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Produjo 10 años en África y ve allí una oportunidad para Argentina: “Podemos ahorrarles el camino”

Fuente: Infocampo 03/09/2025 08:46:48 hs

Jorge López Menéndez tiene una larga trayectoria en suelo africano, donde ayudó a agricultores locales a incorporar maquinaria y multiplicar por 10 su productividad. “El potencial agrícola de África equivale a 10 argentinas”, graficó.

Como las imágenes, hay veces que los datos valen más que mil palabras y algunos números que dio a conocer Jorge López Menéndez durante Agrievolution Summit, la Cumbre Internacional de Maquinaria Agrícola desarrollada en la Ciudad de Buenos Aires, fueron elocuentes sobre el retraso que tiene África en materia productiva, cuando es el lugar del mundo con más potencial agrícola.

Relató, por ejemplo, que mientras un agricultor africano, que en general utiliza solo herramientas manuales o artesanales, además de semillas con muy poco mejoramiento genético, logra recolectar apenas un promedio de 10 kilogramos de granos en una hora, en Estados Unidos esa cifra trepa a 800.

También comparó que, por ese motivo, “una mujer está todo un día para llenar un bowl de arroz” y que se estima que, en cada campaña, para cosechar un cultivo que encima es de baja productividad, “caminan 248 kilómetros”.

De allí un video emotivo que exhibió en el evento y muestra a las claras el potencial del continente “negro”: mujeres productoras bailando cuando, al utilizar maquinaria agrícola llevada desde Argentina, pasaron de cosechar 300 kilos por hectárea de arroz a orillar los 3.000.

“Nunca habían visto tanto arroz junto, no lo podían creer”, mencionó.

ÁFRICA AGRÍCOLA: “UNA OPORTUNIDAD ENORME”

Pero, ¿quién es López Menéndez? Es un ingeniero agrónomo y productor que tiene 15 años de experiencia en la agricultura africana (vivió allí durante una década, pero actualmente regresó a Argentina), asesorando precisamente a los agricultores de países como Ghana y Sierra Leona, en el noroeste del continente, para elevar sus rendimientos con la incorporación de tecnología, en su mayoría llevada desde Argentina.

Otro cálculo que presentó en el encuentro organizado por la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola y Expoagro termina de resumir este gran potencial de África para transformarse en la nueva usina de alimentos del mundo: “Actualmente, solo el 10% de 400 millones de hectáreas disponibles se aprovechan para producir alimentos, mientras millones de personas viven en pobreza extrema”, graficó.

Como para tener una dimensión más acabada, recordó que en Argentina se cultivan unos 40 millones de hectáreas por año: es decir, que “el potencial de África equivale a 10 argentinas”, continuó.

De allí que consideró que para los fabricantes nacionales de maquinaria agrícola “África es una oportunidad enorme”, precisamente porque “es el lugar del mundo que más tierra tiene para poner en producción y la clave de esto se lo lleva la maquinaria”

“Ellos no saben producir, están empezando el camino. Podemos ahorrarles ese camino”, sintetizó.

La gran ventaja es que las tierras y ambientes son similares en muchos puntos a los que hay en algunas zonas de Argentina y en Brasil. “No es un copiar-pegar, pero hay mucho para adaptar a través del modelo sudamericano de siembra directa”, aseveró.

Todo esto con otro dato adicional que da más sustento a este potencial: solo en esas zonas de África viven 239 millones de personas, de las cuales 136 millones están en una situación de extrema pobreza. Es decir, que la demanda de alimentos es enorme; el mercado está también ahí.

De 300 kilos por hectárea a 3.000: el asesor argentino que impulsó un salto productivo histórico en África

“Su problema es que están metidos en un círculo vicioso: tienen malos rendimientos, por lo tanto, no invierten en tecnología y genética, y nunca salen de ahí. ¿Cómo se rompe y se transforma en virtuoso? Con conocimiento y tecnología”, repasó.

