Desde Córdoba, la nanotecnología argentina aplicada al agro busca crecer en la región
Una compañía nacida en el rubro químico afianza su camino en la agricultura sustentable. Produce fertilizantes para los principales cultivos extensivos e intensivos.
En 1975, hace 49 años, en la ciudad cordobesa de Villa Allende nació en el seno de la industria química la compañía Ako Agro.
Años después, la masificación de la siembra directa y la expansión del agro, fue el factor que impulsó la decisión que hoy es el gran presente de la empresa: volcarse de lleno a la producción de fertilizantes para la agricultura, con el propósito de ser un elemento clave en la estrategia de engrosar la rentabilidad de los productores, pero con la premisa de mejorar la calidad de los cultivos y reducir el impacto ambiental.
Hoy Ako Agro está presente en el mercado argentino en siembras de soja, maíz y trigo, los tres cultivos extensivos más importantes.
“Pero nuestro gran fuerte es el arroz”, explican.
Un fluido vínculo con el canal de distribuidores se transformó también en un elemento clave a la hora de ganar presencia en cada zona y cultivo regional. Los distribuidores, en muchos casos, son el primer eslabón al que acuden los productores a la hora de abastecerse y conseguir financiar su campaña. Pero también para ser asesorados y evacuar dudas.
“El propósito es el de generar un lazo de confianza y construir a largo plazo un escenario sólido y seguro para todos. Para eso es necesario desarrollar una red de distribuidores a los cuales podamos transferir conocimientos técnicos, para lograr un correcto uso de los productos y potenciar la actividad agropecuaria”, apuntaron.
CERCANÍA CON LOS PRODUCTORES
Renzo Frizzo es ingeniero agrónomo y conoce de primera mano el sentir de los productores entrerrianos. Se crió en General Galarza, en pleno centro sur de esa provincia. Y ahora abastece desde Paraná a la demanda incesante del sector primario.
“Como fortaleza de la empresa puedo describir la calidad de los productos, y poner en valor el sistema de gestión de calidad de la empresa, que no es algo menor. Pero además la atención posventa, porque realizamos el seguimiento a la calidad de aplicación. Tenemos una trazabilidad notoria y sabemos todo acerca de dónde van y cómo se usarán“, señaló en una charla con Infocampo.
Frizzo destacó “la relación humana” con los clientes de la firma. “Algunos nos acompañan desde hace 25 años”, aseguró quien hoy es el técnico comercial de Ako Agro para Entre Ríos.
Las capacitaciones son parte de la estrategia. Y la producción de fertilizantes y coadyuvantes es el plato fuerte de la empresa que hoy ya cuenta con lazos comerciales en Paraguay, Uruguay y Bolivia. En los primeros dos países posee oficinas propias, tanto en Asunción como en Montevideo.
Allí está asociada a la firma PGG WRIGHTSON SEED (DLF), una de las principales jugadoras a nivel mundial en semillas de pasturas.
“En el norte de Argentina tenemos gran experiencia en cultivos hortícolas como tomate y pimiento. Y también atendemos grandes extensiones en tabaco”, comentan desde la firma.
El propósito de logar una “balanceada nutrición foliar” se combina también con el de conseguir un correcto tratamiento de terápicos para semillas, como así también correctores para “deficiencias de nutrientes específicos”.
EL IMPULSO DE LA NANOTECNOLOGÍA
En este marco, la carrera por la maximización de los rindes agronómicos, con la meca exportadora en el horizonte, moldeó también las metodologías de trabajo cotidianas de la empresa.
Así fue que la nanotecnología comenzó a ser una palabra cada vez más presente en Ako Agro. Y fertilizar mediante el uso de nanopartículas pasó a ser una estrategia vital para la nutrición de las plantas, con el objetivo de la sostenibilidad ambiental colectiva, pero también de alivianarle el peso del costo que los productores afrontan al fertilizar.
“Los nanofertilizantes son la evolución en la nutrición vegetal. Estas partículas son extremadamente pequeñas, lo que les permite penetrar en la estructura de las plantas y alcanzar sus tejidos más profundos”, explican.
