Desafiando la frontera, desde Clorinda suena un Clarín de oportunidades para el Brangus Colorado
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Laura de Hertelendy, una cabañera apasionada por su trabajo, selecciona personalmente los mejores exponentes que serán el futuro de la raza Brangus Colorado en una región repleta de desafíos: el extremo norte formoseño.
Los Brangus Colorados de la estancia “Clarin”, en Clorinda, Formosa, tienen historia. Su producción lleva más de medio siglo aportando genética de calidad a las regiones con más limitaciones productivas del país, pero con buenos potenciales para la ganadería.
Costeando el río Paraguay, sobre la Ruta 11, este histórico establecimiento rural, propiedad de los Hertelendy, es referente en cría y selección de una de las razas de mejor aptitud carnicera del mercado.
“Hace más de 50 años, junto a mi esposo, comenzamos un proyecto de ganadería de cría con animales muy seleccionados que se adaptan exitosamente a nuestra zona y en la actualidad somos referentes en la provisión de reproductores de Brangus Colorado en la región”, cuenta a Infocampo la productora y cabañera Laura de Hertelendy, quien junto a sus hijos se puso al hombro una actividad que le demanda sacrificio, pero también recompensas.
A pesar de que en la zona la mayor parte del recurso forrajero está constituido por campos naturales, hace muchos años se implantaron estratégicamente pasturas tropicales -su esposo era un especialista en esta área-, luego de años de producción arrocera.
“Tenemos en producción unas tres mil vacas, todas Brangus coloradas, la mayoría inscriptas, que hemos desarrollado con genética in situ. Particularmente me dedico a seleccionar los mejores ejemplares y entiendo que ahí está en gran parte el éxito de nuestro emprendimiento”, cuenta convencida Laura, quien es Licenciada en Publicidad, un estudio que “aunque parezca extraño, me ha servido mucho en múltiples actividades que fui desarrollando”.
PASIÓN POR EL BRANGUS COLORADO
La entrevistada dice que el Brangus Colorado de Cabaña Clarín es un animal súper adaptado a las condiciones geográficas y ambientales del NOA y NEA, lo que le permite comercializar unos 150 toros al año de manera directa o en varios remates que anualmente realizan junto a varias cabañas asociadas.
“Nuestra actividad principal es la cría, pero también nos dedicamos a la venta de genética seleccionada de nuestra cabaña Brangus. Además, aprovechamos una extensión muy grande que tenemos sobre el río Paraguay, en lotes que son inundables, donde hacemos cría de búfalos”, relató.
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Uno de los aspectos interesantes que Clarín implementó en el manejo de la hacienda que pasa al destete es la denominada “escuelita”, proceso que no dura más de 15 días y cuyo objetivo es que los animales sean mansos, conozcan el alambrado eléctrico y coman pasto y ración en bateas, para adaptarlos de esta manera a diversos sitios productivos.
“Los primeros 4 o 5 días, los terneros permanecen en el corral cuando sus madres vuelven a su potrero. Después pasan a un potrerito con pasto reservado, sin ración, y rotan una semana más en pequeños potreros para aprender el cambio de parcela, acceso al agua, etcétera. Todo esto lo hacemos en lotes de aproximadamente 300 animales”, dice la experimentada productora.
También les ha dado buenos resultados el manejo del servicio con tactos de anestro y destetes temporarios.
BRANGUS DE CICLO COMPLETO
Aparte del planteo de cría en Formosa, el sistema de producción se completa con la invernada que la familia hace en un campo de su propiedad en Intendente Alvear, provincia de La Pampa. Allí, los terneros producidos en el norte son terminados en un feedlot como novillos, con un peso de unos 380 kilos, para ser vendidos a consumo.
“La producción en cría es a campo; se trasladan al feedlot en febrero – marzo al destete, de 6/7 meses, y salen gordos a los 12/14 meses de edad. En septiembre se traslada la cría del servicio de otoño”, resaltó.
