Editaron genéticamente dos tomates: uno reduce la hipertensión y otro produce un medicamento para el Parkinson
Son investigaciones diferentes pero ambas ponen de manifiesto la necesidad de la edición genética de los alimentos al servicio de la salud.
Foto: John Innes Centre
Científicos de Japón y el Reino Unido han editado genéticamente dos tomates, atribuyéndole dos características especiales en beneficio de la salud.
El trabajo oriental permite producir un tomate rico en ácido gamma-aminobutírico (GABA), que puede prevenir la presión arterial alta.
El tomate con genoma editado fue desarrollado entre la empresa Sanatech Seed Co., la Universidad de Tsukuba, y el apoyo y orientación del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón.
La noticia cobra aún más valor, dado que un grupo de expertos pertenecientes al ministerio se reunirán antes de fin de año para debatir sobre el nuevo tomate, y si la reunión resulta positiva, la empresa comenzará los procedimientos administrativos para solicitar la aprobación por parte del gobierno.
La empresa destacó que con el avance de la tecnología, lo que antes demoraba 10 años promedio de trabajos y evolución genética, hoy se puede hacer en 2 ó 3 años, y aseguraron que esperan poner a la venta el tomate en 2021.
El otro estudio fue realizado en el Instituto de Investigación John Innes Centre, de Norwich, Inglaterra, en donde lograron modificar el tomate mediante la introducción de un gen de la remolacha, el cual actúa en la producción de los pigmentos betalaínas y es el responsable de sintetizar la levodopa (L-DOPA).
La L-DOPA es un acelerador metabólico que se encuentra en muchos alimentos, pero además es un fármaco efectivo para el tratamiento del Parkinson. El problema es que la concentración de levodopa en los alimentos es muy baja como para ser considerado un remedio eficaz, razón por la cual distintos lavatorios del mundo la sintetizan químicamente.
Los científicos ingleses lograron insertar en el tomate un gen que codifica una tirosinasa, una enzima que usa tirosina para construir moléculas como L-DOPA, consiguiendo que los niveles alcanzados en el fruto del tomate sean de 150 mg de L-DOPA por kg de tomates, un valor que sí serviría para tratar la enfermedad.
Los investigadores del estudio que fue publicado en la revista científica Science Direct, señalaron además que la ingesta de L-DOPA a través del tomate aportaría beneficios para las personas que sufren efectos adversos, incluidas náuseas y complicaciones de comportamiento de la sintetizada químicamente.
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