Bolsón Soberano: Un proyecto de la Facultad de Agronomía para introducir a los pequeños productores en la agroecología
Con solo tres años de recorrido, el proyecto universitario ‘Bolsón Soberano’, impulsado por docentes y alumnos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), logró entregar más de 16.500 bolsones de hortalizas frescas, sanas y de estación. “Este canal alternativo de venta fomenta el consumo responsable y beneficia a los productores de verduras que
Con solo tres años de recorrido, el proyecto universitario ‘Bolsón Soberano’, impulsado por docentes y alumnos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), logró entregar más de 16.500 bolsones de hortalizas frescas, sanas y de estación.
“Este canal alternativo de venta fomenta el consumo responsable y beneficia a los productores de verduras que usan menos agroquímicos”, explicó un artículo publicado por Sobre la Tierra, el órgano de divulgación científica de esta casa de estudios.
La iniciativa, lejos de poner el foco en los consumidores de esas verduras, coloca el acento en los productores que participan.
“Algunos de los problemas que afectan a las familias horticultoras del periurbano se relacionan con la baja rentabilidad que obtienen de la larga cadena de comercialización y con el uso de agroquímicos en las fincas, cuyo manejo inadecuado puede perjudicar al ambiente y a la salud de productores y consumidores.
En este marco, el proyecto Bolsón Soberano, de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CaLiSA) de la FAUBA, por medio de la venta de bolsones de verdura a precios justos, reduce la cantidad de eslabones entre campo y hogares, y allana el camino de los horticultores hacia la agroecología. Ya comercializaron más de 100 toneladas de alimento sano, fresco y de estación”, destacaron desde la universidad pública.
“El proyecto vende bolsones que contienen siete u ocho kilos de diferentes verduras producidas por la Asociación de Productores 1610, de Florencia Varela. Ellos están cambiando su producción hacia la agroecología. Es decir que sus manejos agrícolas se basan cada vez más en rotaciones, policultivos, abonos orgánicos y bioinsumos de elaboración propia. Todo esto les permite reducir la cantidad y el volumen de agroquímicos que usan”, resaltó Juan Cruz Demicheli integrante del proyecto coordinada por el profesor Carlos Carballo, de la CaLiSA.
Demicheli destacó que en los tres años que llevan en actividad entregaron más de 16.500 bolsones de verdura, que representaron más de 100 toneladas de alimento en transición agroecológica. Además, los miembros del proyecto le dan una gran importancia a comunicar las problemáticas de producción y comercialización hortícola. “Para que se pueda dar la transición agroecológica, los ciudadanos debemos conocer quiénes producen nuestros alimentos, cómo lo hacen, y quiénes se llevan los mayores porcentajes del precio final. Desde nuestro rol como consumidores podemos beneficiar a los horticultores que desean producir verduras de manera sana”.
Juan Cruz explicó que actualmente el alimento pasa por muchas manos antes de llegar al consumidor: un intermediario carga las verduras en las quintas y las transporta hasta el Mercado Central, donde otro intermediario fija cuánto y cómo va a pagarle a los productores, para luego vender las hortalizas a distribuidores, mayoristas y minoristas.
En esta larga cadena, consideró que los extremos salen muy perjudicados ya que cada intermediario aumenta el precio de los alimentos sin modificar las condiciones de la verdura. La CAME afirma que en marzo de 2019, el precio final promedio de algunos productos agrícolas —acelga, berenjena, brócoli, calabaza, lechuga, pimiento, repollo, zapallito, tomate— en góndola fue un 320% mayor al que recibieron los productores.
De acuerdo con esto, Demicheli indicó que el precio de los bolsones se decide en asambleas trimestrales en las que intervienen horticultores, consumidores, grupos de comercializadores solidarios e instituciones como la FAUBA. En estos encuentros, los productores proponen un precio a partir de sus costos y necesidades productivas, mientras que los otros participantes describen el trabajo que realizan y cómo variaron sus respectivos costos. De este intercambio resulta el precio final del bolsón y el porcentaje que cada actor recibe por los próximos meses. Un 40% se reparte entre los costos del flete y la remuneración del proyecto.
Vía: Bichosdecampo
Seguir leyendo