los 30 días desde la siembra y durante el cultivo, así como consultar a un técnico. “En condiciones experimentales, el arroz bajo riego permanente ha presentado una menor incidencia de entorchamiento”, destacó Asselborn.

 

Seguir leyendo


Noticias recientes