Asimismo, sostienen que el gran costo que enfrentan con esta metodología es la logística. “Siempre el flete fue un escollo a la hora de analizar el margen que nos deja terminar el animal en La Pampa. Sin embargo, es una gran oportunidad de sacar animales terminados y cerrar el ciclo”, explicó la entrevistada.
En La Pampa, la familia también hace agricultura en dos campos que les permite diversificar la actividad, cosa que no pueden hacer en Formosa.
“En algún momento intentamos hacer agricultura en Clorinda, pero las dificultades son grandes y las actuales condiciones del negocio impiden la producción en zonas marginales. Tenemos la convicción de que, si llega el día en que quiten las retenciones, se producirá el corrimiento de la frontera agrícola, que favorecería al productor y al país“, subrayó.
Tres generaciones en Estancia Clarín.
La producción de granos en La Pampa se destina en parte a la elaboración de alimento para el engorde de sus animales en el corral. La posibilidad de producir gran parte del alimento y trabajar con animales propios, de buena conversión, sanidad y manejo conocido, ayuda a lograr excelentes resultados.
SELECCIONAR CALIDAD
Según la vocera, el alma de su cabaña es haber logrado un animal adaptado a la zona. “Son animales de gran rusticidad que a su vez logran aceptación en el consumo por su excelente calidad carnicera”, explica.
La selección en el campo la realiza Laura de manera minuciosa, basada en el conocimiento adquirido en los casi 50 años de trabajo junto a la actividad.
“El tiempo y la dedicación son el punto de inflexión que potencia la actividad ganadera. Paso muchas horas junto a los animales, seleccionando personalmente a cada hembra que ingresa al servicio. Eso es el gran secreto del éxito, acompañado por control de resultados”, advierte.
Clarin es muy rigurosa en los controles de fertilidad y sanidad, razón por la cual es una cabaña reconocida en Formosa y la región. “Buscamos animales que sean productivos y les generen beneficios a los productores. No nos quita el sueño ganar en Palermo o en alguna otra exposición; nuestro objetivo es fabricar un reproductor que le brinde a los criadores las herramientas que están buscando, siempre basado en datos”, indicó convencida.
El asesoramiento veterinario, desde hace muchos años del doctor Guillermo Cabarcos, es un factor importante que potencia el planteo de Laura en tierras formoseñas.
PRODUCIR EN LA FRONTERA
La titular de “Clarín” cuenta que no es fácil el sistema de cría a la vera del río Paraguay. A lo largo de su historia, sufrió el robo y faena de animales en una zona compleja, donde el productor está bastante solo.
Más allá del robo por rutas o vecindarios, el establecimiento sufre periódicamente el abigeato de frontera.
“Estos delitos los sufrimos todos los productores que tenemos campo en la ribera y no hay quien lo controle. Justamente la gendarmería y la prefectura que lo deberían hacer están ofreciendo seguridad en otros sectores”, se quejó la entrevistada.
Respecto a lo planteado, recuerda que en el año 2014, por esa vía, le robaron en un año 180 animales. “Luego, con el cambio de gobierno, pusieron un puesto de vigilancia de prefectura que permitió bajar los ilícitos; hoy ese puesto no existe más y la costa es tierra de nadie”, denunció.
A raíz de eso, contó que ante la ausencia del Estado, son los propios productores quienes defienden sus bienes y hacen presencia territorial. “Nos preocupa la ausencia de las fuerzas federales que deberían cuidar la frontera. No olvidemos que la permeabilidad de fronteras permite ese flagelo y otros como el narcotráfico. Ingresan furtivamente al país, invaden la propiedad privada, matan animales y los carnean para volver a cruzar”, se quejó.
No obstante y a pesar de todas esas vicisitudes, Laura opina que la Argentina tiene por delante un futuro promisorio. “Como el común de la gente de nuestro campo, apostamos a un futuro mejor, esperanzados en una nueva etapa del país”, concluyó.
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