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José Miguel Mulet, defensor de transgénicos y agroquímicos: “Por mucho que creas en la Pachamama, si hay una plaga no vas a tener cosecha”

Fuente: Bichos de Campo 12/07/2021 09:07:38 hs

José Miguel Mulet es científico y está a favor de los transgénicos por considerar que implican una tecnología segura y “que nos hacen la vida más fácil”. Una declaración fuerte en un país como Argentina donde los transgénicos dan tanto que hablar y se generan virulentas campañas en redes en su contra. Pero Mulet habla

José Miguel Mulet es científico y está a favor de los transgénicos por considerar que implican una tecnología segura y “que nos hacen la vida más fácil”. Una declaración fuerte en un país como Argentina donde los transgénicos dan tanto que hablar y se generan virulentas campañas en redes en su contra.

Pero Mulet habla con una seguridad y firmeza que hace tambalear hasta el más ecologista, quizás porque además de científico con todas las letras tiene una gran gimnasia como divulgador y acaba de publicar un nuevo libro llamado “Ecologismo real”.

A la vez, también se autodenomina como un tuitero “compulsivo”, algo que resulta a priori interesante, viniendo de un hombre de ciencia donde todo es método y las emociones (dicho por él mismo) son vistas como algo de cuidado.  Veamos qué tiene para decirnos.

-Usted afirma que desde la ciencia se puede asegurar que los transgénicos no dañan la salud, pero la sociedad igual les tiene miedo por las campañas de marketing que se han hecho. ¿Será que la ciencia ha perdido su discurso de legitimidad?

-No es que la ciencia haya perdido el discurso de la legitimidad sino que los científicos no son expertos en comunicación pero compiten con expertos del marketing que saben armar un discurso emocional y no científico. Hemos visto miles de campañas de niños enfermos ´a causa´ de los agroquímicos cuando los médicos saben muy bien que eso es una gran mentira.

-¿Tan así es?

-Sí, porque ninguno de los vaticinios de los ecologistas se ha cumplido y hay muchos estudios serios que certifican que los agroquímicos, bien usados, no generan ningún daño para la salud ni para el ambiente. Y si no fuera así, se prohibirían.

-Una de las críticas más fuertes a la aprobación del trigo transgénico no es sólo al hecho de ser transgénico sino que permite usar agroquímicos dañinos…

-¡Pero es al revés! Gracias a los transgénicos se usan menos agroquímicos que en los cultivos tradicionales y además se cuida más al ambiente. Por ejemplo como ocurre con la soja transgénica con la cual se puede hacer siembra directa, ahorrando fitosanitarios y cuidando el suelo.

-Pero se argumenta que los estudios que avalan a los agroquímicos son realizados por entidades con intereses económicos o políticos…

-Quien dice eso no tiene idea de cómo funciona la autorización de cualquier fitosanitario. Claro que el estudio lo realiza la empresa que lo quiere autorizar porque no vamos a usar fondos públicos para eso… pero son los organismos públicos quienes revisan la información y comprueban su veracidad.

-¿Y en el caso del glifosato y el glufosinato?

-Puntualmente para ambos fitosanitarios numerosos organismos independientes han realizado pruebas que avalan su seguridad… los mismos organismos que han retirado productos se consideraban peligrosos, también hay que decirlo, porque eso significa que el control es serio y existe.  Lo que pasa es que cuando se agotan los argumentos en contra de los transgénicos empiezan a decir cosas sobre los fitosanitarios. Argentina saca el trigo transgénico y se empieza a hablar del glufosinato. ¿Por qué no se hablaba antes si se usa desde hace 40 años?

-Bueno, lo que pasa es que a veces la ciencia primero dice una cosa y un tiempo más tarde, otra… como ha ocurrido con alimentos y medicamentos.

-Es que el método científico se basa en evidencia y cuando ésta cambia, también cambian las conclusiones. ¿Qué pasa si de pronto nos parece que los que consumen productos orgánicos se mueren antes? ¿Vamos a prohibir lo orgánico “por si acaso” o vamos a investigar a fondo? La ciencia funciona con evidencia no con suposiciones, por eso sólo salen los productos al mercado cuando está comprobado que son inocuos. Hay que aportar pruebas, no ideologías.

-¿En qué se basan, entonces, los estudios que afirman que lo transgénico y los agroquímicos hacen mal?

-Muchas veces esos trabajos parten de una conclusión que hay que confirmar sí o sí y por eso son pseudociencias, mientras que la ciencia parte de investigar para luego llegar a una conclusión. Entonces esos trabajos se cuelgan en cualquier web y dicen que son científicos pero son sólo opiniones; algunas personas lo dirán por convicción y otras por interés económicos. Por ejemplo, los ambientalistas son profesionales y viven de estos temas, de los premios y donaciones que reciben para llevar esta bandera.