El responsable técnico de la compañía, Francisco Lerda, contó cómo fue el proceso: “”Siempre estuvimos viendo las tendencias y la evolución de la química y sus aplicaciones, porque nuestra impronta es la innovación. Y al meternos de lleno en la nanotecnología, descubrimos un mundo para especializarnos”.
Allí el objetivo pasó a estar muy claro para Ako Agro: bajar notoriamente los volúmenes de aplicaciones en el campo y ser mucho más eficientes. Hoy lograron reducir la dosis desde casi 2 litros por hectárea a casos en los que se pudo aportar nutrientes eficientemente con 250 centímetros cúbicos.
“Somos más eficientes, usamos muchísimo menos producto y el impacto ambiental es marcadamente menor”, apuntó Pablo Barell, responsable técnico y comercial de la firma.
Así la firma comenzó el camino de casi tres años en los que se dedicaron muchos recursos a la investigación para lograr dar con el objetivo de ajustar debidamente las formulaciones. Un detalle de importancia que remarcaron desde la empresa fue no solo el de poder alcanzar el tamaño necesario de cada partícula, sino que su propiedad nanométrica no se altere, en cualquier factor o circunstancia que pudiera alterarla. Realizando los controles y cerificaciones con organismos oficiales para garantizar la calidad y seguridad de los productos
“La propiedad es el gran tema. Porque la propiedad de la nanotecnología tiene como aspecto importante que ante la dilución máxima o mínima del producto o factores externos de la pulverizadora, el producto no cambie su condición”, definió Barell.
FERTILIZANTES LÍQUIDOS
Pero también está el desarrollo de los fertilizantes líquidos, diseñados especialmente para tener partículas en el rango de 1 a 1000 nanómetros. ¿Qué permite esto? Penetrar en las estomas y llegar a estructuras internas de la planta con mayor facilidad.
“Las estomas son pequeñas aberturas en las hojas de las plantas que permiten el intercambio de gases y la transpiración. Los nano fertilizantes pueden penetrar en los tejidos, a través de las estomas debido a su tamaño y propiedades químicas, logrando así circular dentro de la planta y alcanzar lugares de las mismas que otros fertilizantes no lo lograrían por su granulometría”, especifican.
Así, el proceso es de absorción de los nanofertilizantes a las paredes celulares de las estomas. Y luego el de la penetración en la planta.
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“Luego de su incorporación, se liberan los nutrientes de manera controlada dentro del cultivo. Esto permite un acceso directo a la estructura interna de la planta en donde se llevan a cabo los procesos de crecimiento y desarrollo”, plantean.
¿Cuán grande puede ser una estoma? Se calcula entre 1 a 2 micrómetros de ancho, y unos 10 a 20 de largo. Cabe recordar que un micrómetro es, apenas, el resultado de partir un milímetro en mil partes iguales. Con ese grado de precisión es el que hoy trabaja la ciencia vinculada al campo argentino.
“Los nanofertilizantes pueden penetrar a través de las estomas y de otras estructuras de las plantas con mayor facilidad, que los fertilizantes convencionales no alcanzan”, recordaron.
Frizzo le puso palabras a la demanda de los productores para este tipo de aspectos. “Siempre tratamos de estar en las últimas formulaciones y ofrecer lo mejor. Ahora estamos lanzando una línea de nanofertilización y somos pioneros en eso, pero también en coadyuvantes realizamos productos conjuntamente con el INTA de Concepción del Uruguay y tenemos un respaldo importante“, mencionó.
Por eso, Barell sumó: “Creemos que todo lo que venga de la mano de ser eficientes y ecológicos es el camino. Tiene que haber una relación entre biológicos y los minerales con nanotecnología, que nos hagan bajar la dosis y ser más eficientes”.
“Esto puede ser un gran aliado de los biológicos a futuro porque hay que encontrar un equilibrio entre lo biológico y lo mineral, para lograr una nutrición completa y balanceada, para que sea algo realmente eficiente y sustentable”, cerró.
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