¿Qué pasó con las heladas en los últimos 60 años?: el cambio climático y otro impacto en el agro

Un estudio de la FAUBA muestra que las heladas están ocurriendo más temprano en algunas zonas y más tarde en otras, a la vez que hay lugares donde ya no ocurren. Tal panorama obliga a ajustar los manejos agronómicos.
Las heladas son un desafío para la producción agropecuaria, sobre todo por la dificultad para anticiparlas.
En el contexto del cambio climático actualmente vigente, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó 60 años de datos sobre heladas en el país y detectó variaciones sustanciales en las fechas de este fenómeno.
Por ejemplo, gacias a este análisis, se pudo comprobar que en el norte, el retraso de la última helada amenaza a la soja y al algodón; mientras que se adelantaron notablemente en la Región Pampeana y podrían beneficiar a los cultivos.
En localidades como Posadas, por otro lado, las heladas directamente desaparecieron.
LAS HELADAS Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
Bajo este panorama, ¿qué implicancias surgen para la producción?
“Las heladas ocurren cuando la temperatura del aire es menor a 3 grados centígrados. Esto sucede por vientos fríos o porque el suelo pierde calor en las noches calmas y sin nubes. Pueden reducir mucho los rendimientos y hasta matar a los cultivos”, dijo Joel Lentini, reciente egresado en la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA.
Soplan los vientos polares y comienza la temporada de heladas en la región pampeana
En su trabajo de tesis, el investigador se preguntó si el calentamiento global estaba modificando la ocurrencia de heladas.
Por eso, junto a docentes de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas (FAUBA), estudió las fechas de primera y última helada entre 1961 y 2022, empleando mapas del Servicio Meteorológico Nacional.
La respuesta a su pregunta fue afirmativa. “Encontramos un retraso generalizado en la fecha de la primera helada en todo el país en comparación con los datos de hace 60 años. Para el norte, por ejemplo, el retraso medio fue de 15 días, y en localidades como La Quiaca, alcanzó hasta 26 días… ¡casi un mes!”, señaló Lentini.
En tanto, “con relación a la fecha de última helada, hallamos retrasos de 10 a 20 días en casi todo el país. Para algunas regiones, como el norte argentino, este retraso puede ser muy negativo”, puntualizó.
Sin embargo, existen excepciones. “En la Región Pampeana, la última helada se adelantó. En algunas localidades como Tandil, ese adelanto fue de hasta 22 días”, destacó.
Asimismo, también llamó la atención del ambientólogo que en algunas ciudades las heladas desaparecieron por completo. Un ejemplo es la localidad de Posadas, en Misiones, donde ya de por sí ocurrían solo unas pocas al año.
“Este fenómeno está asociado al calentamiento global, que está alterando los patrones climáticos y generando un corrimiento en las fechas de las heladas. También ocurre debido a factores locales, como pasa en las grandes ciudades, donde se da el efecto de ‘isla de calor’, que ocurre porque el concreto absorbe el calor y lo retiene”, acotó Lentini.
HELADAS: IMPACTOS DESIGUALES EN EL AGRO
Al referirse a los impactos de estos cambios sobre la producción agropecuaria, Joel explicó que varían según el cultivo o la región: “Los retrasos en la fecha de la primera helada pueden beneficiar a algunos cultivos de verano como el maíz, porque reducen el riesgo de daños cerca de la cosecha”.
En cuanto a la fecha de la última helada, detalló: “El retraso que hallamos en el norte del país puede perjudicar a los cultivos de soja por su cercanía con la siembra. Por el contrario, el adelanto que encontramos en la Región Pampeana sería un beneficio para los productores, ya que concentraría el período de heladas en pleno invierno y reduciría el riesgo”.
Así, en el marco de su tesis, Lentini elaboró nuevos mapas que muestran el desplazamiento en las fechas de las heladas en el país a lo largo de las décadas.
“Los productores podrán usarlos para ajustar manejos agronómicos como las fechas de siembra y cosecha, adoptar cultivos más resistentes al frío tardío o mitigar sus impactos con el riego”, afirmó.
“Muy pronto estarán disponibles en el Centro de Información Agroclimática y Ambiental de la FAUBA. Creemos que van a ser una herramienta clave para la producción agropecuaria, permitirá anticiparse y planificar la producción”, continuó.
A modo de cierre, hizo hincapié en que los resultados de su trabajo no son uniformes para todo el país.
“Entender cómo y dónde están cambiando las heladas va a ser crucial para que en el futuro los productores adapten sus manejos y para que el agro argentino se mantenga competitivo frente a los desafíos que impone el cambio climático”, concluyó.
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