Vacunas sin agujas: un hallazgo de la ciencia veterinaria que crece en las granjas porcinas argentinas
La adopción de la tecnología de vacunación sin agujas crece fuertemente en las principales granjas porcinas del país. Productores y veterinarios encuentran múltiples beneficios en esta opción que fortalece el bienestar animal.
En la industria porcina, las vacunas son herramientas esenciales para proteger la sanidad animal y mejorar la productividad.
En este marco, gracias al avance de la tecnología, productores y veterinarios están transformando la industria con un nuevo desarrollo en materia de vacunación que simplifica los procesos, mejora la eficiencia y abre la puerta a una producción más sostenible y rentable.
Si bien estos dispositivos ya se encuentran disponibles hace unos años en Argentina, se ha logrado medir el impacto que ofrecen. En este último tiempo, la adopción de la tecnología de vacunación sin agujas logró una penetración del 30% de las granjas de nuestro país.
Su auge permitió que los productores implementen un enfoque más amigable para proteger a los cerdos de enfermedades claves como Circovirus Porcina, Mycoplasma e Ileítis. También colabora en el valor del bienestar animal y la reducción de costos operativos.
Por un lado, el estrés de los tratamientos convencionales tiene un impacto directo en la calidad de la proteína: los pinchazos de agujas generalmente duelen y generan malestar en el animal.
Las investigaciones enfocadas en el estrés durante la vacunación han revelado resultados significativos que respaldan el uso de nuevos métodos más amigables, como la vacunación sin agujas.
VACUNAS SIN AGUJAS: MÁS BIENESTAR ANIMAL
Los estudios demuestran que la aplicación de vacunas intradérmicas no solo disminuye los niveles de cortisol (un indicador biológico clave del estrés) en un 53.8%, sino que también reduce la vocalización (signo visible de incomodidad en los animales) en un 84%, mejorando el bienestar animal.
En este sentido, Guillermo Racca, gerente Técnico Unidad de Porcicultura de MSD Salud Animal para Argentina, comenta que la vacunación sin aguja está aumentando en todo el mundo, ya que evita los riesgos asociados a su uso, tanto para los animales como para los operarios y productores.
“Los beneficios generales de esta tecnología son que evita el riesgo de autoinyecciones accidentales en los operarios, no penetra en el músculo, disminuye los daños en el tejido, minimiza el riesgo de transmisión iatrogénica de patógenos, mejora el bienestar animal y disminuye la generación de residuos asociados en un 80% aproximadamente”, ponderó.
Otro punto significativo es que la implementación de esta tecnología innovadora también optimiza el proceso de vacunación.
Al eliminar el uso de agujas y jeringas tradicionales, el tiempo de administración de cada vacuna se reduce en un 41,5%, lo que permite vacunar a más animales en menos tiempo.
Esta reducción significa un ahorro total de un 36% en las horas-hombre de trabajo, permitiendo que en el tiempo restante el operario se pueda enfocar en otras actividades.
MENOR USO DE ANTIBIÓTICOS
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los dispositivos sin agujas contribuyen positivamente a la reducción del uso de antibióticos. Los veterinarios buscan soluciones preventivas con mayor eficacia inmunológica, que brindan mejor protección a los animales, lo que reduce la necesidad de tratamientos antibióticos posteriores.
“Gracias a que el uso de IDAL® minimiza el riesgo de transmisión iatrogénica de enfermedades, sumado a una respuesta inmune más eficiente, esto produce un impacto significativo en la reducción de uso de antibióticos, contribuyendo a una producción más sostenible y segura”, agrega Racca.
Actualmente, la implementación de este tipo de soluciones representa un factor diferenciador para la industria porcina argentina, permitiéndole acceder a nuevos mercados y consolidarse como un actor relevante en el comercio internacional.
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Los cambios tecnológicos que está viviendo la industria porcina en Argentina, impulsada por innovaciones como la vacunación sin aguja, representan un impacto significativo en la forma en que se maneja la salud y el bienestar de los animales. Este nuevo enfoque no solo beneficia a los cerdos y a los trabajadores en las granjas, sino que también promueve una producción más segura, eficiente y sostenible.