Vinos centenarios: en Argentina, 14 bodegas llevan más de un siglo de producción ininterrumpida

Con exponentes a lo largo y ancho del país, y tanto grandes empresas como más pequeñas, es posible encontrar más de una docena de empresas que cuentan con más de un siglo en la industria del vino.
Por Sol Devia
Encontrar bodegas en Argentina con más de 100 años de historia ya no es ninguna novedad. Incluso antes de que por el año 1853 Domingo Faustino Sarmiento tomara la vitivinicultura como una política de Estado, la actividad ya contaba con algunos establecimientos elaboradores que hoy en día siguen vigentes y son parte de la historia viva del país.
Sobre el cierre de esta nueva vendimia, Bodega Norton celebró sus 130 años de historia, lo que se convirtió en la excusa para repasar un listado de que supera la docena de empresas de la industria del vino que cuentan con más de un siglo de historia en el país.
La bodega lujanina fue fundada en 1885 en el por entonces inhóspito terroir de Perdriel, Luján de Cuyo, por el ingeniero inglés Edmund James Palmer Norton, quien había llegado al país para trabajar en el tendido de las líneas del ferrocarril trasandino.
Bodega Norton (Imagen: Bodega Norton)
Para el año 1919 construyó la bodega, que tiempo más tarde cambiaría de dueños. Más precisamente en 1957 fue adquirida por Ricardo Santos, junto a su padre y su hermano, quienes en 1989 vendieron al empresario austríaco Gernot Langes-Swarovski (propietario también del imperio de las joyas que llevan su apellido), actual dueño de la compañía. Más de un siglo después está presente en más de 72 países con más de 45 vinos y 36 spirits.
Pero Norton, además, tiene una particularidad, es una de las pocas que integra el selecto grupo de aquellas que, más allá de los cambios de dueños, siguieron produciendo de manera ininterrumpida.
LAS BODEGAS CENTENARIAS EN ARGENTINA
Siguiendo por Luján de Cuyo, otros nombres históricos que encontramos son los de Luigi Bosca o Catena Zapata, fundadas en 1901 y 1902, respectivamente.
Luigi Bosca
La primera de ellas fue fundada por Leoncio Arizu, quien con solo siete años llegó al país desde Navarra en 1890 para establecerse en Mendoza.
La bodega nació de su unión con la familia Bosca, dando lugar a Luigi Bosca – Familia Arizu, una empresa que al día de hoy es controlada por Alberto Arizu, cuarta generación de la familia, aunque la mayoría accionaria pertenece al grupo inversor L Catterton Latin America, que, a nivel local, es socio en las marcas Rapsodia, Caro Cuore y Baby Cottons.
Catena Zapata
En el caso de la icónica bodega identificada con la pirámide, fue Nicola Catena, un inmigrante italiano que llegó a los 18 años en 1898. El legado fue continuado por Domingo, quien se convirtió en uno de los viticultores más respetados de Mendoza.
Luego le llegó el turno a Nicolás Catena Zapata, quien aunque es economista desafió los límites del cultivo con el Malbec como bandera. Hoy, la cuarta generación está al frente de la empresa con Laura y Adrianna Catena Zapata.
Dante Robino
Otro caso en la “Tierra del Malbec” es el de Dante Robino, bodega fundada en 1920 por el inmigrante italiano Dante Robino, quien llegó a Mendoza proveniente del Piamonte.
En el año 1982 pasó a manos de la familia Squassini, quien mantuvo la propiedad hasta que en 2020, en el marco de su centenario, fue adquirida por por Cervecería y Maltería Quilmes, que a su vez pertenece al grupo mundial Anheuser-Busch InBev, el mayor productor de cerveza del mundo.
Empleados de Bodega López (Imagen: Bodega López)
Bodegas López
Aunque en el mundo empresarial es muy común escuchar que “la primera generación funda, la segunda la hace crecer y la tercera funde”, en el mundo del vino y en el particular caso de Bodegas López eso no aplica. En el departamento de Maipú, José Gregorio López Rivas fundó en 1898 la empresa ubicada en el corazón del distrito de Gutiérrez que hoy comanda la cuarta generación de la mano de Eduardo López.
El joven inmigrante español llegó con una expertise en vitivinicultura y olivares huyendo de la plaga de la filoxera y logró fundar una empresa identificada con el “estilo López” que se afianzó de la mano con su cercanía con el ferrocarril, lo que le permitió llevar sus vinos bajo la marca José López y Hnos a Buenos Aires y otras partes del país.