-¿No hay científicos que avalen esta postura?

-Sí, de hecho hay científicos muy buenos que cuando se meten en esto abandonan el rigor del método científico y anteponen su ideología.  También, muchas veces se trata de un “postureo” como decimos en España: una actividad para dar una imagen y que se queda sólo con lo superficial.

-¿Le parece que se mezcla aquí ciencia y espiritualidad?

-La espiritualidad no se come y la agricultura quiere dar comida: por mucho que creas en la Pachamama si hay una plaga no vas a tener cosecha. El problema es que a nivel político, muchas veces quien toma decisiones sobre la agricultura no tiene idea de agricultura.

-¿A qué se refiere?

-La primera forma de que la agricultura sea sostenible es que sea rentable para el agricultor. Los productos agroecológicos son los que tienen mayores problemas de sanidad y las empresas que los comercializan constantemente sacan alertas de seguridad alimentaria, como acaba de ocurrir con paltas agroecológicas que entraron a la Unión Europea procedentes de Marruecos y contenían residuos de clorpirifos, una sustancia prohibida por ser peligrosa para la salud humana. Y además de todo esto, tienen rindes menores por hectáreas. Así, contrariamente a lo que se dice, la soja transgénica es buena para el ambiente ya que al haber más producción en menos hectáreas queda más espacio para el ambiente natural.

-Los detractores de la soja trans dicen que al ser un cultivo que se puede manejar a distancia, favorece el despoblamiento del campo…

-Quienes dicen eso son urbanos que no tienen idea de si es mejor que el productor viva en el campo que en la ciudad; la producción agropecuaria no es Disneylandia agroecológica. Quienes sostienen estas posturas avalan modelos para que los pobres siguen siendo pobres y los ricos vayan a visitarlos para poder tener “un día de campo”. No se puede prohibir el acceso a la tecnología al agricultor; basta de que la gente de ciudad le diga al productor lo que tiene que hacer.

-Usted afirma que vivimos rodeados de elementos transgénicos sin saberlo, como ocurre con la ropa de algodón y ciertos detergentes…

-Tengo un ejemplo mejor: la vacuna contra la Covid.

-¿Cómo?

-Que la vacuna contra la Covid19 es transgénica porque se hace con organismos modificados. Quiero ver cuántos ecologistas están dispuestos a renunciar a ella porque es transgénica.

-También hay posturas antivacunas por no ser “naturales”

-Por favor, las vacunas salvan vidas y lo estamos viendo en los países que ya han vacunado a su población en esta pandemia. Ser antivacuna es creer en cosas que no se pueden medir. Además, tanto que se habla de “lo natural”… la Covid es natural y yo no la quiero.

-¿Entonces es una fantasía lo de “comer natural”?

-Así es. Es otra idea del marketing. Nada de lo que comemos es natural porque todas las plantas que sembramos vienen de miles de años de mejora genética. El maíz es una planta domesticada y un supuesto “maíz natural” es algo que no podría comer nadie ya que no tiene ni mazorca. Y asociada a esta fantasía está la de creer que alguien “come natural” porque lo que consume es agroecológico. En la agroecología también se utilizan insumos pero de origen no químico, esa es la única diferencia.

-Si vivimos en un mundo de marketing, fantasía, “postureo” y falta de conocimiento científico, ¿no es hora de que la ciencia salga a comunicar de otra manera?

-Algunos lo hacemos y somos muy activos en redes sociales pero no todos los científicos se sienten cómodos haciéndolo. Además corremos con la desventaja de que el activista tiene como único trabajo el activismo, mientras que el científico tiene que investigar y también salir a comunicar. Es mucho.

-En relación a todo esto, ¿cómo ve a la Argentina?

-Es muy curioso que haya grupos antitransgénicos tan fuertes siendo que Argentina es el tercer productor mundial de soja transgénica y que esa sea su mayor fuente de ingresos.

-A pesar de esa realidad, muchos argentinos están en contra de la soja transgénica

-Pues bien, que esa misma gente entonces no cobre los planes sociales, que los funcionarios no acepten sus sueldos y que la universidad deje de ser gratuita, pues todo ese dinero sale de los productores agropecuarios.

Nota: Mulet es Catedrático de biotecnología. Dirige una línea de investigación en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (Universidad Politécnica de Valencia) que trata de desarrollar plantas tolerantes a la sequía y al frío. También es colaborador de varios podcasts y programas de radio, y es autor de la sección «Ciencia sin ficción» en El País Semanal, de «Fotogramas de ciencia» en la revista de divulgación científica Métode y del blog Tomates con genes.

 

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