Un diputado santafesino intenta recuperar una vieja refinería de YPF y transformarla en una planta de biocombustibles para aviones
Con la irrupción de los nuevos cultivos “bioenergéticos” como la camelina, la carinata o la colza, que son capaces de ser materia prima para la elaboración de biocombustibles para la aviación, se abre una paleta de opciones para la agroindustria argentina y latinoamericana. Es que estos cultivos tienen un espacio muy grande para crecer, tanto
Con la irrupción de los nuevos cultivos “bioenergéticos” como la camelina, la carinata o la colza, que son capaces de ser materia prima para la elaboración de biocombustibles para la aviación, se abre una paleta de opciones para la agroindustria argentina y latinoamericana.
Es que estos cultivos tienen un espacio muy grande para crecer, tanto en territorio como en industrialización, ya que son cultivos invernales que no compiten con soja o maíz, y tienen como rivales a los barbechos, es decir, los campos en reposo.
Además, con los granos obtenidos de estos cultivos, se puede industrializar para elaborar combustibles en las instalaciones disponibles para biodiesel a partir de soja, donde Santa Fe es accionista mayoritaria en esa repartija.
Empero, los cuellos de botella de esa industria aún son varios, puesto que se trata de una incorporación muy incipiente, que si bien es impulsada fuertemente por compañías multinacionales gigantes, existe aún un recelo de los productores agropecuarios, que miran de reojo la siembra de estos “raros cultivos nuevos”.
En este sentido, un diputado provincial de Santa Fe propuso en la legislatura provincial un proyecto para recuperar una vieja refinería estatal de YPF, para ponerla a elaborar combustibles de origen vegetal a partir de estos cultivos que pueden servir a la aviación y de esta forma reemplazar la quema de combustibles de origen fósil y contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Joaquín Blanco, impulsor de esta iniciativa, propone volver a poner en funcionamiento la Refinería San Lorenzo, que dejó de funcionar a fines de 2018. El objetivo es convertirla en una planta de “biojet”, el biocombustible para aviones de reacción que aerolíneas como United Airlines o Iberia ya están implementando.
“Santa Fe es pionera y lidera la generación de biocombustibles a nivel nacional y ahora tenemos la posibilidad de abrir la industria a un nuevo mercado para promover el desarrollo local y generar empleos de calidad”, destacó el diputado.
“Hace seis años que esta planta, que supo emplear a 12 mil trabajadores, está sin actividad y necesitamos volver a darle funcionamiento. Un parate tan extenso, además, genera un grave impacto ambiental para la zona”, contó el legislador.
La Refinería San Lorenzo tiene una larga historia en el Cordón Industrial de los alrededores de Rosario. Fue fundada en 1938 por YPF, que tuvo su propiedad hasta 1993, cuando fue privatizada y vendida a Pérez Companc. Luego fue propiedad de la española Repsol y más tarde de la brasileña Petrobras. En 2002 pasó a manos de Oil Combustibles y, a fines de 2018, fue adquirida nuevamente por YPF en sociedad con Dapsa por 85 millones de dólares.
La empresa petrolera estatal tiene la titularidad exclusiva de las instalaciones de la refinería y el puerto emplazado sobre la hidrovía Paraná-Paraguay; todo el complejo incluye la destilería, planta de despacho de combustible, parque de tanques, planta de asfalto y un puerto de gran envergadura.
“Santa Fe está ante una oportunidad única. La conversión a una biorrefinería de las características que se necesita, con la última tecnología, requiere de una inversión de 300 millones de dólares. Por eso, lo que buscamos con esta ley, es generar el marco normativo para atraer a inversores privados, tanto de capitales nacionales como internacionales. Este tipo de inversiones son de largo plazo y es por eso que necesitamos una ley que brinde seguridad jurídica, estabilidad y continuidad”, aseveró el autor del proyecto que acompaña todo el bloque de diputadas y diputados socialistas.
Lo que se propone es que la planta se transforme en productora de Combustible de Aviación Sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), conocidos también como “biojet”. Estos biocombustibles comenzaron a ganar mercado dentro de la industria aeronáutica y son considerados la única opción real para lograr reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca la aviación, capaces de hacerlo entre un 50% y un 60%.
Específicamente, el objetivo es generar Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO, por sus siglas en inglés), un diésel renovable que se obtiene mediante un tratamiento con hidrógeno como catalizador y cuya materia prima es cualquier tipo de aceite vegetal, y residuos de origen vegetal y/o animal.
“El futuro de la aviación sostenible está en plena construcción y aquí reunimos todas las condiciones para liderar el proceso. Hay aerolíneas que ya están preparadas para operar con hasta un 50% de SAF. En Estados Unidos, por ejemplo, se están realizando importantes adaptaciones de grandes refinerías de petróleo para convertirlas en plantas de elaboración de SAF”, aseveró el autor del proyecto.
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