Trapiche, La Rural y Finca Flichman
Siguiendo en Maipú, otros de los ejemplos son: Trapiche, que se remonta a 1883 y pertenece al Grupo Peñaflor, que a su vez pertenece al Grupo Bemberg; Bodega La Rural, fundada en 1885 por Felipe Rutini, que también es uno de los grandes museos del vino mendocino; y Finca Flichman, fundada en 1910 por Sami Flichman, un prolífero empresario textil ruso, quien había llegado al país en 1889.
Después de años administrada por Isaac, el menor de los hijos del fundador, fue adquirida en 1998 por el grupo portugués Sogrape, quien al día de hoy mantiene la propiedad de la empresa.
Bodega Finca Flichman (Imagen: Finca Flichman)
Escorihuela Gascón
Otro ejemplo el de Escorihuela Gascón, fundada por Don Miguel Escorihuela Gascón en 1884 en el departamento de Godoy Cruz.
Una particularidad que guarda es que ese mismo edificio fundado por el inmigrante español es el mismo que conserva hoy en día, lo que la convierte en una de las pocas aun ubicadas en el entramado urbano del departamento.
Goyenechea
Y viajando hacia el sur mendocino, en San Rafael se encuentra la Bodega Goyenechea, la cual nació en el año 1868 de la mano de los hermanos Santiago y Narciso Goyenechea.
En su llegada a Buenos Aires se dedicaron a un almacén de ramos generales en el que vendían entre otras cosas los vinos de la familia Arizu. Pero una deuda de los mendocinos con ellos hizo que ofrecieran como parte de pago un viñedo, el cual dio inicio a la bodega que hoy es conducida por la cuarta y quinta generación.
Colomé
Saliendo de Mendoza, en los Valles Calchaquíes, más precisamente en la provincia de Salta se encuentran otros casos como los de Colomé, fundada por la familia Isasmendi en 1831.
Es la misma que fue comprada años más tarde por el empresario suizo Donald Hess para que sus hijos continúen hoy con la bodega.
Bodega Colomé (Imagen: Bodega Colomé)
Etchart
O como Bodega Etchart, que comenzó su historia en 1850 de la mano de Flavio Niño y Plazaola, quien plantó las primeras vides. Para 1938, Arnaldo Benito Etchart adquirió esta bodega que pertenecía a la familia de su mujer y comenzó a forjar la empresa que desde hace 28 años pertenece al grupo Pernod Ricard.
Graffigna
En San Juan, Santiago Graffigna inició en 1870 su propia bodega, que con el tiempo se convirtió en una de las más importantes de Cuyo, Hoy es una bodega-museo de las más antiguas de la vitivinicultura argentina.
Humberto Canale
Por último, en la Patagonia, Humberto Canale fue uno de los pioneros en el Alto Valle del Río Negro. Para 1909 comenzó con la bodega que lleva su nombre y que al día de hoy sigue en manos de su familia, consolidada como una de las bodegas más grandes de la región.
EL VINO ARGENTINO, DENTRO DEL “VIEJO MUNDO”
Aunque Argentina es considerado un país productor del Nuevo Mundo, un rasgo que la distingue de sus pares, como Nueva Zelanda, Australia y hasta incluso Chile, que tiene los suyos, es justamente la cantidad de establecimientos que al día de hoy superan el siglo de historia. Esta característica es lo que acerca el país a lo que se considera el Viejo Mundo vitivinícola.
Aunque las bodegas más antiguas del mundo se encuentran en Alemania, por caso, si nos vamos a Francia, las bodegas más antiguas se remontan a la Edad Media. Fundada en el año 1000, Château de Goulaine del valle del Loira es uno de los sitios más añejos donde al día de hoy se sigue elaborando vino.
Italia, Barone Ricasoli se remonta a 1141 es uno de los máximos exponentes de la región del Chianti. Otro ejemplo es la reconocida Antinori, fundada en 1385 por Giovanni di Piero Antinori y por donde han pasado veintiséis generaciones que la han convertido en patrimonio de la Toscana y la región de Umbría.
En España, desde el año 1551 produce vino Codorniu en Sant Sadurní d’Anoia, Barcelona. Esta bodega cuenta además con el hito de en 1872, por medio de Josep Raventós, haberse convertido en los creadores del Cava.
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