En ese sentido, valoró que si bien los “farmers” africanos ignoran las mejoras tecnológicas con las que pueden elevar 10 veces el rendimiento de sus cultivos, apenas las conocen, no tardan en aprehenderlas y utilizarlas, mejorando su calidad de vida. En otras palabras, están muy abiertos a que los ayuden.

“Una maquinaria chiquita cambia la vida de una comunidad entera. Cuando llevamos una sembradora, por ejemplo, empezaron a organizar los turnos de trabajo y automáticamente crecieron en hectáreas. No es que hacen el paso adelante y no tienen vuelta atrás. Ahora por ejemplo siguen produciendo con la maquinaria, no volvieron a lo anterior”, relató.

POR UNA ÁFRICA MÁS SUSTENTABLE

Por otro lado, también hizo foco en cómo la incorporación de maquinaria puede ser un aporte para aumentar la sustentabilidad productiva.

En ese sentido, citó otro ejemplo del retraso tecnológico africano: “Para producir una hectárea, prenden fuego 100, por las malezas. No les queda otra, porque les crecen hasta dos metros. Eso significa una pérdida de carbono tremenda. Por eso, el impacto de sumar tecnología es mucho más del que pensamos”, enfatizó.

Y volvió a hacer foco sobre lo que significaría pasar de ese círculo vicioso productivo a uno virtuoso en el que la intensificación agrícola, con rotaciones y mantener siempre verde los suelos, significaría que “pasen a ser héroes climáticos, capturando carbono”.

“Hay que pensar que cultivan con bueyes. Por eso cambia tanto incorporar tecnología, buenos tractores, sembradoras, pulverizadoras. Pero hay que tener en claro que África necesita de la última tecnología, no de maquinaria usada. La oportunidad está y vale la pena intentarlo”, concluyó.

“África es un mercado en crecimiento, donde la maquinaria argentina puede aportar soluciones eficientes”

MÁS ALLÁ DE ÁFRICA: ARGENTINA Y EUROPA

López Menéndez fue parte de un panel de casos exitosos de agricultores a nivel mundial, donde los otros dos oradores fueron el productor de Bolívar, Pedro Vigneau -ex presidente de Aapresid y de Maizar- y Stefam Cramm, un agricultor y contratista alemán.

En primer término, Vigneau relató el tránsito desde los trabajos manuales que realizaba su abuelo a una agricultura digitalizada en el presente.

Su visión incluye gestionar el campo como un sistema integrador donde la agricultura sin labranza y el cuidado del suelo como un ecosistema vivo, son pilares fundamentales. Además, mostró un compromiso firme por hacer de la agricultura una parte activa para la solución al cambio climático.

“Somos la primera generación que podemos dejarles a nuestros hijos un suelo mejor del que nos dejaron nuestros padres”, expresó, basado en la premisa de que el conocimiento hace que se puedan lograr más cantidad de granos en menos porciones de tierra.

En cuanto a Cramm, con epicentro en el noroeste de Alemania, se trata de un productor de 36 años, que maneja una superficie de 1.300 hectáreas y presta servicios de contratista.

Su sistema agronómico se basa en la diversificación. Los cultivos que produce son: trigo, maíz, arvejas, canola, pasturas, remolacha azucarera, cebada y barbechos. Por lo que puso énfasis en la importancia de la rotación de cultivos en campos con 20 generaciones de agricultura. “Cada uno de los cultivos juega un papel muy importante”, aseguró.

En este marco, afirmó que allí también sufren factores limitantes: los años de agricultura sobre el suelo, la dificultad para conseguir mano de obra calificada y las regulaciones del estado.

Por último, el productor europeo se mostró cauto a la hora de incorporar tecnología y datos ya que “la decisión de cada nueva inversión -dijo- depende de la posibilidad que proporciona en el ahorro de insumos, el retorno en el tiempo y la performance para mantener la liquidez en los campos”.

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